Algunas bases pueden ser el tesoro de otros

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Actualmente, la compañía enfrenta grandes desafíos demográficos y ambientales. Los dos tienen que ver con la alimentación de la creciente población y con una generación de grandes cantidades de desechos a lo largo de la cadena de comida agrícola, por la circuncisión o los restos de cultivos para los desperdicios de alimentos en los hogares.

El informe del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas en 2024. Años, la población mundial continuará creciendo en los próximos 50 o 60 años de mediano -2080, en comparación con 88 millones de 2024. años, y este crecimiento de la población aumenta la demanda mundial de alimentos.

Seguridad alimentaria: ¿Solo una cuestión de cantidad?

Ahora, la seguridad alimentaria no es solo una cuestión de alimentos, sino también la calidad y seguridad de la nutrición. No es suficiente para sofocar tu estómago. Debe comer una dosis adecuada de vitaminas, proteínas, azúcar, grasas y elementos minerales esenciales para el desarrollo y el funcionamiento adecuados del organismo, evitando sustancias nocivas que pueden contaminar los alimentos.

Es, en los alimentos, dos aspectos clave con respecto a la seguridad alimentaria que los angloplantes califican como seguridad alimentaria y seguridad alimentaria, lo que puede ser más vulnerable si es posible en el contexto del cambio climático. Y todo eso, al final, en los alimentos en la base de alimentos para alimentos, es decir, los de las plantas. Es por eso que la salud herbal es tan importante.

Aplicación de pesticidas en la agricultura

Tome la producción de Rhizobium Radiobacter en tomate. Nieves Goicoechea, CC BI-SA

Las plantas enfermas son menos productivas y lo que producen es peor calidad. En un intento por evitar la pérdida de cultivos como resultado de infecciones bacterianas o fúngicas, plagas de insectos o malezas que compiten por recursos ambientales, los cultivos tradicionalmente tratan múltiples productos químicos. Pero, además, aparte de la contaminación del suelo y el agua subterránea, reducen la polinización de los insectos y el daño a la capa de ozono, pueden dejar residuos en verduras y frutas que consumimos.

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Algunos lectores pueden pensar: “Afortunadamente, siempre lavo vegetales y frutas antes de conseguirlo”. Y sí, esto es necesario, pero eso no es suficiente. Con el lavado, eliminamos los restos compilando la superficie, pero no el desperdicio de los productos químicos que se absorben y acumulan en sus cuerpos cuando se aplicaron pesticidas sistémicos.

Pesticidas, sobre el deporte de la Comisión Europea

Por lo tanto, la Unión Europea (UE) es restrictiva con la aprobación y aplicación de pesticidas en la agricultura. Dentro de la estrategia de la granja a la mesa, uno de los pilares centrales del pacto verde, la Comisión Europea ha establecido el objetivo de reducir el uso de pesticidas químicos y peligrosos hasta 2030. Años. Y eso nos obliga a buscar alternativas en el uso de estos productos químicos.

Por otro lado, se generan más de 59 millones de toneladas de desperdicio de alimentos en la UE, aproximadamente 132 kg per cápita, con un valor de mercado estimado en 132 mil millones de euros. De los desechos totales, los derivados de frutas y verduras representan aproximadamente el 16%.

Afortunadamente, los desechos herbales generados en el campo, en ciertas industrias, en las áreas de restauración o en los hogares, pueden considerarse un tesoro pequeño, ya que contienen compuestos bioactivos con posibles efectos antimicrobianos, insectos o inhibidores para el desarrollo del desarrollo de la raíz.

El problema se ha convertido en una solución

Este es el enfoque del proyecto Revesagra que tiene lugar en la Universidad de Navarra. Su objetivo es verificar si los diferentes residuos de origen de la planta son efectivos como agentes antimicrobianos.

Además, está destinado a elevar la población a través de su participación en una recolección selectiva de desechos.

Hay precedentes que apoyan los desechos antibacterianos y antifúngicos en relación con los agentes infecciosos que causan enfermedades en una amplia gama de plantas.

Los resultados preliminares son esperanza, aunque aún necesitamos continuar la investigación y, si es necesario, los protocolos actuales de recolección de residuos orgánicos deben revisarse para que sean más selectivos, controlados y estandarizados. Y todo esto no es solo un desafío técnico, sino también la conciencia de los ciudadanos, de modo que la educación ambiental adquiere importancia de capital.


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