Entre septiembre de 1980 y enero de 1981, Carmen Martin Gate estuvo en Nueva York como escritora visitante en el Barnard College. Viajó allí para enseñar teoría literaria y se alojó en un pequeño apartamento en Manhattan. Durante esos meses también impartió clases en diversas universidades americanas y viajó a Los Ángeles, invitada por el director José Luis Borau. El resultado de aquella experiencia es una colección de más de 80 collages que se conservan hoy en su mítico cuaderno llamado Visión de Nueva York.
Ediciones Siruela
Con motivo del centenario de su nacimiento, redescubrimos la obra gráfica de esta autora, que fue expuesta recientemente en la Casa del Lector (Matadero Madrid) y el Palacio de La Salina de Salamanca.
diario de experiencia
Los collages crean un verdadero diario visual. En su conjunto, son un reflejo tanto de su fascinación por la ciudad como de la necesidad de componer los recuerdos de su experiencia en fragmentos de imágenes.
Así como la pequeña Sarah Allen descubre los secretos de Nueva York en Caperucita Roja en Manhattan, los collages de Martin Gate abren una ventana al complejo territorio de la memoria. El sentimiento de una experiencia íntima se convierte en un material tangible compuesto por fragmentos dispersos de la ciudad que recomponen lo vivido, salvan lo que parecía insignificante y juntos adquieren un significado inesperado.
Los collages, que contienen recortes de periódicos, revistas y fotografías de la ciudad, fueron realizados durante esos meses en Nueva York en un cuaderno personal. Al descubrir sus páginas, captamos el dinamismo urbano, la superposición de voces y estímulos visuales que el autor experimentó como un flujo continuo de imágenes. Entre los anuncios encontramos a Mickey Mouse o Charlie Chaplin, Humphrey Bogart y Lauren Bacall junto a un puñado de dólares y a una niña jugando con una boca de riego y soltando un gran chorro de agua. Acompañando la escena, unas palabras manuscritas:
“Soñé que era un artista único.
que trabajaba en Nueva York.
Soñé que me aplaudían constantemente
con Mickey, con Betty y con Charlo.”
Narrativa visual
La extraordinaria peculiaridad de la obra gráfica de Martín Gaite es que sus creaciones tienen el carácter de “collages literarios”, si se me permite llamarlos así. El collage no era una técnica nueva, pero sí su uso. No sólo utilizó fragmentos de imágenes, fotografías y tipografía impresa para formar palabras, sino que también combinó el collage con su literatura manuscrita en papel. Iluminaba así su maravilloso diálogo interior entre imagen y palabra.
Cada parte de una revista, cada recorte de un periódico, cada imagen arrancada de su contexto original es crucial para esta historia personal. El gesto manual de cortar y pegar pequeñas piezas se transforma en una forma de contar algo más grande, más eterno. La misma mirada que en sus novelas se centra en los detalles de la conversación, en la luz que entra por la cortina, o en el aleteo de una mariposa que se ha colado en el metro, aquí se centra en la conexión invisible entre imágenes, colores y palabras, la tensión entre lo que se muestra y lo que se oculta.
Pequeños guiños de humor

La mujer de la ‘ventana’ en el libro de Carmen Martín Gaite. CLR
Los collages también están cargados del humor característico del autor. En uno de ellos bromea sobre el éxito que ha alcanzado en el continente americano, donde su trabajo es bien recibido y constantemente la invitan a dar conferencias muy remuneradas. Junto a la máquina de escribir que flota en un halo surrealista y de la que salen billetes, en lugar de páginas impresas, están escritas las palabras “el dólar vuela por el aire, detén su vuelo”.
En el segundo, la autora hace referencia a algunos conceptos centrales en su obra literaria, como “la mujer en la ventana”. Fue protagonista de su ensayo Desde la ventana: una aproximación femenina a la literatura española y fue tema de una de sus conferencias en el país. Junto a una fotografía de una mujer mirando desde atrás a través de una cortina (Entre visillos), hay varias figuras masculinas y esculturas sobre pedestales. En los extractos de las cartas impresas se escribe “Visión de la vida cotidiana en una narrativa femenina”, mientras la autora deja su propia letra:
“A espaldas de los hombres y de sus pedestales pretenciosos, la mujer de la ventana siempre supo observarse, escapar del interior al exterior y traer lo que está fuera, a su manera, sin ruidos ni alborotos.
Desde la puerta afuera
Como suele hacer en su obra literaria, Carmen Martín Gaite muestra en sus collages una visión femenina del mundo exterior. La bulliciosa ciudad es vigilada por una mujer que ha logrado escapar de ese único lugar que tan injustamente nos ha sido asignado: la casa, el hogar, el espacio privado.
Quizás por eso, al pensar en estas piezas, uno siente que ingresa a un espacio confidencial. El autor nos invita a participar en el juego de reconstruir el mundo con lo que otros han rechazado. Y en ese gesto hay algo mucho más grande que esos pequeños periódicos pegados en una libreta: la creencia de que la belleza puede surgir de lo mínimo, de lo fragmentario y de todo lo que parecía perdido.
Descubre más desde USA Today
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

