El acuerdo económico se firmó entre los Estados Unidos y la Unión Europea, lejos de la representación del éxito diplomático para Bruselas, revela un liderazgo profundo y la crisis estratégica de la visión de la Comisión Europea. Bajo la presión de la administración Trump, la UE ha dado los aspectos básicos, consolidando una relación profundamente desigual que erosiona y la competitividad y la soberanía de los Estados miembros.
España se convierte, en otro ejemplo paradigmático de costos de negociaciones mal administradas y excluyendo las élites europeas con respecto a los intereses reales de sus ciudadanos y sectores productivos.
El corazón del pacto, sellado en los torneos (Escocia) el domingo 27 de julio de 2025. Años, es una imposición del 15% de las tarifas generales en las exportaciones europeas a los Estados Unidos. Este nivel, considerablemente superior al 1,4%, que está efectivamente abierto a través de una Casa Blanca, el 2 de abril de 2025, representa una penalización directa en la industria, la agricultura y la tecnología europea y no considera la correspondencia en la importación de productos estadounidenses, que no tienen restricciones equivalentes.
La Comisión, en lugar de defender firmemente el principio de reciprocidad, preferida en “Small Evil”, justificando su decisión en una guerra comercial supuestamente abierta, hacia Bruselas, traería consecuencias devastadoras para el empleo y el crecimiento.
Esta posición susceptible transmite una preocupante falta de ambición y debilita la posición de negociación de la UE contra futuras rondas con Washington u otros bloques.
Golpe con una tela productiva española
El acuerdo afecta directamente el tejido productivo más dinámico y estratégico de España. El sector alimentario agrícico, con aceite de oliva y vino en la cabeza, verá sus productos en el mercado estadounidense, con el riesgo real de pérdida de las compañías de exportación de cuotas y cierres.
Las organizaciones empresariales como la Federación Española de Alimentos y Dridas en alimentos y bebidas describen la medida de “imposición injusta y desequilibrada”, una advertencia del peligro que presupone para miles de empleos y para un equilibrio de equilibrio comercial.
España, que ya mantiene un déficit comercial con los Estados Unidos, pierde cualquier capacidad para compensar este golpe a través del otro mercado, en un contexto global que marcaba el proteccionismo y la rivalidad de poderes.
Golpear vino y aceite de oliva
La industria del vino estima que la nueva tarifa puede reducir las ventas en los Estados Unidos hasta un 10%, justo cuando la competencia internacional es más intensa, y el manual maniobrable para pequeñas y medianas empresas es mínimo.
El sector de aceite de oliva, del cual es un líder mundial, enfrentado a un escenario similar: más de mil millones de euros en el juego y no existe un mecanismo de apoyo efectivo en Bruselas, a pesar de su documento de tiempo de espérfo.
El pacto está mucho más allá del simple intercambio de bienes. La Comisión Europea ha aceptado el compromiso masivo de la energía estadounidense en la compra y el combustible nuclear por valor de 640 mil millones de euros en el período entre 2025 y 2028. Esta decisión, presentada como un paso hacia la independencia de las materias primas rusas, es en realidad la transmisión de dependencia y renuncia explícita en la diversificación de proveedores.
La Comisión también defendió a la industria de defensa europea, a quien las inversiones y adquisiciones de armas estadounidenses sin transparencia o discusión democrática real sobre las condiciones y la practicidad estratégica de estas compras.
Crítica y desconfianza de los ciudadanos
El acuerdo liberó críticas a todo el continente, no solo entre los países más en peligro de extinción, sino también en los principales aliados de Bruselas. La calidez de la defensa institucional, la falta de transparencia y el desprecio por la creciente desconfianza de los alimentos de la industria europea a los ciudadanos y amplificando el escepticismo ante el proyecto comunitario.
El análisis no se resisten a las justificaciones de la Comisión, basadas en la evitación de la guerra comercial a ningún precio, cuando el costo real es una pérdida duradera de autonomía, empleo y capacidad de influencia.
La gestión de este Acuerdo muestra la escasez de la actual Comisión Europea de Liderazgo, Defensa de los Intereses Estratégicos y el enlace con las necesidades reales de la economía europea.
Descargo de responsabilidad de la reciprocidad exigente, la víctima de sectores clave y la aceptación de la nueva adicción, la energía y el ejército, confirman el retorno preocupante. España, así como otros Estados miembros, pagan el precio por la renuncia de Bruselas, y todo el continente enfrenta el riesgo de una década perdida de autonomía y competitividad si la ambición y la firmeza en la defensa de sus intereses no se recuperan.
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