Los jóvenes españoles cuestionan la meritocracia: “El ascensor social se ha estropeado”

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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“Incertidumbre” e “incertidumbre”. Estos son los dos términos más utilizados cuando pedimos a diferentes grupos de jóvenes que definan en una sola palabra lo que significa ser joven en la España actual. Las opiniones provienen de 16 grupos focales, con un total de 75 miembros de entre 18 y 29 años, estudiantes o antiguos alumnos de cinco universidades de la Comunidad de Madrid.

Nos acercamos a ellos tras investigar las bases de datos del Centro de Estudios Sociológicos (CIS), que desde 1968 hasta la actualidad recoge 58 estudios dedicados total o parcialmente a la situación de los jóvenes en España.

¿Qué preguntas surgen? ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan los jóvenes españoles actualmente? ¿Cómo afrontan su futuro?

Según el último Barómetro del CIS, publicado el pasado mes de octubre, la vivienda destaca como la principal preocupación para el 26,9% de los consultados. Le siguen la situación política (6,2%) y la crisis económica (5,6%).

En el desarrollo de los focus groups, el precio del alquiler aparece como el principal obstáculo para la emancipación. Entre los participantes abundan comentarios como “el alquiler se come nuestra nómina” o “buscar piso es algo que te hace llorar”. Se centran en cómo este problema está empeorando en Madrid y señalan con humor: “Es importante pensar en tener novio/a aquí para poder compartir el alquiler.

La opción de compra apenas se considera, en un contexto donde prevalecen la inestabilidad laboral y los bajos salarios. Incluso aquellos que han encontrado un trabajo acorde a sus intereses se quejan de que “la profesión no paga el alquiler”, y los más jóvenes, que acaban de terminar sus estudios de grado o de máster (22-23), se quejan de su condición de “becarios perfectos”.

Si echamos la vista atrás al análisis de los datos del CIS, la vivienda ya aparece en los últimos años entre las preocupaciones de los jóvenes, pero muy por detrás de otras como el empleo, indicado por un 60,5% en 2021.

La familia como “bien de lujo”

Cuando se les pregunta sobre el significado de familia, los jóvenes destacan el gran apoyo de sus padres, tanto emocional como económico. La mayoría todavía vive en una casa familiar y dice que no ve sentido a gastar gran parte de sus ingresos en un piso compartido: “¿Voy a utilizar mi salario para vivir en peores condiciones que en casa de mis padres?”.

Se considera la posibilidad de formar una familia propia, pero sólo a largo plazo, y está fuertemente condicionada por la inseguridad económica. Lo llamaron un “bien de lujo” y lo consideraron necesario a la hora de tener hijos para “darles la vida que se merecen”.

Además de las razones económicas, entran en consideración otros factores, como el hecho de que las relaciones no sean duraderas o la preocupación por conciliar la vida laboral y familiar, que se menciona especialmente entre las mujeres. En algunos casos se expresa abiertamente el deseo de no ser padres.

Este dato cualitativo encaja con las cifras publicadas por el último Barómetro del CIS: el 56% de los jóvenes de entre 18 y 29 años quiere tener hijos, frente al 34% que no. Además, el 7% afirma estar ya en proceso de formar una familia, porcentaje que se eleva al 15% en el grupo de 27 a 29 años. Sin embargo, el hecho de que casi un tercio rechace esta idea indica un cambio en los valores y prioridades de las nuevas generaciones.

Gira hacia la extrema derecha

En cuanto a las preferencias políticas de la juventud española, los últimos datos del CIS revelan un cierto predominio de la izquierda en términos globales, con una intención de voto al PSOE del 22,29%. En segundo lugar se sitúa VOKS, con un 17,47%, mientras que el grupo de indecisos (“no sabe/no contesta”) representa un 15,46%.

Intención de voto de los jóvenes entre 18 y 29 años. Elaboración propia a partir de datos del CIS (estudio 3528)

La inversión de esta tendencia se observa también entre el grupo de edad más joven (18-21 años), donde la derecha (VOKS y PP) está ganando importancia, alcanzando el 31,73% de la intención de voto, frente al 24,04% del partido socialista. La indecisión vuelve a ocupar el tercer lugar (13,46%).

En los grupos focales se muestra una gran decepción con la política y se observa un giro ideológico hacia la extrema derecha. Los jóvenes critican que “la política ya no se hace para los ciudadanos” y confirman: “La gente de derecha acepta cada vez más que es de derechas y puede que sea incluso más exigente”. Algunas opiniones hacen referencia a que el concepto de rebelión se ha transformado: “Antes era anarquista, ahora vuelve a ser fascista”.

Hay dos factores que impulsan esta polarización. La primera es la frustración y la insatisfacción; en segundo lugar, la dinámica de las redes sociales. Los jóvenes los calificaron de foco de extremismo ideológico, porque dan prioridad a lo provocativo y agresivo:

“Escuchas lo que hace más ruido, quiénes son los más enojados, los más polarizados (…) y me pregunto, ¿dónde está la gente razonable, la gente que llega al fondo de los temas y de las cosas importantes?”

El futuro y la brecha generacional

Cuando hablan de su futuro, siguen revelando cierta frustración, plasmada en frases como: “Teníamos una creencia sobre cómo sería la vida para nosotros (…), lo cual hoy es completamente erróneo…”. A pesar del gran esfuerzo por capacitarse, la promesa de estabilidad laboral y económica no se ha cumplido.

La meritocracia se cuestiona con la edad, por lo que quienes ya han adquirido alguna experiencia profesional sienten que la universidad no garantiza un futuro mejor. Algunos expresan su decepción con frases como: “se ha estropeado el ascensor social”.

Cuando se comparan con la generación de sus padres, ven que alcanzarán la estabilidad económica y laboral mucho después que ellos. Esta opinión ya se ha revelado en estudios anteriores del CIS, como el de 2021, cuando esta tendencia se intensificó a causa de la pandemia.

A pesar de estas valoraciones pesimistas, los jóvenes también afrontan su futuro con esperanza, especialmente en cuestiones relacionadas con el potencial de la tecnología o la realización de sus libertades, dentro de una sociedad más diversa.

Apelan a tu adaptabilidad y a los pequeños acontecimientos felices que suceden, a pequeña escala, cada día. Una joven recién graduada dice:

“Creo en las pequeñas acciones, porque hay grandes dinámicas globales en las que no podemos influir, pero hay pequeños problemas que podemos cambiar”.


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