Cómo dirigir un centro educativo con inteligencia emocional

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
5 Lectura mínima

Sabemos que sin emociones no hay aprendizaje, pero ¿qué papel tiene las emociones en el liderazgo educativo?

Aunque el concepto de inteligencia emocional comenzó a explorar la década de 1990, como Peter Solesi y Daniel Goleman, su aplicación en el campo educativo ha ganado fuerza en la última década. Lo que parecía antes “suave” o accesorios, hoy se descubrió como una base para las comunidades líderes de salud y escolar.

En un entorno escolar cada vez más complejo, el liderazgo pedagógico no puede limitarse a la gestión técnica. Necesita emoción, humanidad y conciencia. Pero, ¿cómo podemos usar la inteligencia emocional para el liderazgo educativo?

Gestionar las emociones para generar confianza

El líder educativo no solo organiza los horarios y toma decisiones: es el principal regulador del clima emocional del centro. Su forma de actuar frente al estrés, conflictos o cambios se convierte en un modelo de todo el equipo.

El director o director, después de una inspección tensa, evita transferir su incomodidad por Cloisr y ofrece un mensaje de Serena y un plan claro, realiza una gestión emocionalmente inteligente. Su equilibrio transmite seguridad y evita una infección emocional negativa.

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De la misma manera, la coherencia emocional – sentir, decir y trabaja en la misma línea – refuerza la legitimidad del liderazgo. Cuando el equipo experimenta que su líder es auténtico y sereno, la confianza aumenta.

El control emocional no es un resfriado, se debe. La buena gestión emocional evita el uso profesional, ambos equipos.

Identificar qué emociones ayudan … y quién bloquea

No hay emociones buenas o malas, pero hay emociones que, si no se manejan correctamente, pueden interferir con el liderazgo.

¿Qué emociones fortalecen el papel de los líderes? Empatía, que nos permite comprender, conectar y responder a la humanidad. Entusiasmo, para difundir la energía y promueve la motivación del equipo. Y gratitud, para fortalecer las relaciones y el reconocimiento mutuo.

Por el contrario, el miedo no gestionado bloquea la iniciativa y paraliza la toma de decisiones. También pueden hacerse cargo de un obstáculo, una ira inusual, que exacerba el clima y la autoridad y la frustración constante, lo que crea una gestión negativa y reactiva.

La clave no es evitar sentirse, sino tomar conciencia de las emociones, comprender su razón y dirigirla correctamente. Todas las emociones son válidas: algo importante es cómo regulan y expresan.

Herramientas prácticas para guiar con inteligencia emocional

La inteligencia emocional no es una habilidad mística. Aprender, entrenar y crecer. Tres fases que nos permiten saber, regular y expresar emociones consciente y eficientemente. Estas serían algunas herramientas disponibles para cualquier líder educativo:

Para una mejor confianza en sí mismo, podemos llevar “periódicos emocionales” en los que escribe emociones en situaciones clave le permite identificar formularios. También podemos solicitar comentarios o comentarios 360º: Pregunte al equipo cómo experimentar su estilo de liderazgo e impacto emocional que genera en otros. Finalmente, ejercicio de supervisión reflexiva, hablando con un mentor o colega confiable para analizar experiencias emocionales severas.

Para regular mejor nuestras emociones, algunas de las estrategias son: una ruptura consciente (respirar tres veces antes de responder o contar a diez nos permite pensar con claridad); Haga ejercicios de respiración y relajación, útiles para reducir la activación fisiológica.

Finalmente, podemos recurrir a la “reforma cognitiva”: cambiar “Este es un ataque” porque “puede necesitar una necesidad”.

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Con respecto a la mejora de nuestra capacidad de expresar emociones, es importante trabajar asertividad y expresar lo que parece no atacar o apagar. Podemos organizar círculos de diálogo emocional con Cloisr, reuniones en las que hablamos de emociones, sin una jerarquía o juicio. Esto es necesario escuchar realmente, respetar el cambio de palabra, no interrumpir, no emitir juicios y garantizar la confidencialidad.

En resumen, el líder emocionalmente inteligente no suprime, regula. La escuela líder de la escuela no solo dirige: el mantenimiento emocional del aprendizaje comunitario, aprende, es incorrecto y creciente. El liderazgo pedagógico necesita fuerte, pero también empatía. Necesita una estrategia, pero también sensibilidad.

Porque en la escuela, como en la vida, no lleva la mayoría de los pedidos, sino quién se conecta mejor.


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