Los ejercicios de peso y fuerza pueden extender la vida

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
8 Lectura mínima

Al aumentar la vida de la vida, surge una pregunta clave: ¿cómo vivir durante muchos años, sin perder la calidad de vida? Consenso global sobre recomendaciones óptimas para ejercer una longevidad saludable en adultos mayores, ofrece una respuesta poderosa: el ejercicio físico no es un complemento, sino un pilar para el tratamiento.

Con el apoyo de décadas de investigación y cooperación de expertos de 40 países, el documento propone cambiar el paradigma: los programas de ejercicio personalizados deben ser necesarios como tratamiento farmacológico en general, pero especialmente en los adultos mayores. No se trata de la vida en la vida, sino asegurarse de que vivan con autonomía, energía y bien integral. Además, proponen estrategias concretas para combatir la fragilidad, mantener la independencia y reducir los costos en el sistema de salud.

Desde Walking Walk: por qué se deben desarrollar recomendaciones

La relación entre el ejercicio saludable y el envejecimiento no es una idea nueva. Desde la década de 1970, los estudios epidemiológicos han demostrado que el ejercicio regular reduce el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes y osteoporosis. Sin embargo, las recomendaciones genéricas, como “caminar durante 30 minutos” o “agregar 10,000 pasos diarios”, se volvieron obsoletos adultos mayores con condiciones de salud complejas.

Estudios recientes revelan que el entrenamiento de fuerza progresiva, con pesos o maquinaria, es crucial para preservar la función muscular, cuya pérdida acelera la fragilidad. El problema, advierten los expertos, es que muchos programas actuales fallan en dosis insuficientes. “Al igual que con las drogas: si la dosis es baja, el efecto es cero. En algunos casos, el ejercicio prescrito es tan ligero que es equivalente al lugar”, explica el informe. Algo que sería inaceptable en el campo farmacológico.

La solución, según el consenso global, es el tratamiento del ejercicio como “receta médica precisa”, individualizada, monitoreo y adaptada a las necesidades de cada paciente. No como una opción secundaria en atención médica.

Compresión de morbilidad: años más saludables

Uno de los mensajes clave de consenso es un concepto de compresión de morbilidad: acortar completamente los años de discapacidades en la vejez y maximizar los años de vida con buena salud. Según la evidencia, los programas de ejercicio estructurados pueden sumar hasta diez años de vida saludable, los beneficios de los beneficios de muchas intervenciones farmacológicas.

El consenso renuncia a las recomendaciones universales y enfatiza la importancia de los planes individualizados que involucran:

Calificación integral: determinar la condición de salud, la capacidad individual y los riesgos.

Programas estructurados: incluya ejercicios aeróbicos para la salud cardiovascular, la fuerza profesional y la fuerza muscular para fortalecer los músculos y equilibrar el entrenamiento para prevenir la caída.

Objetivos del paciente: planes de diseño adaptados a preferencias individuales para aumentar la motivación y la adhesividad.

Programas de múltiples computadoras: integrar tareas físicas y cognitivas para fortalecer la nitidez mental y la resiliencia.

No solo es esa prevención: hacer ejercicio como tratamiento

Uno de los puntos de consenso más destacados es que el ejercicio no solo evita enfermedades, sino también para tratarlas. En adultos mayores con fragilidad o sarcopenia (pérdida severa de músculo), el entrenamiento progresivo y el entrenamiento para la intervención de alta intensidad (HIJ) han demostrado que son altamente efectivos para preservar la fuerza muscular y la resistencia cardiovascular.

También enfatiza que el entrenamiento de fuerza puede complementar los tratamientos farmacológicos para enfermedades como Parkinson y trastornos cardiometabólicos, lo que mejora su eficiencia y reduce los efectos nocivos. En casos de hipertensión leve, los programas de entrenamiento cardiovascular pueden reducir la necesidad de drogas de hasta el 30%.

Reemplace la medicación con ejercicio

Polypharmaci: uso de múltiples medicamentos: un problema común en la población de árboles, aumentando el riesgo de interacciones dañinas. Este consenso enfatiza que el ejercicio puede reemplazarse o reducirse en ciertos casos para afecciones como hipertensión y depresión, reduciendo las cargas de medicamentos y los riesgos conectados.

A pesar de tan evidencia enorme, la receta para el ejercicio físico permanece completamente integrada en los sistemas de salud. Aunque cada vez más hospitales incluían programas de ejercicio para pacientes cardíacos, oncológicos y los recibidos en unidades geriátricas, generalmente se centran en la fase inicial del tratamiento y el acceso a gimnasios especializados y monitoreo limitado y monitoreo limitado.

Sin embargo, la infraestructura sigue siendo un desafío y en la práctica es más fácil prescribir el medicamento para desarrollar e implementar programas de ejercicio, a pesar de las donaciones probadas.

Los trabajadores de la salud necesitan capacitación

Otro obstáculo clave es la falta de educación de prescripción entre los profesionales de la salud. Muchos médicos de atención primaria, entre otras cosas, carecen de conocimiento específico sobre cómo prescribir programas de ejercicio físico adaptados a cada paciente. Para que estos programas sean efectivos, los especialistas necesitan especialistas dentro del sistema de salud que pueda conducir a pacientes en el proceso de mejora progresiva.

Aunque las inversiones iniciales en infraestructura y personal pueden parecer altas, el impacto económico a largo plazo sería positivo. La disminución de la carga de las enfermedades crónicas a través de ejercicios reduciría los costos asociados con las hospitalizaciones y los tratamientos extendidos, lo cual es una estrategia efectiva para la sostenibilidad de los sistemas de salud.

Los proponentes del consenso sobre iniciativas como los ejercicios son la medicina, que promueve la evaluación y los ejercicios de prescripción como un “signo vital”, al mismo nivel que la presión arterial o los latidos del corazón. Ejemplos exitosos, como los programas ViviFrail, que apoyan a los grupos de ejercicios comunitarios que mejorarán la capacidad funcional y reducirán el riesgo de caídas en los adultos mayores.

Además de los beneficios individuales, las ventajas económicas de los programas de ejercicio regular en adultos mayores no son dudas. La hospitalización de la prevención y la reducción de la atención a largo plazo pueden mitigar significativamente la carga de los sistemas de salud. Además, los programas para el ejercicio promueven el bien emocional y social del bien, la soledad de combate y el fortalecimiento del apoyo de la red.

Invitación a la acción

El consenso global no es solo una guía: es un manifiesto revisar las enfermedades en los ancianos. “La fragilidad no es una excusa para evitar el ejercicio: es una razón definitiva para regularlo”, dice el documento.

El objetivo es ambicioso, pero es alcanzable: forma e involucra a expertos en la prescripción de ejercicio físico dentro del sistema de salud, crea alianzas con centros de la comunidad y normaliza la prescripción del ejercicio físico como parte de los tratamientos médicos. Como concluye el informe, “vivir durante varios años no es suficiente si no podemos levantarnos todas las mañanas quiere que vivamos”.


Descubre más desde USA Today

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Comparte este artículo
Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

es_ESSpanish

Descubre más desde USA Today

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo