¿Luchando con el cierre? Aquí hay algunas cosas que puedes probar.

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Todos queremos un cierre. Una ruptura, la pérdida repentina de un trabajo o la muerte de un ser querido pueden dejarnos desesperados por respuestas. Las guerras, los desastres naturales y las tragedias comunitarias evocan el mismo tipo de anhelo.

Nuestra necesidad de cierre es tan profunda que resuena en todas partes: en películas, novelas, canciones sobre el desamor y la pérdida, incluso en frases cotidianas como “seguir adelante” o “superar” algo.

Sin embargo, cerrar es más fácil decirlo que hacerlo. A veces nunca llega del todo. Cuando no es así, los asuntos pendientes pueden agobiarnos y afectar nuestro estado de ánimo, nuestra salud, nuestra identidad y nuestras relaciones. En un mundo de creciente incertidumbre, es necesario aprender a lidiar con lo que está “abierto” o sin resolver.

Como psicóloga, me interesa estudiar por qué el cierre es importante, por qué es difícil de encontrar y cómo podemos empezar a sanar cuando la vida no nos brinda respuestas claras.

¿Qué es el cierre y por qué es importante?

El cierre es la sensación psicológica de resolución que se siente cuando una experiencia dolorosa o confusa ha disminuido lo suficiente como para ya no requerir energía mental y emocional continua.

Es la sensación de que el acontecimiento ha sido comprendido, solucionado y que ya no molesta. Sin él, los viejos recuerdos aparecen como invitados no invitados y reaparecen con arrepentimiento, ira o confusión, incluso años después.

La investigación sobre traumas muestra que los recuerdos no resueltos pueden parecer como si estuvieran sucediendo ahora mismo hasta que se replantean como parte del pasado distante. Las lesiones cotidianas funcionan de la misma manera.

La resolución libera la mente para centrarse con calma y claridad en lo que es importante ahora: nuestras metas, nuestras necesidades emocionales y las personas que nos rodean. Debido a esto, muchos recurren a terapia, recursos de autoayuda y otras herramientas para encontrar sentido, encontrar la paz o cerrar las partes abiertas de sus vidas.

Cerrar es más fácil decirlo que hacerlo. A veces nunca llega del todo. Cuando no es así, podemos sentirnos agobiados por asuntos pendientes. (Unsplash/Joel Peterson) Medición del cierre: un paso adelante

A pesar de su popularidad y valor adaptativo, el cierre ha sido difícil de estudiar porque ha sido difícil de medir. Una nueva herramienta que mis colegas y yo hemos desarrollado, la Escala de Cierre y Resolución, cambia eso.

Esta medida de autoinforme captura múltiples aspectos de la resolución (finalidad, comprensión, distancia, alivio emocional, liberación mental e incluso cambios de comportamiento) y ofrece una imagen integral de cómo se ve y se siente el cierre para las personas.

Los médicos e investigadores pueden utilizar el CRS para realizar un seguimiento del progreso, probar intervenciones e identificar qué ayuda o dificulta la adaptación.

Nuestro trabajo preliminar, con la ayuda de la investigadora Meaghan Toma, sugiere que las creencias sobre cómo encontrar un cierre son tan ricas y matizadas como el constructo mismo.

Algunos lo ven como propio, otros como dependiente de otra persona. Algunos lo tratan como una resolución activa de problemas, otros como una aceptación silenciosa. Algunos dependen de cambios internos, otros de acciones externas. Estas teorías personales dan forma a cómo buscamos (o evitamos) el cierre de nuestras propias vidas.

Por qué nos cuesta encontrar un cierre

¿Por qué el cierre a menudo parece difícil de alcanzar? Las investigaciones sugieren varias razones.

Ambigüedad: cuando las historias parecen inacabadas, como cuando estamos bajo un hechizo, la mente intenta llenar los vacíos. Anhelamos explicaciones coherentes, pero la vida no siempre nos las proporciona.

Evitación: el dolor duele. Los recuerdos pueden provocar sentimientos de culpa, vergüenza, miedo o tristeza, y nuestra tendencia natural es alejar esos sentimientos. Evitarlo ofrece alivio a corto plazo, pero retrasa la curación real. Lo que resistimos permanece.

Obstáculos: Los recuerdos abiertos suelen ser interpersonales. Las personas que carecen de un cierre pueden sentir que necesitan una disculpa, una explicación o una conversación que nunca llega. El tiempo, el dinero o los entornos poco favorables pueden hacer que el cierre parezca imposible.

Trabajo de cierre

Si usted o alguien en su vida está luchando por cerrar, aquí hay algunas cosas que puede probar:

Habla de ello. La terapia puede ayudar a nombrar la experiencia, examinar pensamientos, gestionar las emociones e identificar pasos hacia la resolución.

Escríbalo. La escritura expresiva y el llevar un diario pueden aliviar los recuerdos intrusivos y facilitar nuevos significados. Intente escribir una carta no enviada cuando no sea posible un diálogo directo.

Cambiar de perspectiva. Replantee la historia desde una visión externa o concéntrese en el significado más amplio para ganar claridad y distancia.

Apóyate en los demás. Amigos, compañeros o personas que “han pasado por eso” pueden ofrecerle consuelo y validación.

Considere cerrar. Algunos finales siguen sin resolverse. Para las pérdidas ambiguas, los rituales, la creación de significado y la flexibilidad pueden ayudar a vivir con incertidumbre.

Actuar sobre valores. Cuando el cambio sea posible, tome medidas decididas que se alineen con sus valores: hable, establezca límites, abandone situaciones dolorosas. Cuando no sea así, déjalo ir, trátalo como una lección, no como un peso, y redirige tu energía.

primer plano, de, dos mujeres, tomados de la mano

Hablar de las cosas con amigos, familiares o un terapeuta puede ayudarnos a lograr una sensación de cierre. (Unsplash+) Cuidado con la trampa del cierre

No todas las experiencias “cierran” como esperamos. Algunas pérdidas son ambiguas. Algunos acontecimientos siguen sin estar claros. Y las ideas rígidas sobre cómo debería ser el cierre pueden mantenernos estancados.

Un objetivo más saludable es dejar espacio para lo incontestable, crear significado donde podamos y vivir nuestros valores junto con lo desconocido, liberando atención y energía, con aceptación y compasión, para lo que importa ahora.

El cierre no siempre es posible, pero un nuevo significado y un avance siempre lo son.

Mirando hacia adelante

Cerrar es no olvidar el pasado. Se trata de aprender a vivir con ello, con respuestas o sin respuestas. Lo que sabemos hasta ahora es que el encarcelamiento es profundamente personal y afecta nuestra salud, nuestras relaciones y nuestra visión de nosotros mismos y de los demás.

Si bien la terapia, la escritura, el apoyo social o las acciones basadas en valores pueden ayudar, el camino hacia la resolución rara vez es único para todos. Herramientas como la Escala de Cierre y Resolución pueden ayudarnos a comprender mejor las idiosincrasias de este viaje.

A veces el final más poderoso es el que escribimos nosotros mismos.


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