En los últimos años hay tendencias culturales españolas que pasan inevitablemente por Havis, el cine, la televisión y los directores de escena. Uno de ellos está dedicado a tratar temas religiosos en obras literarias, musicales y cinematográficas, lo que parece estar en aumento en 2025.
Pero no olvidemos que en 2013, en la sala del Teatro Lara de Madrid, se erigió una obra sobre la historia de una adolescente, amante del reguetón y el electro latino, que en pleno campamento de verano escuchó la llamada de Dios (católico) que se comunicaba con ella a través de las canciones de Whitney Houston.
Lo que sobre el papel parecía descaro, en escena se convirtió en una obra fresca, respetuosa y gentil que atrajo al teatro a miles de espectadores de todo tipo y condición. En 2017, Javier Ambrosi y Javier Calvo dirigieron ellos mismos la adaptación cinematográfica.
No son los únicos que sintieron el llamado. La cantante Rigoberta Bandini realizó una gira con el uniforme del colegio teresiano al que asistió cuando era niña (el mismo uniforme que vestía ahora esta escritora). Y en sus textos se pueden encontrar referencias a la propia Teresa de Ávila y a los místicos en general.
Porque… ¿cómo podría la rompedora y rebelde Santa Teresa, una de las grandes escritoras del Siglo de Oro español, no inspirar la obra de múltiples creadores posteriores a ella? A poco más de 60 años de su muerte, sor Juana Inés de la Cruz invadió México y con ella defendió el derecho a la educación de las mujeres.
Porque la entrada al monasterio entonces no se percibía como la tragedia que algunos ven ahora. En la Edad Media, por ejemplo, el claustro brindaba libertad para actividades creativas y la adquisición de educación sin dependencia del hombre. La religiosa Ana, desde su convento de San Salvador de Tabara, Zamora, plasmó en la iluminación del Beato de Girona su extraordinaria forma de ver las revelaciones divinas y la historia humana.
Y ahí está Hildegarda. Hildegarda de Bingen hizo muchas cosas en su vida, incluida la invención de la cerveza, única cerveza que merece un lugar en la historia. Pero ¿qué otro legado nos dejó esta buena monja medieval? Pues por ejemplo, describiendo el orgasmo masculino, el orgasmo femenino y la defensa del placer femenino.
Por supuesto, con tanta rebelión en los monasterios, los hombres intentaron limitar la capacidad de las damas que vivían en el monasterio, y en el siglo XVIII hubo un intento de enseñarles a ser una “buena monja”. Sin embargo, las monjas, al igual que las personas, son buenas o malas sin importar lo que diga el folleto. A veces incluso empiezan a contar y finalmente nos ayudan a llenar el cielo de estrellas.
Ahora que está de moda volver al monasterio para pensar, crear y escapar del ruido, casi podemos darle la razón a las hijas de Felipe. En su podcast, aparte de citar constantemente a Santa Teresa, defienden que todo lo que nos está pasando ahora le pasó a alguien (probablemente una monja) en los siglos XVI y XVII.
Entonces sí, hubo vida (y monjas) antes de Rosalía.
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