El uso de materiales plásticos en la producción y distribución de alimentos contribuyó a la mejora de la higiene en su preservación, almacenamiento o transporte, evitando la proliferación de hongos, virus y bacterias que podrían llegar a los consumidores. Sin embargo, esto dio como resultado la exposición del producto a estos materiales de polímeros derivados del aceite, cuyos efectos largos podrían ser perjudiciales para la salud.
Plastificantes
El plástico consiste en aditivos químicos que mejoran sus propiedades mecánicas y fisicoquímicas, como elasticidad, resistencia y durabilidad. La lista de estos aditivos es larga, sea los plastificantes más comunes, incluidos los ésteres organofosforados (OPA) y los ftalatos (PAE).
Ambos grupos de compuestos tienen evidencia de toxicidad en la salud larga de la salud, principalmente debido a su implicación en los posibles cambios en el metabolismo y los efectos sobre la reproducción. Por lo tanto, la tendencia creciente de los productores usa plastificaciones alternativas que, a priori, no tienen efectos nocivos.
Entre estas alternativas se encuentran, como el acetilo del impuesto de citrato (ATBC) o los adipatos, como Di-2-etylhekyl Adipato (DEHA). Sin embargo, ya hay estudios que concluyen que estos dos compuestos no son tan inofensivos.
Analizamos su presencia de alimentos
La exposición humana a estos plastificantes puede ocurrir a través de diferentes caminos, como las partículas de respiración en el aire, la ingestión de polvo o el contacto dérmico. Sin embargo, el camino principal es ingerir bebidas y comida. Pueden contaminarse debido a la presencia de plastificantes en el medio ambiente, pero también pueden contaminarse durante su producción y procesamiento, y, por supuesto, a través del tipo de embalaje.
Dado que no se considera la presencia de plastificantes en los alimentos para agregar aditivos alimentarios y, por lo tanto, no existe una legislación que regule los niveles máximos de residuos, así como otros contaminantes como pesticidas o antibióticos.
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En un estudio publicado recientemente en la revista sobre los peligros, estimamos la presencia de plastificantes en los alimentos en el mercado en España. El muestreo se basa en los datos del gasto del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentos.
Las muestras se clasifican en alimentos para niños (leche de leche, yogurt, cereales y vainas y huevos, productos de pesca, carne y verduras, carne y verduras, carne, carne, carne, carne y verduras, carne y verduras, carne y verduras, carne y vegetales. Para obtener la máxima variabilidad, la elección era al azar, diferentes marcas e instituciones.
Analizamos 109 muestras, y durante el 85% descubrimos al menos un plastificante. Los plastificantes alternativos ATBC y DEHA fueron compuestos mayoritarios. Cabe señalar que también se descubren en comida de vidrio.
Los compuestos como ATBC son adecuados para su uso en resinas de polímeros cuya función es evitar el contacto de los alimentos plegables de metal. En cuanto a DEHA, los niveles más altos se encontraron en productos dispersos, porque estaban envueltos en la lámina de película transparente.
Estos resultados muestran que la compra de alimentos en los mercados de suministros no significa necesariamente una menor exposición a los plastificantes de las compras de alimentos en cajones de plástico vacíos.
Cocinar comida es otro factor a considerar. Según el Ministerio de Agricultura, el 5.1% de la población elige usar un microondas para alimentos listos para cocinar, donde se incluyen verduras como papas o brócoli. Además, más del 10% de las preparaciones se hicieron en el horno, con una tendencia en uso de bolsas que permiten la preparación del tiempo de cocción al vapor y evitando el uso de aceites fritos.
El estudio muestra que cocinar a través de este tipo de métodos puede aumentar la exposición a los plastificantes hasta 50 veces. Aunque los niveles de contenedores de alimentos están dentro de los límites determinados por las regulaciones establecidas por la Comisión Europea, se recomienda que no cocinen alimentos en este tipo de contenedores de plástico.
Evaluación de riesgos
Los resultados obtenidos permiten la evaluación de la ingesta diaria de plastificantes a través de la nutrición. Esta evaluación se realizó para la población adulta (18 años) y para los niños, porque el menor peso corporal implica una mayor exposición, distinguiendo a los bebés menores de 12 meses y a los niños de 1 a 3 años. Además, se tuvieron en cuenta dos escenarios de exposición: “normalmente”, basado en valores medios y esa “alta exposición”, con el 5% de las muestras más dispersas.
Estales como el Directoree europeo de seguridad alimentaria (EFSA) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) asignaron valores seguros máximos de ingesta diaria para algunos de los compuestos analizados.
Si tenemos en cuenta el escenario normal, en qué caso, en ningún caso analizó las muestras de las transiciones del valor recomendado. Sin embargo, si tenemos en cuenta el alto escenario de exposición, bebés y niños, se exceden los valores seguros para dos compuestos: DEHP ftalato y EHDPP organofosfato. Para otros tres compuestos, los valores solo estarían 10 veces por debajo del umbral de riesgo; tenemos en cuenta que, por ejemplo, cuando el riesgo de valores de riesgo, por ejemplo, es el valor que es un millón de veces a continuación es cuidadoso.
Tenga en cuenta que la ingesta de alimentos es solo una de las posibles formas de exposición a estos tóxicos, lo que debemos agregar exposición a la inhalación, la ingestión de polvo y contacto dérmico. La suma de todas estas exposiciones podría conducir a dosis más altas al día y que se excedan los valores seguros para una serie de compuestos tóxicos.
Cambios en la legislación
Estos hallazgos son claros de que la exposición a los plastificantes a través de la nutrición, el factor de riesgo. Aunque las leyes están presentes, la aplicación de las normas más restrictivas es necesaria, al menos para estos compuestos cuyos ya son conocidos por los efectos nocivos.
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En España, la Ley de desechos se aprobó en 2022. El uso de ftalatos en contenedores prohibidos. Sin embargo, no sabemos si hay controles para hacerlo efectivo. Las autoridades competentes deben establecer controles en la comercialización de materiales plásticos para garantizar la falta de compuestos legales.
Además, sería importante que las directivas sean más ambiciosas e incluyan otros compuestos que ya se conocen hoy en día que también son tóxicos. Y no debemos olvidar la necesidad de aplicar el principio de precauciones para nuevas plastificaciones que parecen alternativas más seguras, pero no siempre.
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