Boom Motorcycle en Karakas: ¿Solución o síntoma de crisis de movilidad urbana?

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Las ciudades no dejan de levantarse. Según el Banco Mundial (2023), más del 50% de la población mundial vive en áreas urbanas y se estima que aumenta en 2045. Este porcentaje aumentará en 1,5 veces. Este proceso de urbanización crea oportunidades, pero también enormes desafíos, como la presión sobre los servicios básicos y la necesidad urgente de un transporte eficiente, seguro y accesible.

En muchas ciudades de América Latina, la propagación del estacionamiento es promovida por el crecimiento de los ingresos per cápita, el acceso a políticas fiscales y fiscales flexibles. Sin embargo, en contextos de crisis, como el venezolano, el aumento de ciertos modos de transporte reacciona a razones muy diferentes: falta de opciones seguras y funcionales en el sistema público.

Entre estas opciones, enfatiza la motocicleta, cuyo uso ha disparado en los últimos años. Para muchos Caracas, la motocicleta no es solo una alternativa práctica, sino que la única opción de movilidad real ya es.

Motocicletas: más que la moda

Caracas es el crecimiento de motocicletas visibles para cualquier usuario regular de carreteras urbanas. Esta percepción ya ha sido advertida entre 2007 y 2014. Años por Venezuela Tráfico e Ingeniería de la Carretera y documentado en 2015. Años por Andean Development Corporation. En 2015, los estudios sobre el uso de motocicletas en América Latina, que la misma entidad indicó que entre 2007 y 2013. Hubo un crecimiento del 448% en la venta de motocicletas en Venezuela. En enero de 2013. 245,000 motociclistas en el país estaban registrados en el país.

El fenómeno no se ha detenido

Según la asociación de industriales, fabricantes y motocicletas, en 2022, alrededor de 150,000 unidades reunidas, un dígito se duplicó en 2023. años, más de 280,000.

Para 2024. La placa está planificada: más de 950,000 motocicletas están montadas en un año, lo cual es un aumento del 234% en comparación con el anterior.

Según el Instituto Nacional de Tierras de Transporte (INTT), durante el primer trimestre de este año 2025. El estacionamiento automotriz ha contado en más de un millón de unidades.

Detrás de este auge hay varias razones: una motocicleta le permite superar el colapso del transporte público, es accesible y, cada vez más, es una herramienta de trabajo irremplazable en sectores, como entrega o entregas de viviendas, taxis de motocicletas o servicios técnicos.

Se estima que al menos la mitad de las nuevas motocicletas se usan para fines laborales, la consolidación de un modelo de movilidad funcional que ha crecido a partir de la planificación urbana.

Alta agilidad de los costos

Este crecimiento, sin embargo, implica riesgos obvios. La motocicleta es ágil, sí, pero también peligrosa en contextos sin infraestructura, regulación o educación adecuadas en el camino.

En marzo de 2025, la angustia del campo en marzo de 2025. Años de 144 muertes en accidentes de tráfico recientemente registrados, el 64% eran conductores de motocicletas o pasajeros. La Organización Mundial de la Salud ha advertido repetidamente que los motociclistas son un grupo especialmente vulnerable, con una gran probabilidad de lesiones graves o fatales.

Las causas van desde carreteras pobres e inspecciones bajas hasta capacitación insuficiente del conductor y el retraso de las políticas públicas dirigidas a este tipo de vehículo. Esto se agregó la falta de datos oficiales actualizados, que interfieren con la planificación y la respuesta institucional.

Crisis social de dos ruedas

Además del tema de la movilidad, el fenómeno revela una profunda crisis social. Las motocicletas se han convertido en un símbolo de informalidad laboral, buscan la elección cotidiana y las desigualdades urbanas. Su uso de la masa enfatiza que la población tuvo que adaptarse a la falta de un transporte público decente y cómo el enfoque de movilidad ha dejado de garantizarse.

La solución improvisada que es una motocicleta también tiene impactos diferenciados: las mujeres y las personas con discapacidades enfrentan ciertos obstáculos en el uso seguro de estos medios, lo que abre la discusión requerida sobre el acceso al género y la inclusión.

Mientras tanto, muchas marcas de motociclistas comenzaron a ofrecer modelos centrados en las mujeres, con diseños brillantes y estilizados, así como versiones adaptadas a personas con movilidad reducida. Aunque esto parece positiva, la respuesta del mercado sigue siendo que merece políticas públicas de inclusión.

¿Y ahora que?

Las motocicletas llegaron a quedarse. La velocidad y los nuevos tiempos no confirmantes los han llevado a verlos como la forma más rápida, económica y más común de congestión para resolver la distribución de bienes y acceso a los servicios. Por lo tanto, el debate no debe centrarse en su eliminación, sino también en cómo integrarlos de manera segura y sostenible en la movilidad de la ciudad.

Es urgente actualizar la legislación, mejorar la infraestructura con espacios seguros de motocicletas, fortalecer la educación en el camino y crear incentivos para el uso responsable. También se necesita una política pública que reconoce la motocicleta como una forma de transporte y trabajo y la integra en planes de movilidad coherentes.

Si bien Caracas continúa progresando hacia la transformación urbana sin planificación inclusiva, la motocicleta seguirá siendo otro síntoma de crisis, pero también un signo de resistencia ciudadana ante el sistema que no reacciona a sus necesidades.


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