Hay más y más anuncios en accesorios de triptófano para mejorar el estado de ánimo. Es un medicamento de moda contra la creciente ola de síntomas depresivos, trastornos para dormir y ansiedad. Sin embargo, su eficiencia, a la luz de la evidencia científica, no siempre está garantizada.
¿Por qué es tan importante?
Triptophan es un aminoácido esencial para la producción de proteínas, mejorando la circulación sanguínea y un orden para dormir. Como el cuerpo no lo genera solo para sí mismo, debemos incluirlo a través del consumo de ciertos alimentos, tanto de origen animal como vegetal. Algunos de los más ricos de triptófano, Universidad de Navarra, son semillas de calabaza y sésamo, soya, chedro, carne, como pavo y pollo, pescado como atún y salmón y huevos.
En cuanto a los accesorios de triptófano, su consumo se vende sin receta, pero siempre es aconsejable consultar con el baño. Además, no se recomiendan en mujeres embarazadas, niños pequeños y personas con enfermedad renal o que toman antidepresivos.
Bioquímica Triptofan Comercio de salud
Estos productos se utilizan principalmente para la síntesis de serotonina y melatonina, dos neurotransmisores que regulan el estado de ánimo, el sueño y el apetito. Se conoce como la “hormona del bienestar”, es en todo el cuerpo, pero es la que ocurre al nivel del cerebro que tiene efectos en el estado de ánimo, mejora el humor, la concentración y el sueño.
Su materia prima principal es el triptófano, aunque solo el 5% de la cantidad se introducirá para este propósito, después de que se convierta en un 5-hidroxitapotófano. Si todo está bien, el resto de los aminoácidos consumidos se transformarán en un metabolito llamado kuinurenina, lo que convertirá el ácido kugunico a su vez, potente neuroprotector.
Por lo tanto, el triptófano contribuye a la producción de serotonina y que es utilizado por el ácido kugunico, utiliza nuestra salud emocional y neurológica. Sin embargo, la literatura científica actual no respalda su uso además de todos los casos.
Inflamación y otros obstáculos
Lo que hemos explicado anteriormente es lo que sucede en situaciones normales. Se han descubierto estudios recientes que las enfermedades como el síndrome de fatiga crónica, el consejo persistente y ciertas enfermedades neurodegenerativas o intestinales han cambiado los senderos de conversión de tripófán.
La clave puede estar en tal consumo de “inflamación de día bajo”. A diferencia de la inflamación aguda, rápida y de corta duración, el pequeño grado es crónico y se caracteriza por un alto nivel de citocinas inflamatorias que se mantienen con el tiempo. Este tipo de inflamación está asociado con enfermedades cardíacas, autoinmunes y obesidad.
Primero, en presencia de inflamación y estrés, se puede reducir el porcentaje de triptófanos que se convierten en serotonina. Y en niveles más bajos de este neurotransmitador, más síntomas, como tristeza y apatía.
En segundo lugar, la molécula IDO-1 se lanza con inflamación. En presencia de ciertas citocinas proinflamatorias (IL-6, IFN-GAMA), IDO-1 puede causar la parte de Quinouren que debería convertirse en un ácido cintario útil, se convierte en ácido quinolina, neurotóxico.
De hecho, la reciente investigación de 2023 reveló que en pacientes con un intensidad persistente, había menos que en personas sanas en pacientes con admiración persistente. Y no solo eso: también encontraron una conversión mayor en el ácido kinolínico.
Papel crucial de las microbiotes
Otra clave que indica más y más estudios es la microbiota, necesaria para transformar Tiptofan y otras sustancias en metabolitos necesarios para mantener nuestra salud. Cuando se cambió nuestra comunidad de microorganismos intestinales, se cometieron mecanismos “saludables” y podían ocurrir efectos secundarios. De hecho, preservar microbiotes saludables es básica para la salud del cerebro a través del eje de la manguera-corebro.
Se han descubierto investigaciones recientes que una microbiota desequilibrada (Disbiosis) puede contribuir al dolor y la depresión crónicos, debido a los cambios en los metabolitos obtenidos de los triptófanos. A nivel intestinal, este aminoácido también juega un papel importante en la regulación de los procesos inmunes, controlando la inflamación.
En resumen, el triptófano es un gran neuroprotector, pero “no le gustan” los contextos con mucha inflamación y cambio de microbiotes.
Cómo facilitar el triptófano
¿Y cómo disminuimos la inflamación y mejoramos la condición de nuestros microorganismos intestinales? En primer lugar, debe consultar con un profesional de la salud, especialmente si sufrimos alguna patología. Como consejo general para favorecer un estado antiinflamatorio, debemos dar prioridad al consumo de frutas, verduras y grasas saludables, como aceite de oliva virgen extra, aguacate y nueces.
También es útil para alimentos estacionales con cúrcuma, jengibre, ajo, canela u otras especias y en nuestra nutrición azul, porque es muy rico en omega-3, poderosas contrapartes naturales. Preferiblemente, decidiremos por un pez pequeño, como sardinas, anchoas o campanas.
Finalmente, mantener la hidratación adecuada, el manejo eficiente del estrés, el cuidado de la salud emocional y garantizar una buena higiene del sueño son aspectos esenciales para lograr un bien integral.
Tienes que moverte
La actividad física también juega un papel clave en la reducción de la inflamación sistémica. El ejercicio ayuda a reducir la grasa corporal, que es la grasa de vísceras una de las principales fuentes de inflamación. Además, aumenta el nivel de adiponectina, hormona con propiedades antiinflamatorias que mejoran la sensibilidad a la insulina y ayuda a mitigar la inflamación.
Publicar para moverse también puede ayudar a controlar e intervalos el ejercicio (que combina alta intensidad) tiene efectos comprobados en la reducción de la inflamación de la baja materia.
Pata termina, no debemos olvidar que el ejercicio físico regular afecta positivamente la eliminación de la liberación de las endorfinas y la reducción de los niveles de cortisol, que favorece la alimentación emocional y mental.
Paul Caro, se graduó en nutrición y nutrición en la Universidad de Zaragoz, cooperó en el desarrollo de este artículo
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