Ignorancia y nido: lo que no sabemos y lo que no podemos permitirnos no saber

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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¿Cuál es la diferencia entre la ignorancia de algo y saber qué saber? Esta pregunta contiene una diferencia básica que generalmente ignoramos. La ignorancia y la anidación no son lo mismo, aunque a menudo están confundidos. La ignorancia puede ser inocente. Por otro lado, la unión, hay consecuencias, a veces trágicas.

La ignorancia no lo sabe. Es natural, incluso inevitable. No todos sabían sobre la astronomía, la ley romana, la física cuántica o la historia del arte. Nadie nos exige. Es posible que el capitán del puerto deportivo comercial no sepa cómo recitar la canción de la canción y no sucede nada. Pero si este mismo capitán no conoce los protocolos de seguridad en el caso de un error crítico en los mares abiertos, hemos enfrentado un problema grave: ya no es ignorancia, es un nido. Sin saber qué saber con respecto a sus funciones y responsabilidades.

Además, en las organizaciones, un fenómeno descrito por Laurence J. Petru aparece en su buen principio de Peter: “En la jerarquía, cada empleado tiende a tener éxito hasta que alcanza su nivel de incapacidad”.

Es, a medida que una persona está subiendo, corre el riesgo de alcanzar posiciones, cuyas ya no se preparan, revelando que la ignorancia en ciertas funciones puede convertirse en una amenaza real para el funcionamiento adecuado de toda la estructura.

Este tono asume una profunda importancia en ocupaciones críticas y posiciones públicas. Y se vuelve dramático cuando se combina con descuido, información errónea o desprecio por el conocimiento técnico. El reciente día que golpeó a Valencia testificó raramente.

Durante días, miles de vecinos en el área metropolitana de Valencia fueron capturados en casas inundadas. La infraestructura no se resistió, las advertencias se retrasaron y el manejo urgente ha demostrado serios pronósticos y reacciones de omisiones. ¿Fue eso ignorancia? No precisamente. Había un nido.

Porque los informes estaban allí. Los pronósticos meteorológicos advierten días antes del riesgo de llover torrentes. Las necesidades en el drenaje, el mantenimiento de los canales y la coordinación interinstitucional ya son ya conocidas durante horas. Aún así, no actuó a tiempo. No se sabía lo que tomó. No sabías lo que tenías que saber.

La no recreación es culpar a la ignorancia. No saber algo que alguien tiene la obligación de haber sido informado, preparado. Y en política, en la atención médica, en la construcción, en el puerto deportivo o en la Fuerza Aérea, carece de costos de vida, dinero y ciudadanos de confianza.

El poder implica responsabilidad

La posición no solo da fuerza: impone responsabilidad. Tener autoridad para las decisiones que afectan a los demás significa aceptar las consecuencias de estas decisiones. El líder maduro no pronuncia la falta de información o delega la culpa; Comprender que la responsabilidad es la posición característica que ocupa.

Está a punto de mostrar honestidad de sí mismo y si la organización. La fuerza y ​​la responsabilidad son inseparables y suponen que las consecuencias de los actos son una prueba de madurez. No es suficiente para estar por delante: necesitamos vivir a nuestras acciones, o nuestras omisiones, puede generar en la vida de las personas.

Cuestión ética, no solo académica

La diferencia entre ignorancia y anidación no es solo académica. Es ético. Desde que tiene una función pública o un equipo líder, tiene la obligación de prepararse, rodeado de expertos, solicitar y estudiar y ofrece riesgos. Lo opuesto a la irresponsabilidad de que, cuando sucede, se convierte en un patrón de comportamiento.

Por lo tanto, es la responsabilidad que el líder es realizar un análisis interno de sus fuerzas y sus debilidades que podrían satisfacer las necesidades de su dirección. Esta confianza es un acto de humildad en el que se reconoce que es independientemente realizar restricciones para realizar sus tareas y es necesario ayudar a otro. Esta acción es parte del proceso de aprendizaje y debe tenerla en cuenta durante nuestra vida laboral. Como dijo Karl Popper, “la verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimiento, sino el hecho de que se niegan a obtenerlos”.

La pregunta que necesitamos mutuamente para preguntarnos si sabíamos lo que podría pasar, sino si aquellos que deberían saber que estaban haciendo su trabajo. Si ignoraron las advertencias, minimizaron los informes técnicos, si eligieron la improvisación o la propaganda en lugar de estricto. No hubo un desastre natural impredecible en Valencia. Esta es en parte las consecuencias del nido institucional. No saber que algo puede disculparse. No quiero saber qué saber, no.

No podemos permitirse el liderazgo ignorante

En el momento en que las consecuencias del cambio climático, la inteligencia artificial, la pandemia o la crisis energética requieren decisiones informadas, no podemos permitirnos ignorar el liderazgo o los fenómenos basados ​​en la ocurrencia. Requerimos preparación, conocimiento y responsabilidad. Porque cuando se trata de bien, las personas, la anidación ya no es solo una desventaja, es una forma de negligencia.


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