En escuelas, culturas, idiomas y diferentes caminos coexisten. Sin embargo, las instalaciones escolares no están a salvo de una cierta intensidad anti-o menos intensidad anti-o menos intensidad, lo que puede traducirse en bromas repetidas en el silencio recreativo y desagradable en clase cuando alguien levanta su voz contra los estereotipos o estudiantes subdivididos académicos debido a su origen.
¿Qué sucede cuando la niña del migrante escucha “venir a tomar nuestra ayuda”? ¿O cuándo se excluye el adolescente racial de ciertos espacios escolares? El aumento de la xenofobia, el racismo o la islamofobia está documentado por organizaciones internacionales, y este odio adquiere los pasillos de las escuelas y en las pantallas móviles, algoritmos reforzados que recompensan el contenido sensacional y polarizante.
Según el Consejo de Europa, los mensajes de odio en línea aumentaron en línea en la última década. La OSCE advierte que estos están hablando relacionados con el aumento de los crímenes que motivaron los prejuicios. Y las Naciones Unidas muestran esto como una de las amenazas más graves para la coexistencia democrática del siglo 21. En sus Naciones Unidas, Informes de Derechos Humanos 2022 (OHCHR).
¿Qué entendemos por el discurso de odio?
El odio del discurso no es solo una opinión desagradable. Es una forma de comunicación, verbal, escrita o simbólica, que ataca a las personas o grupos por lo que son: el color de su piel, su orientación sexual, su origen … su objetivo no es discutir, sino deshumanizar. Y cuando eso sucede, lo que viene más tarde rara vez es tranquilo.
No hay una definición única que haya aceptado el internacionalmente, pero un consenso creciente: el odio no es una emoción neutral. Es un acto político, social y comunicativo que deja marcas profundas en aquellos que lo sufren en aquellos que lo reproducen. La frontera entre la libertad de expresión y la promoción del odio sigue siendo espinosa. Si bien existen límites legales claros para el discurso de odio, en los Estados Unidos la Primera Enmienda, que lo protege como una manifestación de la libertad de expresión.
Inmigración, adolescencia y resistencia
Los migrantes sin escolta a menudo están más expuestos a estereotipos negativos. En España, más de 10,000 jóvenes vigilaban las comunidades autónomas. Muchos vienen después de viajar marcados por éxtasis y violencia. Ante una narración sobre la amenaza, es urgente ver su resistencia, su esfuerzo y su deseo de construir un futuro decente.
Pero el sistema no siempre está listo. Cuando cumplió 18 años, muchos jóvenes están fuera de la red de seguridad y se enfrentan al mercado laboral enemigo, sin suficiente apoyo.
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Cuando el odio es escabullirse en el aula
Aunque hay iniciativas positivas, todavía hay investigaciones sobre cómo el odio está operando entre los estudiantes y cómo oponerse a él. Sabemos que los mensajes de odio se extienden más rápido que las estrategias pedagógicas para detenerlos. Pero también sabemos que el aula es un espacio privilegiado para hacer ciudadanía crítica, empática y plural. Esto requiere maestros formados, con recursos didácticos adecuados y apoyo institucional para resolver la diversidad de la inclusión, no de la mera tolerancia.
La respuesta no puede ser solo legal o policía. El odio del discurso también está luchando con la educación: educación que enseña la opinión, para vivir juntos. Los proyectos pedagógicos que involucran testimonios de migrantes, análisis de idiomas críticos, experiencias de aprendizaje o capacitación docente en justicia social son posibles.
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Muchas escuelas realizaron talleres para la alfabetización multimedia y los programas de coexistencia intercultural. En Galicia, por ejemplo, algunos centros cooperaron con asociaciones locales en proyectos de aprendizaje de proyectos, que conectan a los estudiantes con comunidades de migrantes.
Iniciativas para estudiantes
En el campo educativo, se desarrollaron varias iniciativas orientadas a combatir los discursos de odio y el registro. El ejemplo fue interrumpido por la cadena de odio!, Una guía educativa promovida en la Fundación de Juventud de la Juventud de España (FAD) y la maldición de los jóvenes entre 14 y 19 años con el objetivo de trabajar en el recubrimiento, el pensamiento crítico y la construcción de discursos inclusivos.
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A nivel europeo, la educación deja de hacer que la iniciativa de odio crea recursos educativos abiertos, guías prácticas y conjuntos pedagógicos que permiten a los maestros lidiar con el odio en las aulas y promover el diálogo intercultural. Finalmente, el proyecto de inmigración, adolescencia y resiliencia dirige su atención a los desafíos que los adolescentes van en los contextos móviles, mientras que la evaluación de los factores de resiliencia está en marcha para transmitirse en la inclusión social y educativa.
Anti-odio, pedagogía de cuidado
Frente a una banalización del odio, necesitamos pedagogías de atención, escucha, palabras comunes. La ciudadanía puede detectar y desmontar el odio no solo construido por leyes o tweets. Fue construido en las aulas, con conexiones, con presencia, con proyectos, como los ya mencionados, que muestran que es posible.
Agenda 2030. Año, en su objetivo de desarrollo sostenible 4 (ODS 4), recuerda que la educación inclusiva y de calidad es clave para la promoción de la igualdad y la paz. La lucha contra el odio no es solo detener un cierto problema: apostar en el futuro en el que la variedad se reconoce como una riqueza, no como una amenaza.
Porque el odio no lucha contra el silencio: lucha con la educación que deja atrás a cualquiera.
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