Santiago, RD.- Un sombrío número de accidentes de motocicleta recientes ha proyectado una larga sombra sobre las provincias dominicanas de La Altagracia y Santiago, convirtiendo viajes de rutina y actividades de ocio peligrosas en eventos fatales. Durante la segunda mitad de 2025, estas regiones experimentaron un aumento alarmante de accidentes de motocicleta, dejando un rastro de muertes y heridos graves. La enorme escala y brutalidad de los accidentes pone de relieve una profunda crisis en la seguridad vial, donde la utilidad intrínseca del scooter se ve constantemente eclipsada por los riesgos extremos que corren los conductores.
El costo humano de esta crisis es palpable en los detalles de los últimos incidentes, y la mayoría de estos accidentes entre motocicletas y entre un solo vehículo son directamente atribuibles a la conducción imprudente, la práctica generalizada y peligrosa de las carreras callejeras ilegales y un descarado desprecio por los protocolos básicos de seguridad.
Como informó Diario Libre, apenas este 3 de noviembre, un choque nocturno entre dos motocicletas en La Otra Banda (La Altagracia) cobró la vida de Felipe José Wade Salas y dejó hospitalizado a John Manuel Jiménez, de 21 años, con heridas y traumatismo craneoencefálico leve. El centro turístico de Hygeia ya se vio sacudido por la muerte el 27 de junio de Eduardo Antonio Lorenzo de los Santos, de 50 años, que circulaba sin casco cuando su Suzuki AX100 chocó contra otra moto cuyo conductor huyó del lugar.
El problema, sin embargo, no se limita a accidentes aislados; está alimentado por una cultura peligrosa, especialmente la proliferación de carreras callejeras ilegales. Santiago ha experimentado su parte de angustia que proviene de estas competencias desacertadas. En octubre, José David Montilla, de 16 años, murió cuando su motocicleta a exceso de velocidad chocó contra una barandilla en la autopista Joaquín Balaguer. Su muerte se hace eco de la tragedia de mayo en Navarrete, donde dos jóvenes, Luis Ángel Rodríguez Ramírez (24) y Yoandri Francisco (16), fueron asesinados durante otra carrera callejera clandestina.
Quizás la mejor manera de cuantificar la gravedad de la situación sean las cifras oficiales. El titular de la Autoridad de Seguridad Vial (Digessett) informó anteriormente que La Altagracia, más precisamente Higüey, ocupa el primer lugar a nivel nacional por número de víctimas mortales de tránsito en 2024. Sorprendentemente, ese año murieron en la provincia 3.144 personas, un promedio de ocho muertes por día, la mayoría asociadas a motociclistas sin casco. Estas cifras alarmantes confirman que el descuido del equipo de protección personal, junto con la conducción de alto riesgo y las carreras ilegales, es el principal catalizador de esta interminable avalancha de muertes.
Mientras las autoridades continúan investigando las circunstancias que rodearon estos desgarradores eventos, la necesidad urgente de un mayor control del tráfico, una aplicación más estricta contra las carreras ilegales y un compromiso nacional con el uso del casco nunca ha sido más clara. Para las comunidades de La Altagracia y Santiago, el costo de la inacción es simplemente demasiado alto.
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