El lenguaje jurídico es uno de los más difíciles y más comunes en la comunicación humana. Quienes estudiaron derecho, dijeron que la cláusula “Rebus Sic Stantibus” o palabras como “Preced”, “Presidente” o “mecanografiar” forman parte de nuestra vida cotidiana y no requieren un esfuerzo adicional para comprenderlas.
Pero el lenguaje jurídico también se utiliza para comunicar cuestiones importantes de los ciudadanos relacionadas con sus derechos y obligaciones, a partir de las sentencias de la Corte en Contratos Jurídicos. Por tanto, siempre se revisa la comunicación jurídica cuando el destinatario no pertenece a este ámbito.
Pensemos en la siguiente frase: “El tribunal de jurados es competente para conocer y juzgar casos de delitos tipificados en determinadas normas del derecho penal e incluidos en la Ley que las reglamenta”. Aparentemente simple, pero ¿qué significa eso? ¿Se puede formular de forma más clara?
“Competente” significa que tienes la autoridad para encargarte de algo específico. “Conocimiento y fallo de los casos” significa que el tribunal del jurado (jurados y presidente que lo integran) procesa y sanciona. “Causas” son casos o conflictos que surgen en estos tribunales. Son delitos “tipiificados” aquellos tipificados jurídicamente como delitos con sus elementos específicos. “Ciertos precipicios” son normas.
Entonces, cuando se quiere comunicar con sencillez y claridad que le permita comprender a la mayoría de los destinatarios, ¿por qué no decir: “El tribunal de jurado procesa y decide ciertos delitos comprendidos en su derecho y descritos en el derecho penal?”.
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Nuevo estándar europeo
En agosto de 2025, año, organización internacional de estandarización (una organización internacional independiente que reúne a expertos de todo el mundo para organizar las cosas de la mejor manera) Estándar 24495-2: 2025 sobre comunicación legal clara. Se trata de una serie de directrices o recomendaciones acordadas internacionalmente para lograr una comunicación jurídica clara y, cuando sus destinatarios no sean especialistas, sencilla.
El objetivo no es comunicar el derecho de forma cruda e imprecisa, sino hacerlo efectivo según el destinatario. Es decir, puede entenderse, sin especial dificultad para quienes debemos leerlo o escucharlo, implementarlo o implementarlo, según provenga del legislativo, del ejecutivo y de su administración.
Pautas claras y sencillas para la comunicación jurídica.
La nueva norma desarrolla principios y directrices de lenguaje claro y sencillo, basados en otras iniciativas anteriores que no están dirigidas específicamente a la comunicación jurídica. Se esfuerza por garantizar que un mismo texto pueda comprender a diferentes destinatarios, explicando procesos y conceptos legales complejos.
Cualquier documento legal con un destinatario no contratado debe seguir cuatro principios básicos para que sea comprensible:
Sea relevante y concreto: debe tratar un tema determinado, sin demorarse y reportar solo lo que necesita saber.
Que la información sea fácil a nivel local. Los documentos deben estructurarse de tal manera que se descubran los datos necesarios: Utilice títulos y coloque la información complementaria en un lugar secundario. Por ejemplo, como puede ocurrir en el contrato, se propone formular títulos o títulos a modo de preguntas: “¿Cómo puedo ampliar el plazo?”.
Que la información sea comprensible. Las frases de comunicación deben redactarse de forma clara y concisa, con una elección de palabras adecuada para que sean comprensibles para cada tipo de destinatario y según el caso. Además, se pueden aportar imágenes o elementos multimedia cuando sea necesario.
Por ejemplo, una frase: “Cualquier controversia derivada del presente Acuerdo podrá resolver los tribunales de competencia en que éste se suscriba” es comprensible para los abogados, pero no tanto para el público en general. Podría resultar más ventajoso por ser más sencillo: “Si aparecieran controversias derivadas de este contrato, podrán resolverse en los tribunales del lugar donde se firmó”.
Que sean información práctica y que se pueda utilizar. Para cumplir con este principio, el documento debe evaluarse al final del escrito con la lista de lista. Por ejemplo: ¿las frases son claras y resumidas? ¿O elegí palabras que los lectores conocen?
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Comunicación muy actual en la vida cotidiana.
La comunicación jurídica clara y, en su caso, sencilla ahorra costes, disputas inútiles y tiempo: minimiza dudas, elimina malentendidos y evita tiempos de consultas y aclaraciones.
Además de facilitar el acceso de los ciudadanos a la justicia y a las administraciones, algo que es correcto, cuanto más claras y sencillas sean las comunicaciones, menos errores se producirán. Si utilizas la expresión “die quo” en el período, yo uso la palabra “comienzo”, para evitar dudas y un error en el presupuesto, por ejemplo. Además, la claridad es más necesaria que nunca en el uso de la tecnología.
El lenguaje jurídico debe progresar de acuerdo con un mundo en el que todas las comunicaciones se vuelven más ágiles, más comprensibles y más eficientes.
Adaptaciones Contexto Español
Las recomendaciones de los estándares, que fueron acordados a nivel internacional, son complementarias a los estándares de cada país. Ya existen algunas guías y recomendaciones no remuneradas en España. Por ejemplo, el derecho a un lenguaje claro en los tribunales: La Lengua Española ya cuenta con un elegante libro de justicia, desde 2017, años, de la RAE y el CGPJ, más detallado con recomendaciones concretas y concretas en nuestra cultura jurídica.
Pero, además, la Norma Internacional debería tener traducción al español, con las modificaciones necesarias para adaptarla a las cualidades nacionales.
Desafíos de la simplificación
Las comunicaciones y escritos jurídicos pueden pasar por muchas manos antes de llegar a la versión final: en el ámbito legislativo, distintos funcionarios de distintos ministerios; En el Ejecutivo, a través de sus administraciones, por orden del Ministerio además del Alcalde; Y en los tribunales, desde el juez hasta el fiscal o abogado en la administración de justicia.
Si todas estas manos e interventores tuvieran una buena formación jurídica, conocimientos de claridad, como los que se dan a esta norma y los implementaran en la práctica, la comunicación del derecho sería mucho menos compleja.
En definitiva, los abogados podemos y debemos expresarnos de forma clara y sencilla. Con pautas como las expuestas en este artículo, tenemos un faro que nos lleva a puerto seguro.
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