Lo que comparten ambos lados de la división polarizada de Estados Unidos: una profunda ansiedad sobre el significado de la vida y la existencia misma.

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Al abrir mis redes sociales, a menudo me enfrento a un contraste discordante: las perspectivas intensas y diametralmente opuestas de diferentes amigos. Los comentarios pueden estar plagados de insultos, ataques de personajes e insultos.

Ciertamente no soy el único que ha notado este tipo de polarización vitriólica. Encuestas recientes muestran que la mayoría de los estadounidenses cree que el país no puede superar sus divisiones actuales.

Como profesora de desarrollo humano y estudios familiares, he investigado y escrito sobre experiencias infantiles traumáticas y adversas y ansiedad existencial durante más de 20 años. Al revisar mi feed, me sorprendió darme cuenta de que ambas partes tenían algo en común: una profunda sensación de temor existencial.

Si bien la polarización política tiene muchas causas potenciales, la ansiedad existencial es una de las que recibe menos atención.

¿Qué es la ansiedad existencial?

Los filósofos han escrito sobre el concepto de ansiedad existencial durante siglos. Mi propia investigación empírica se basa en los escritos del filósofo Paul Tillich de mediados del siglo XX, quien destaca tres aspectos de este miedo humano fundamental:

Destino y muerte: miedos a la inexistencia e incertidumbre sobre el destino final de uno. Vacío y falta de sentido: miedos al propósito más profundo de la vida o a la preocupación última. Culpabilidad y condena: miedo al fracaso moral o a una amenaza al yo ético.

La ansiedad existencial es la confrontación inherente de la humanidad a la mortalidad, la responsabilidad moral y la búsqueda de significado.

Mis colegas y yo descubrimos que estos temores son muy comunes: entre el 75 % y el 86 % de los participantes de nuestra encuesta respaldaron al menos una preocupación. Los niveles más altos de ansiedad existencial se asocian con indicadores de mala salud mental, como síntomas depresivos e ideas suicidas. Los niveles de ansiedad existencial también son elevados en quienes han experimentado un evento que puso en peligro su vida. Por ejemplo, después de sobrevivir a un desastre natural, hasta el 94% de los participantes en la investigación informaron al menos una dimensión de este miedo.

Es importante destacar que nuestra investigación sugiere que la ansiedad existencial está relacionada con la agresión. En un estudio de adolescentes, encontramos que una ansiedad existencial más extrema, medida por el Cuestionario de Ansiedad Existencial, se asociaba con dos tipos de agresión: proactiva y reactiva. La agresión proactiva está impulsada por un objetivo, es deliberada y no provocada, mientras que la agresión reactiva ocurre en respuesta a una provocación o amenaza real o percibida.

Incluso las posiciones opuestas más extremas probablemente comparten una raíz común: una amenaza que causa ansiedad existencial. PM Images/DigitalVision vía Getty Images Un tema subyacente en la ansiedad existencial

Los miedos existenciales tienen sus raíces en cosas que preocupan a casi todo el mundo, al menos de vez en cuando. Pero lo que causa específicamente esta ansiedad puede ser diferente según su visión del mundo.

Por ejemplo, mientras navego por las redes sociales, veo amigos que expresan preocupación por cuestiones básicas de seguridad, el destino de la nación, la erosión cultural y la pérdida de valores tradicionales. Esta preocupación se ve reflejada en las publicaciones de otros amigos que expresan preocupación porque el medio ambiente está siendo destruido, la democracia está fallando y la igualdad se está perdiendo.

Aunque el contenido de estas expresiones puede ser ideológicamente opuesto, cada una refleja una preocupación más profunda por el destino social, la muerte o el fin de una forma de vida significativa. El temor tácito pero subyacente es que “el otro lado” sea una amenaza real e inminente a la existencia misma.

Aunque las circunstancias desencadenantes pueden diferir según las creencias personales, las perspectivas de ambas partes reflejan preocupaciones existenciales sobre el significado, la dirección moral y la supervivencia.

Pero la ansiedad existencial no es la única raíz probable de algunos de estos problemas. Las investigaciones sugieren que el miedo en realidad puede aumentar la agresión. Si no se controlan, los temores pueden convertirse en violencia potencial.

una mano sale del agua con ondas circulares alrededor

Aunque los miedos existenciales son parte de la vida, hay formas de salir de su espiral. mrs/Moment vía Getty Images ¿Adónde vamos?

La terapia cognitivo-conductual y las técnicas de terapia de aceptación y compromiso brindan un camino para encontrar puntos en común y evitar que los miedos existenciales se conviertan en violencia.

La esencia de estas técnicas es reconocer y afrontar el miedo. Ambos ayudan a los participantes a superar tendencias comunes, como ver sólo un lado de la evidencia o considerar catastróficos que las cosas son mucho peores de lo que realmente son. La terapia de aceptación y compromiso, por ejemplo, enseña a los participantes cómo cultivar la flexibilidad psicológica, aprender a tolerar pensamientos o emociones desagradables y practicar actuar de acuerdo con sus valores fundamentales. Juntas, estas habilidades fomentan la acción positiva en lugar de reacciones destructivas.

El punto crítico es que las personas en todos los aspectos de cada tema anhelan seguridad, propósito y pertenencia. Reconocer que las preocupaciones existenciales fundamentales que todos compartimos subyacen a los miedos polarizados puede ser un paso importante para superar las divisiones y reducir el riesgo de agresión inducida por el miedo.


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