“Juega con responsabilidad. Sin juegos sin juego”. Este lema se extrae de una de las muchas plataformas deportivas con apuestas. La carga de esta responsabilidad recae en un individuo, pero la neurociencia y el estudio de los mecanismos cerebrales asociados con el IEST patológico revelan una realidad diferente. El tema puede hacer un poco antes de la avalancha de estímulos publicitarios que explotan sus sesgos cognitivos y su química cerebral. Incluso las campañas institucionales “juegan” contra ellos.
El juego problemático, catalogado como una dependencia conductual en el quinto número del manual de diagnóstico y estadístico (DSM-5, ha dejado de ser un fenómeno marginal para preocuparse por la salud pública, especialmente por su expansión en el entorno digital.
Este trastorno tiene un efecto devastador en la salud, las relaciones personales, el empleo y las finanzas, con consecuencias que incluso pueden conducir a la bancarrota. Al mismo tiempo, invertir en la publicidad del juego aumentó significativamente. Según los últimos datos disponibles, aumentó en un 48% durante 2018. Años en España, llegando a 328 millones de euros. Esta situación incluyó alarmas.
Un problema de publicidad y problema de explosión
Según el informe anual 2024. Años en las apuestas de la red de la Dirección General de Planificación del Juego, España agrega casi dos millones de jugadores activos, 21.71% más de 2023. Años.
Las apuestas en línea rangan 1 454.59 millones de euros (juego neto o GGR, por su acrónimo en inglés), mientras que la implementación del consumo de marketing de este subsector aumentó a 526.30 millones de euros al año, 30.36% más que en 2023. años.
Aunque durante décadas, las investigaciones intentaron establecer una relación entre los enjuiciamientos y los juegos problemáticos sin concluir resultados, estudios recientes comienzan a iluminarse sobre esta posible conexión.
Además, los anuncios afectan las actitudes hacia el juego, especialmente aquellas basadas en el sesgo cognitivo, que ofrecen trabajos gratuitos o bienvenidos. Alrededor de la mitad de los jugadores patológicos encuestados afirman que la publicidad era un desencadenante importante en su comportamiento en el juego.
¿Cuáles son los mecanismos cerebrales de esta relación?
El mecanismo que explicaría este impacto está en el cerebro. Los estudios de neuroimagen revelan que la exposición a las señales relacionadas con el juego son áreas activas de órgano diferentes. Estas activaciones se notan en tres sistemas clave: premio, aprendizaje / memoria y funciones ejecutivas.
El sistema de recompensas incluye estructuras como el núcleo de Acumbeni, el cuerpo estriado y la corteza orbitotral, que están involucradas en la anticipación de los estímulos y la toma de decisiones gratificantes. La activación de estas áreas antes de la EA se asocia con el aumento del deseo subjetivo de jugar y respuestas fisiológicas, como un aumento de la frecuencia cardíaca, que puede deteriorar el riesgo de reabrir en el juego.
Por otro lado, el sistema de aprendizaje y memoria, en el que Hipocampo y Amigdal, intervienen, procesan emocionalmente los estímulos y refuerzan las asociaciones aprendidas. En los jugadores patológicos, se observó una reducción en la materia gris en las amígdalas, lo que podría explicar la menor capacidad para evaluar el riesgo y las ganancias racionalmente. Estos déficits interfieren con la abstinencia, favorecen los beneficios y el comportamiento en el extranjero en el juego.
El tercer sistema se incluye en la función ejecutiva, que incluye la corteza prefrontal y las cabañas delanteras. Estas áreas, responsables de la gestión inhibitoria y la toma de decisiones racionales, representan la exclusión funcional con las regiones gratificantes en los jugadores problemáticos. Esta disfunción explica las dificultades para resistir los impulsos y controla el deseo inducido por los estímulos publicitarios, facilitando la recaída y la pérdida de control.
Lo más preocupante es que estas formas de activación cerebral coincidan con las observadas dependiendo de sustancias como alcohol, nicotina o cocaína. Este hecho mejora la clasificación del juego como una dependencia conductual y sugiere que puede resolverse con tratamientos similares.
Menos “juego responsable” y más regulación de la publicidad
A pesar de la gravedad del problema, los mensajes institucionales se centraron en el “juego responsable”, se demostró que eran ineficientes, cuando no son directamente contraproducentes. Varios estudios muestran que pueden aumentar el deseo de jugar entre los afectados, no ser creíbles o adecuados. En lugar de puramente responsable de un individuo, se propone promover la “publicidad responsable”, lo que reduce la exposición a estímulos nocivos, especialmente entre las personas en peligro de extinción.
En conclusión, Neurosing Evidence confirma que las afirmaciones publicitarias pueden activar los sistemas de ceriquesos que están involucrados en el deseo, el aprendizaje y la autocuración, lo que aumenta las posibilidades de desarrollar o mantener la dependencia del juego.
Esto plantea un desafío de emergencia: campañas para la prevención del diseño y las regulaciones de publicidad basadas en la ciencia. La investigación futura debería profundizar los mecanismos cerebrales, utilizando técnicas avanzadas como el análisis de conexión cerebral para calcular las estrategias de intervención.
Mientras tanto, la discusión ya no es si la publicidad afecta un juego problemático, sino cuánto hace y cómo podemos reducir ese impacto. La evidencia necesita medidas claras y eficientes: regular los juegos de publicidad desde la perspectiva de la salud pública y proteger a aquellos que tienen un mayor riesgo.
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