El documental de la carretera, recién publicado en Netflik, estaba claro que se le decía al tenista, Carlos Alcaraz decidió vivir y competir de acuerdo con sus propias reglas. Lo que podría parecer una estrategia simple para una marca personal recibe otra dimensión después de la reacción creada por: opiniones y críticas divididas al mundo de la sensación de tenis, su forma de comprender los deportes es compatible con el alcance del pico.
Pero, ¿qué pasa si no es un jugador de tenis joven que está equivocado? ¿Qué pasa si su actitud no cuestionó el éxito, una forma ya tradicional de obtenerlo?
¿Tiene éxito en algún precio o tiene éxito mientras vive?
Hablar mucho tiempo sobre el éxito en los deportes involucró a la víctima sin restricciones: renunciar a todo, sufrir, apoyo y apoyo, como si solo pudiera llegar a la cima. En algunos casos, esta fórmula funcionó, pero también hizo mucho impedimento de tantos profesionales, creando una sensación de abandono o problemas de salud mental, entre muchas otras consecuencias.
En 22, Alcaraz se descompone con esa forma de pensar. No quiere su pasión, el tenis, tanto para exigir tanto y deja de seguir solo y deja de tener vida de los deportes. Este enfoque puede dar lugar a muchos ingenuos o incluso no profesionales, pero la psicología deportiva es adecuada para el tenista español. La evidencia científica lo hace claramente, por ejemplo, cuánto tiempo para el deporte para el deporte requiere integrar la salud mental como un pilar de rendimiento y no como un aspecto.
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Alto rendimiento invisible
La idea anterior podría explicarse a partir de la teoría de la autoacidificación, que afirma que las personas desarrollan una mayor motivación y pagan mejor cuando se sienten capaces, libres de decidir y asociadas con los demás.
En el caso de Alcarase, estas tres experiencias están muy presentes en su forma de jugar. Su competencia se refleja en un alto nivel de deportes que también se muestra en seguridad con el que se expresa: un joven tenista se siente capaz de lograr lo que propone.
Sin embargo, su mayor calidad es la autonomía: en lugar de seguir a Pre-Poeva, ya que hace tantos atletas, decide cómo entrena, compite y vivo, que es fiel a sus sentimientos y valores.
Por otro lado, la relación que mantiene entornos deportivos y familiares le permite mantener los pies en el suelo.
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Beiond es un tenista
Si tenemos en cuenta que todo lo relacionado con la práctica deportiva se mide en números, y la clasificación es normal para que estos profesionales se sientan reducidos a los resultados que dan. Y esta sensación se conoce como metadehumanización: se ven a sí mismos como un producto, no como una persona.
Sin embargo, en un mundo deportivo en el que todo gira en torno al rendimiento, el tenista español decidió poner sus límites y utiliza un mecanismo de desidentificación adaptativo, lo que marca la diferencia entre una persona y atletas. Es decir, el rol accede a los que quieren ser los mejores no implican que se adhieran al disfrute, comparten tiempo con el suyo y continúan siendo Carlos fuera del camino.
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Alcaraz como espejo: lo que no queremos ver
El documental de Alcaraza no solo muestra que el jugador de tenis se monta y compite, sino que enseña una forma diferente de comprender los deportes, en el que el éxito exitoso puede ser compatible con disfrutar el día en el día, como es él. Fue antes de los otros atletas los que rompieron con esa lógica en alto rendimiento.
El tenista japonés Naomi Osaka, por ejemplo, decidió no entrar en varias ruedas de impresión por razones ansiosas. Poco después, el ganador artístico estadounidense de 41 medallas entre los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial, Simone Biles, se presentó para competir en varias terminaciones olímpicas para cuidar su salud mental. En ambos casos, hubo un discurso de falta de compromiso, debilidades y actitud decepcionante hacia su audiencia.
Carlos Alcaraz no solo abrió un debate público sobre la forma de comprender el éxito en los deportes de la competencia deportiva, sino que señaló un modelo establecido y un modelo saludable que trajo a muchos atletas a la frontera.
¿Qué pasa si es el riesgo real para que los atletas profesionales continúen teniendo esta forma de comprender un éxito tan dañino?
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