Alejandro vendía Chicarrón porque tenía nueve años. Raúl Asencio
La Carretera Santo Domingo – Huan Pablo Duarte conecta la ciudad de Santo Domingo con la provincia de San Fernando de Monte Cristi, atraviesa seis provincias en el camino y casi inconscientemente habla historias a lo largo del camino.
Independientemente de estas zonas de destino, es inevitable notar que diferentes vendedores invocan una ruta para mostrar sus productos y atraer la mayor cantidad de clientes con sus productos típicos de la región.
Tal es el caso de Alejandro, el joven de 27 años que vende chicharrón, alimento elaborado con grasa de cerdo, en un conocido puesto de Lechoner en la carretera.
Alejandro dijo que se involucraba en el trabajo porque era joven y ahora tiene más de 15 años de experiencia.
“Tenía nueve años cuando comencé a ayudar a pasar las placas, y luego me enteré de las cuerdas y comencé a cortar cerdos”, explicó que el trabajo suele ser laboral y rara vez se trabaja.
Para Ariel, vender cangrejos azules, conocidos como Jaibas, fue una habilidad que le enseñó su padre, quien lo conoció en el trabajo cuando era joven. Como calle de proveedores, se desplaza cerca de los cerros de Maibo para facilitar la adquisición de cangrejos, al igual que otros vendedores.

Ariel estuvo vendiendo Jaibas por más de 21 años. Raúl Asencio

Toallas a la venta en la carretera principal de República Dominicana, Raúl Asencio
Con su personalidad carismática y alegre, consigue atraer al mayor número de clientes desde primera hora de la mañana hasta última hora de la tarde.
“Así que me gano la vida”, dijo, recordando por qué se dedicaba al negocio desde que era niño.
Artesanía
Desde temprana edad, Criseln Cabreja tenía segura que su pasión en la vida eran las manualidades, y disfrutaba de las conductoras horas de pintar y hacer manos en la escuela y en casa.
“Siempre me encantó la artesanía, y solía hacer pequeñas manualidades en casa o en la escuela. Una vez la niña empezó a pintar el mortero y yo fui a ayudarla”, dijo.
A medida que se sumergió más profundamente en este mundo, perfeccionó sus habilidades, mientras que su vecino no le sugirió comenzar su trabajo y ganar dinero con su arte.
La idea tuvo tanto éxito que su hermano decidió unirse a ella y formar un trabajo “Hermanos Cabreja”, quienes hoy mantienen una base de usuarios fieles gracias a sus deslumbrantes manualidades.
Rufino Hidalgo dijo algo similar a la historia. Trabajó en el oficio de la madera durante más de 20 años desde que era joven. Aunque no trabaja directamente en la ejecución, explicó que se entregaron piezas, en su mayoría utensilios de cocina, hechos a mano por las autoridades.

Rufino ayuda a hacer es un lugar de tu parte. Raúl ACENTO
Dijo que los palos de madera los busca Don Ceieth, el dueño, los ayuda y les da forma en el instrumento deseado. Barda, espátula, cajones y platos decorados son algunos de los encargos que reciben para ser elaborados a mano.
Además de la artesanía en madera, Rufino exhibió jaulas en gallinas, que también fabrican con sus propias manos, afirmando que es un trabajo muy próspero debido a la gran demanda del peruano en el país.
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