La Universidad de Columbia está construyendo “hoteles” para abejas y otros polinizadores

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
8 Lectura mínima

El campus de la Universidad de Kindio, en Armenia, Colombia, es uno de los principales centros de biodiversidad de la ciudad. En este lugar, la investigadora Mónica Patricia Valencia Rojas, en colaboración con Delli Rocío García y Oscar Humberto Marín, del programa de biología, desarrolló una red de alojamientos no convencionales. No están diseñados para turistas, sino para otros invitados importantes: los polinizadores, que se enfrentan a una crisis global.

Según la ONU, el 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen de la polinización. Sin embargo, estas especies están desapareciendo a un ritmo alarmante debido a la urbanización y el uso de pesticidas.

“Los hoteles y jardines aparecen como una estrategia de conservación, pero están pensados ​​más como un recurso para educar a la gente”, explica la investigadora y líder del proyecto, Valencia Rojas.

Mónica Patricia Valencia, profesora de la Universidad de Kindio y líder del proyecto, coordinó la apropiación social del conocimiento a partir de la comprensión de la percepción de la comunidad, para diseñar estrategias de educación y cambio. Foto: John Aider Dávila Fernández.

Esta no es una iniciativa inexplorada. Diversas instituciones han utilizado hoteles polinizadores con el objetivo de acercar a la sociedad a las abejas, concienciar sobre sus cuidados y desmentir mitos sobre ellas. Especialmente en Colombia, donde se cree ampliamente que existe una sola especie de estos insectos.

“Cuando escuchan la palabra ‘abeja’, la gente inmediatamente piensa en miel y polinización”, explica Deli Rocío García. De hecho, según el docente, la única mesa ciudadana para polinizadores en la ciudad giraba en torno a la apicultura. Esto desencadenó la hipótesis de la investigación: “Los ciudadanos sólo visualizan la abeja amarilla con rayas negras, Apis mellifera, ignorando las especies autóctonas”, añade el investigador.

Biodiversidad de las abejas.

Apis mellifera no es originaria del continente americano. Fue introducida por los europeos durante la conquista, por lo que esta especie altamente social adaptó sus colonias gigantes al entorno del nuevo mundo y así dominó la dieta en comparación con otras especies.

Al ser más robusta y tener millones de individuos en sus colonias, Apis mellifera tiene la capacidad de alcanzar y apoderarse de los cultivos en masa, desplazando no sólo a las abejas nativas, sino también a otros polinizadores. Como curiosidad, su dieta no se limita al néctar de flores, sino que incluye diversos recursos, incluso de origen humano, como los residuos de azúcar de los cubos de basura.

Y también las liras: la disminución del número de abejas amenaza nuestra seguridad alimentaria

“El tamaño y forma de organización de las colonias de Apis mellifera les dio tal importancia que obligaron a las especies nativas de abejas a desplazarse, no sólo a lugares más alejados de la ciudad, sino también a desaparecer del imaginario de la comunidad”, afirma García.

Algunas de estas especies son las meliponinas o ANSA (abejas domésticas sin aguijón), también conocidas como abejas “angelitas” _(Tetragonisca angustula)_. Aunque la mayoría de las abejas son solitarias, forman parte del 10% que vive en colonias organizadas. Además, producen miel muy valorada por sus propiedades medicinales y valor en diversas culturas antiguas.

Sin embargo, el panorama de estos insectos está cambiando gracias a los hoteles polinizadores, que no sólo representan una herramienta educativa, sino que también atraen especies nativas que no se reportan en el departamento del Quindío. “Hay oportunidades de encontrar especies que no han sido reportadas para Colombia o que son potencialmente nuevas para la ciencia; estamos esperando los resultados”, dice el investigador García.

file 20251109 56 sb7s6u.jpg?ixlib=rb 4.1

Deli Rocío García, docente e investigadora, encabezó una salida de campo enfocada en identificar la primera fotografía: John Aider Dávila Fernández.

Y lira también: Propiedades de la miel: ¿son sólo una historia o están científicamente comprobadas?

Un complejo amigable

Los hoteles Polinator están diseñados pensando en la comodidad de sus huéspedes. Los investigadores unicoindianos utilizaron madera reciclada de podas realizadas por la universidad para fabricar cajas con bases de arcilla, bambú o paja y perforaciones de 1 cm de diámetro. Los techos son azules, uno de los favoritos de muchos polinizadores. Y para hacer más atractivo el complejo, se han plantado a su alrededor jardines con más de 30 especies diferentes, sobre todo plantas autóctonas.

file 20251027 66 uud4vb.jpeg?ixlib=rb 4.1

El equipo construyó los hoteles reciclando madera de árboles talados en la universidad. Foto compartida por la maestra Delli Rocío García

De esta manera, este complejo hotelero no solo busca ofrecer refugio a abejas solitarias y otros polinizadores, sino que se suma a las estrategias colombianas para responder a un proyecto internacional que enfrenta una crisis ambiental. La Iniciativa Internacional sobre Polinizadores fue establecida por el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) y está coordinada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Y liras también: así se han modernizado en los últimos siglos las colmenas utilizadas en la apicultura

Ciencia participativa para restaurar el valor de estos insectos

La estrategia de los profesores Unikuindianos no sólo benefició a los polinizadores, quienes un mes después de la instalación de los hoteles, en junio pasado, tenían “huéspedes” que incluían abejas solitarias de la familia Halictidae y especies como la avispa esfécida. Su influencia también fue más allá de la comunidad, que se apropió del conocimiento sobre las abejas y los polinizadores nativos.

“El valor que la gente le ha dado a las abejas está enfocado en la producción de miel y la polinización, y las principales amenazas identificadas son las fumigaciones. Además, muchas veces mezclan otras especies como moscas, avispas, abejorros con abejas, o simplemente identifican Apis mellifera”, señala Valencia, parte de un equipo de investigadores colombianos de la comunidad mundial que a través de la recreación acercaron las actividades de la comunidad mundial.

La tecnología también ha sido fundamental para hacer ciencia ciudadana. A través de la aplicación iNaturalist, la comunidad sube fotografías de abejas que luego son identificadas. Asimismo, en cada uno de los hoteles estuvo disponible un código QR con el que se puede acceder a los paisajes sonoros de cada ejemplar que llega a los refugios.

La iniciativa del hotel polinizador, financiada por la Universidad del Quindío con el apoyo del Jardín Botánico del Quindío, comenzó a cambiar la percepción de la comunidad, que pasó de imaginar una sola especie de abeja -vista sólo como productora de miel y potencialmente peligrosa por su picadura- al reconocimiento y apropiación de especies autóctonas. El proyecto tuvo tanto éxito que, como asegura Valencia, “la gente está pidiendo que estos jardines y hoteles se repliquen en escuelas y otras instituciones”.


Descubre más desde USA Today

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Comparte este artículo
Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

es_ESSpanish

Descubre más desde USA Today

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo