La política de inmigración canadiense ha enfatizado durante mucho tiempo la reunificación familiar. De hecho, la mayoría de los 200.000 recién llegados a Canadá migran anualmente como pareja o unidad familiar.
Para estas familias, la migración significa más que sólo el comienzo: significa que cada miembro y unidad de la familia debe adaptarse a una nueva cultura mientras encuentra formas de mantener una conexión con su cultura de origen.
Esta doble transición, conocida como aculturación familiar, puede ser una fuente tanto de crecimiento como de estrés. La complejidad de este proceso queda bien ilustrada al examinar la unidad familiar más pequeña: la pareja de inmigrantes.
Las barreras del idioma, el aislamiento social y los nuevos desafíos para los padres a menudo se suman a las presiones diarias del matrimonio. Cuando las parejas se adaptan a la cultura canadiense a diferentes velocidades y niveles, estas brechas de aculturación pueden tensar la comunicación, cambiar la dinámica de poder y desafiar el sentido de conexión y armonía de la pareja.
¿Qué son las brechas de aculturación?
La aculturación se refiere a cómo los individuos equilibran el mantenimiento de su cultura heredada mientras adoptan aspectos de una nueva. En las familias no todo el mundo lo hace de la misma forma ni al mismo ritmo. Uno de los cónyuges podría aprender inglés rápidamente, encontrar un trabajo y seguir las normas sociales, mientras que el otro podría aferrarse más a los valores tradicionales o tener dificultades para integrarse.
También pueden adaptarse de manera diferente en diferentes ámbitos, como las prácticas de crianza de los niños. Estas diferencias, conocidas como brechas de aculturación, pueden afectar no sólo el bienestar individual sino también la calidad de las relaciones de pareja y el funcionamiento familiar en general.
La investigación sobre la aculturación familiar se ha centrado principalmente en las relaciones entre padres e hijos, mostrando cómo las diferencias en la adaptación cultural pueden causar tensiones y malentendidos. Sin embargo, las brechas en la aculturación conyugal (aunque menos estudiadas) pueden ser igualmente influyentes.
Después de todo, las parejas son la base de la mayoría de las familias inmigrantes, y una gran brecha de aculturación entre los cónyuges puede erosionar el sentido de conexión, afectando negativamente el bienestar tanto individual como relacional. Estas brechas también pueden extenderse a la crianza de los hijos y otros aspectos del funcionamiento familiar.
El modelo de brecha-angustia de aculturación explica cómo los diferentes niveles de adaptación dentro de una familia pueden generar conflictos. Cuando las parejas adoptan nuevos lenguajes, normas o valores a ritmos diferentes, pueden desarrollar expectativas no coincidentes sobre los roles familiares, la crianza de los hijos y las decisiones cotidianas.
Este desajuste puede perjudicar la intimidad y la comunicación, aumentando el estrés conyugal y la insatisfacción. Los estudios han encontrado que las parejas con una brecha de aculturación mayor tienden a experimentar más angustia conyugal, tasas más altas de conflicto y separación, y una menor calidad de la relación con el tiempo.
La dinámica de poder dentro de la familia también puede cambiar. Un socio más adaptable (quizás adquiriendo mejores habilidades lingüísticas o independencia financiera) puede asumir más autoridad para tomar decisiones. Esto puede desafiar los roles de género tradicionales, especialmente para las familias que migran de sociedades patriarcales a entornos más igualitarios.
Como resultado, las parejas pueden renegociar no sólo las responsabilidades del hogar, sino también sus identidades como socios, lo que a veces genera tensión o resentimiento.
La pareja suele ser el centro de la familia inmigrante y la armonía de su relación tiene efectos importantes. (desaparecer)
La crianza de los hijos añade otra capa de complejidad y presión. Las creencias y costumbres de los padres están profundamente determinadas por sus antecedentes culturales. Cuando las madres y los padres se aculturan de manera diferente, sus ideologías y enfoques para criar a los hijos pueden diferir. Por ejemplo, uno de los padres puede fomentar la independencia de acuerdo con las normas canadienses, mientras que el otro enfatiza los valores colectivistas. Estas inconsistencias pueden provocar estrés en los padres, conflictos conyugales y confusión en los niños.
Cuando la resiliencia se encuentra con la política
No todas las brechas de aculturación conducen a conflictos. El modelo de vulnerabilidad-estrés-adaptación (VSA) sugiere que la capacidad de adaptación de las parejas determina si los factores estresantes como las brechas lingüísticas fortalecen o debilitan la relación.
Si bien las brechas en la aculturación pueden crear vulnerabilidades, los socios que se comunican abiertamente, muestran empatía y se apoyan mutuamente a menudo convierten estos desafíos en oportunidades para una conexión más profunda. La resiliencia de las parejas y el afrontamiento adaptativo pueden mediar los efectos negativos de la brecha de aculturación en su bienestar, aumentando la satisfacción y la estabilidad a largo plazo.
Desafortunadamente, las recientes políticas de inmigración han impuesto cargas adicionales a las familias inmigrantes. La suspensión indefinida por parte de Canadá de nuevos patrocinios de residencia permanente para padres y abuelos elimina un importante sistema de apoyo para muchos recién llegados. Los abuelos a menudo cuidan a los niños, transmiten valores culturales y ofrecen apoyo emocional, recursos que alivian el estrés aculturativo y promueven la cohesión familiar.
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Según el modelo VSA, la eliminación del apoyo de la familia extendida funciona como un factor estresante externo que refuerza las vulnerabilidades existentes de las parejas. Con menos recursos adaptativos para manejar el estrés diario, puede resultar más difícil para las parejas de inmigrantes mantener la resiliencia, la calidad matrimonial y el bienestar familiar.
La historia de aculturación de la pareja es de compromiso y adaptación bajo estrés. El éxito de este viaje depende no sólo de las habilidades lingüísticas o del empleo, sino también de la comprensión y el apoyo mutuos.
Las políticas de inmigración afectan la ecología de la resiliencia en las familias inmigrantes, pero en este contexto, las parejas deben negociar continuamente los factores estresantes y las brechas aculturativas.
Las parejas bien adaptadas son la base de familias y comunidades de inmigrantes prósperas, y comprender las brechas de aculturación de las parejas es un paso clave para apoyarlas.
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