El gran dilema del gobierno ante la epidemia de gripe: ¿informar o advertir a la población?

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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SuPatMan/Shutterstock

En los últimos días hemos asistido a un importante aumento de casos de gripe A en España. Los medios ya hablan de una “epidemia”, una “explosión” de enfermos gripales y una alerta sanitaria por el “avance” de la “súper gripe”. Todo ello se atribuye a una “ola”, provocada por una variante más infecciosa que “dispara” el número de pacientes.

Estos recursos, altamente sugerentes y sensacionales, actúan como un “gancho” para motivar a los lectores a querer saber más sobre el tema, aunque para ello sea necesario infundir miedo, con metáforas (“explosión”, “ola”, “se disparó”), intensificadores (“supergripe”) y la personificación del virus a través de su incesante “avance”.

Ante el alarmismo que estos titulares podrían provocar en la población, el Ministerio de Sanidad y Política Social español prefiere optar por mensajes que informen a los ciudadanos sobre la epidemia de gripe, pero sin provocar el pánico colectivo.

Un mensaje de paz

Lo primero que llama la atención cuando miramos su sitio web es el uso de la cita “Lo tuve como gripe”, que habla de la resta importancia al peso de la nueva variante. Esta minimización del riesgo se ve reforzada aún más por la afirmación de que “muchas personas ya han pasado la gripe A sin problemas”, con el objetivo de apaciguar a la sociedad mediante una técnica llamada “prueba social”, que se basa en el hecho de que la mayoría de las personas acaban recuperándose.

Los estudios sobre la eficacia del miedo en las campañas de salud insisten en que no sólo es necesario controlar el nivel de intensidad del miedo en la audiencia, sino también acompañar los mensajes con las recomendaciones necesarias y reducir el miedo causado previamente. En este caso, el Ministerio de Sanidad recomienda vacunarse “si no la has recibido y perteneces a un grupo de riesgo”, dirigiéndose directamente a los ciudadanos y hablándoles en el “tú” para fomentar el acercamiento emocional.

En cualquier caso, se trata de enunciados de estructura bastante sencilla y de léxico no especializado, salvo cuando deban cumplir las “condiciones clínicas especiales” que deban reunir los grupos de población considerados prioritarios. Este lenguaje sencillo se complementa con otros recursos no verbales, como utilizar el color rojo para resaltar las ideas más importantes, presentar la información con títulos en negrita e incluir una sección de “preguntas frecuentes”, clasificadas según su temática.

Explicaciones para todos los públicos

En primer lugar, se ofrece una definición general de gripe, elaborada sin detalles técnicos, para que pueda ser comprendida por un público mucho más amplio. Nos cuentan, por ejemplo, que esta enfermedad “afecta al hombre y a otras especies animales desde la antigüedad” y “provoca epidemias cada año, sobre todo en los meses de invierno”, lo que tiende a normalizar el aumento de casos en torno a estas fechas.

Para que se entienda por qué esta vez la gripe es algo diferente a la de años anteriores, se explica que tiene su origen “en diferentes tipos de virus que, además, pueden combinarse entre sí” y que pueden producir nuevas variantes.

Aunque, por un lado, se destaca su alta capacidad infecciosa (“la gripe es muy contagiosa”), por otro, la población vuelve a tranquilizarse con la explicación de que “se comporta como cualquier otra gripe”. Con ello quieren que los ciudadanos comprendan que no se trata de un nuevo virus, como ocurrió con el coronavirus, sino simplemente de su variante. Esta técnica persuasiva se basa en la idea implícita de que si nos hemos curado antes, nos hemos curado ahora y que “si tienes gripe, en la mayoría de los casos puedes cuidarte en casa”.

En lugar de órdenes, el texto ofrece recomendaciones, como se ve en la sección Debes informarte, donde sabemos por comparación que, con esta nueva variante del virus, “se infectan muchas más personas de lo habitual” porque todavía “no tenemos defensa” contra ella.

No es la gripe española

Los contrastes continúan con una comparación entre la gripe actual y la de 1918 (conocida como “gripe española”) y subrayan la diferencia entre esta última, que “causó muchas muertes”, y la actual, ya que en el pasado “los sistemas sanitarios que tenemos ahora no estaban disponibles”.

Aunque el gobierno intenta minimizar la gravedad de la enfermedad con tales comparaciones, también insiste a través de expectativas negativas para el futuro en que no debemos confiarnos en nosotros mismos, sino tomar precauciones, vacunarnos y evitar contagiar a otras personas, para que no se convierta en una pandemia.

Como ya ocurrió durante la Covid-19, con este discurso el Ministerio de Sanidad español, en lugar de apelar a la alarma y el miedo de la población, pretende convencerla. El objetivo es convencernos de comportarnos como una sociedad responsable, donde los ciudadanos no sólo se protegen a sí mismos, sino también a quienes los rodean.

Una decisión difícil para los gobiernos

La comunicación estratégica basada en el miedo se utiliza habitualmente en campañas de publicidad social como medida preventiva y es una estrategia de persuasión institucional muy utilizada por los gobiernos para modificar comportamientos poco saludables de la población, aunque puede variar según el país.

Si comparamos la información del Ministerio de Sanidad español con los datos del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, vemos que el gobierno británico hizo más uso de la apelación al miedo. Por ejemplo, alerta de la “súper gripe”, que incrementó las hospitalizaciones un 50% en sólo una semana, con una media de 2.660 pacientes por día. De hecho, incluso se ha informado que el número de pacientes tratados por gripe cada día podría llenar más de tres hospitales.

Estas diferencias entre países no hacen más que mostrar lo difícil que resulta para los gobiernos desarrollar campañas sanitarias que informen a los ciudadanos sobre las crisis sanitarias sin causar alarma pública, ya que actualmente no existe unanimidad entre los expertos sobre la eficacia del uso del miedo en la salud.

La conversación

Alicia Mariscal no recibe remuneración, no consulta, posee acciones ni recibe financiamiento de ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, y no ha declarado afiliaciones relevantes distintas al cargo académico mencionado anteriormente.


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