Cómo hemos cambiado en los últimos 50 años

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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El 20 de noviembre de 2025 se cumple medio siglo de la muerte de Francisco Franco. Más allá de debates políticos o interpretaciones históricas, este aniversario permite observar un fenómeno menos atendido: la profunda transformación psicológica que hemos experimentado los españoles en las últimas cinco décadas.

La evidencia de grandes estudios longitudinales –como la Encuesta de Valores Mundial, EVS/VVS, la Encuesta Social Europea, el Eurobarómetro o la serie del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS– muestra que España ha cambiado no sólo en las instituciones, la economía o la tecnología, sino también en la forma en que sus ciudadanos piensan, sienten, se relacionan y toman decisiones.

Este artículo examina esta evolución desde una perspectiva psicológica, integrando datos empíricos y ejemplos comparativos entre 1975 y la actualidad.

De la obediencia a la autonomía

Las sociedades cambian sus valores cuando cambian sus condiciones materiales, educativas y culturales. En España, este proceso es particularmente visible. Los datos integrados de la Encuesta Mundial de Valores (1981-2022) muestran un claro cambio de valores centrados en la seguridad, la tradición y la conformidad a valores de autonomía, igualdad y autoexpresión.

En los años 1970 prevalecía la idea de seguir caminos de vida establecidos: estudios cortos, un trabajo lo antes posible, matrimonio joven y roles familiares rígidos. Hoy, la población declara una mayor importancia para decidir por sí mismos, explorar oportunidades y priorizar el desarrollo personal.

La sociedad ha pasado de una “personalidad adaptada” a una “personalidad investigadora”, marcada por elecciones más libres y menos dictadas por las normas sociales.

Este cambio también se observa en la vida cotidiana: mayor libertad de elección de estudios, movilidad geográfica más frecuente, identidades más abiertas y un aumento de las decisiones de vida basadas en la realización personal más que en las normas sociales.

Vídeo del gobierno de España celebrando los 50 años de democracia en el país. Confianza: menos vertical, más relacional

La confianza social o social también ha cambiado. Los datos de la Encuesta Social Europea muestran que la confianza interpersonal -la creencia de que “la mayoría de las personas son dignas de confianza”- ha mostrado una tendencia al alza en España desde principios de la década de 2000.

En cambio, la confianza institucional sigue el patrón opuesto. Informes de Eurofound como Cambio Social y Confianza en las Instituciones documentan una disminución significativa de la confianza en los partidos políticos, el parlamento y el poder judicial en los países del sur de Europa, incluida España, especialmente después de la crisis económica de 2008.

Este cambio indica una transformación psicológica en las fuentes de seguridad. En 1975, las estructuras verticales (Iglesia, empresa, gobierno familiar) dominaban como referencia. Hoy en día, la confianza se basa más en vínculos horizontales: amistades, redes sociales cercanas y comunidades elegidas.

Por último, según la Plataforma Española de Voluntariado, que recopila estudios periódicos sobre participación ciudadana, el porcentaje de población española que realiza voluntariado ha aumentado claramente en la última década: en 2018 ya se ha reportado un incremento anual del 6,5% respecto al año anterior.

Aunque no existe una serie continua que abarque exactamente desde 1975, todos los indicadores coinciden en que la cultura del voluntariado se ha normalizado y ampliado sustancialmente, lo que sugiere que este tipo de compromiso es mucho mayor hoy que hace medio siglo.

La familia: del mandato al acuerdo

El modelo familiar se ha transformado profundamente. En 1975, la edad promedio para tener un primer hijo era 25 años; hoy es 32,6. Las familias numerosas eran comunes; Hoy en día, prevalecen los hogares con 1 o 2 hijos o sin hijos. Los roles estaban fuertemente diferenciados por género, sin embargo hoy existe una mayor corresponsabilidad y simetría en las tareas.

Psicológicamente, esto implica un cambio de familias organizadas por mandato (“lo que tenemos”) a familias organizadas por acuerdo (“lo que queremos”). Los miembros negocian más, asignan responsabilidades de manera más flexible y construyen más proyectos de vida personales.

Esta investigación sobre los valores familiares muestra que la importancia atribuida a “seguir las tradiciones familiares” está disminuyendo, mientras que ha cobrado fuerza la idea de “desarrollar la personalidad dentro y fuera de la familia”.

Bienestar emocional: de la “resiliencia” al “autocuidado”

La salud mental es una de las áreas donde la transformación psicológica es más evidente. En los años 1970, hablar de ansiedad, depresión o estrés era casi impensable; La norma social era “aguantar” en lugar de verbalizar el malestar.

Hoy el panorama es muy diferente. La OCDE afirma en su Índice de Vida Mejor que España se encuentra entre los países europeos con un nivel relativamente alto de satisfacción con la vida, pero también con una de las demandas crecientes de apoyo psicológico formal.

Las encuestas del CIS o los últimos barómetros sanitarios muestran una progresiva normalización de la salud mental: más personas dicen haber acudido a un especialista, más padres dicen hablar con sus hijos sobre emociones y cada vez más jóvenes admiten abiertamente que experimentan ansiedad sin asociarla a debilidad.

Psicológicamente, esto indica un cambio cultural: reconocer el malestar se entiende como un gesto de autocuidado más que de vulnerabilidad.

Identidades más complejas y flexibles

Otro cambio clave es la identidad colectiva. En 1975 se le asoció más fuertemente con la localidad, la familia y la religión. Hoy, según el mapa cultural de Inglehart-Welzel, España aparece en un conjunto de países con múltiples identidades: local, regional, nacional y europea, pero también digital, profesional y social.

Esta identidad múltiple afecta a la psicología individual: aumenta la capacidad de gestionar más cosas; aumenta la tolerancia hacia diferentes estilos de vida y fomenta la autorreflexión sobre “quién soy” y “qué me representa”.

También implica que el yo social es más flexible, menos predeterminado y más negociado que hace medio siglo.

Conclusión psicológica

En definitiva, en cinco décadas España ha pasado de una cultura basada en la obediencia, la estabilidad y los roles predefinidos a una cultura centrada en la autonomía, la diversidad, la flexibilidad y la autoexpresión.

Se trata de un cambio psicológico, no sólo sociológico. Examina cómo se construye la identidad, cómo se gestiona el malestar, cómo se organizan las relaciones, cómo se participa socialmente y cómo se toman las decisiones de vida.

Comprender esta transformación permite comprender mejor la España actual y los retos a los que se enfrenta una sociedad que ha cambiado su forma de sentir, pensar y vivir en tan solo dos generaciones.


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