Ansioso y sin control de su tiempo: estos son muchos estudiantes hipercononciliados

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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“Estoy perdiendo mucho tiempo desde mi vida por ver Ticktok o leer noticias en Twitter”; “Cada vez que se usa mi tiempo aumenta e implica una pérdida de tiempo que podría dedicar o aprovechar mejor la ventaja en otras cosas”; “Creo que grandes ideas requieren una gran concentración y consultadas con móvil compulsivo evitando que encuentre esos espacios extendidos”; “La conexión constante no solo afecta mi productividad, sino que me alejó de las actividades cotidianas como caminar o juegos nocturnos”.

Dos de los diez estudiantes universitarios son conscientes y lamentan que su tiempo desaparezca en el ciberespacio. Por lo tanto, nos dijeron sus palabras, en nuestra última investigación 522 estudiantes de universidades españolas, con una edad promedio de 27 años. Hablamos con ellos sobre los efectos negativos que experimentan una conexión constante a Internet en su día hasta la fecha: Phoma), socializando (ignorando o ignorando a una persona que nos ha encontrado físicamente para ver teléfono celular) y “nomofobia” (la imposibilidad de estar sin dispositivos móviles).

Como un medicamento, sin ser

Aunque no se defiende toda la comunidad científica como una dependencia de Internet, entre el 5 y el 15% de los estudiantes que discutimos que han reclamado “cobardes”, “dependiendo” o reconocen “adicción” a estos dispositivos.

Es algo que busca, el resultado de patrones y comportamientos que no sienten control. No quieren “depender tanto de ellos en el día” y expresarlos para sentir “ansiedad” si no los tienen a mano. “Es como si fuera una droga, la gente pierde una identidad real para convertirse en esclavos con sus propios dispositivos”.

¿Qué les pasa a mis datos?

En el mundo donde somos cada vez más aspectos de nuestra vida en línea, la seguridad y la privacidad de nuestros datos personales también aparecen como otra preocupación repetitiva en los jóvenes. En este sentido, el 14% de las universidades temen que sus “datos personales se filtren y distribuyan sin mi consentimiento” o que “alguien pueda tener acceso a información privada sobre mí, como conversaciones y fotos”.

No es sorprendente que las voces entre estas generaciones indiquen su preferencia por la vida en el mundo sin Internet.

Perder algo o ser ignorado

Para comprender por qué los dispositivos electrónicos están conectados a Internet se convierten en una parte central, y también problemática, nuestras vidas, es importante tener claro tres conceptos que se conectan: FooMo, Nomofobia y Phubbing.

Se llama Foyo (del temor inglés que desapareció, teme la ansiedad, en un grado menor o mayor, que aparece en las redes sociales que otras personas, como amigos o conocidos disfrutan de que no tenemos experiencias recompensadas. También puede ser un imperativo y constante necesidad de revisar el dispositivo para no perder detalles de lo que sucede en redes sociales o en las aplicaciones para los mensajes instantáneos como lo que ha entendido como un espiral.

Por su parte, un nomofóbico, que se define como un temor intenso e irracional de que está lejos del teléfono inteligente, sin cobertura o datos, asociado con un alto nivel de estrés y ansiedad, así como resultados más bajos en el rendimiento académico.

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Phubbing es ignorar o no estar en desacuerdo a las personas que están presentes en la conversación para usar un teléfono móvil. Aunque, y priori, puede parecer un comportamiento inofensivo y normalizado, es capaz de debilitar la relación entre los sujetos, generando una falta de importancia, desprecio o desinterés que lo recibe.

Entonces, en nuestra investigación, descubrimos que son estudiantes que tienen un mayor nivel de FOMO y nomofobia. Además, informan que practicar Phubbing (o víctima) aumenta FooMo. Parece ser lógico, porque creemos que los interlocutores nos ignoran para el uso del dispositivo pueden despertar nuestra necesidad de estar conectados o ser conscientes de lo que ven, bien para regular nuestro estado emocional.

Digitalmente bueno, en todas las edades

Los resultados de nuestros estudios muestran que los riesgos de Internet no comprenden edades o fases educativas; Es decir, no solo los menores tienen problemas con el uso equilibrado.

Parece necesario promover la conciencia de acumulación del impacto potencial de que el uso del dispositivo llevó nuestra salud (física y mentalmente) y en nuestra educación, que invitan a la población a considerar su consumo y recuperar el control de su tiempo.

Este tipo de capacitación debe comenzar en una relación saludable con la tecnología en pleno desarrollo: las herramientas tecnológicas, la identificación de personas inapropiadas (escuchando activamente, presencia en conversaciones), sin olvidar la conciencia de la privacidad y la seguridad en línea, deben tratarse y enseñarse desde la infancia.


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