El cambio climático es uno de nuestros mayores desafíos. La concentración de dióxido de carbono, principalmente responsable del calentamiento global, alcanzó niveles sin precedentes en la atmósfera. Aunque sus efectos se sienten en todo el planeta, son especialmente intensivos en las ciudades, donde se genera más del 60% de los gases de efecto invernadero.
En el dióxido de carbón, también se acumula dentro de los edificios. En entornos cerrados provienen de la respiración humana y las actividades cotidianas, como la preparación del café o la iluminación durante los meses de invierno, especialmente si se usan combustibles fósiles. En espacios pequeños, mal ventilados y de alto interés, estos niveles de gas se pueden aumentar rápidamente.
La alta concentración de interior de dióxido de carbono afecta directamente la salud. Puede causar fatiga, falta de concentración, dolores de cabeza e incluso somnolencia. La ventilación es esencial para controlar este problema, pero depende principalmente de la calidad del aire externo. En entornos urbanos contaminados, la apertura de ventanas puede ser más deteriorada que útil para hacer una ingesta de partículas dañinas.
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¿Qué son las microalgages?
En busca de la construcción de edificios y ciudades más resistentes y más resistentes frente a los cambios climáticos, la arquitectura y las microalgas comienzan a caminar con la mano.
Las microalgas son organismos fotosintéticos como plantas o algas que vemos en las playas. A diferencia de sus mejores primos, realizan fotosíntesis de una manera mucho más eficiente. Atrapan dióxido de carbono y liberan oxígeno en el medio ambiente. Además, crecen rápidamente y necesitan varios recursos para el desarrollo.
En la naturaleza de Miklaalgae, juegan un papel clave. Son parte del fitoplancton, una base de la cadena de agua y ayudan a regular el equilibrio de gases en la atmósfera. Se estima que crea más del 50% del oxígeno que respira.
Microalga de la Svall Pavlova sp. Toni Rees, Csiro / Vikimedia Commons, CC
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Fachadas en vivo
Estas características fueron guiadas por científicos y arquitectos para imaginar cómo integrar estos pequeños organismos en estructuras urbanas para cooperar activamente en la lucha contra el calentamiento global.
La idea es que la microalga se usa para transformar edificios en sistemas activos de purificación de aire integrando estos microorganismos, que fomentan lo que se conoce como filtros biológicos en fachadas o terrazas. El ejemplo más famoso es la construcción de Tauro House en Hamburgo, Alemania, el primer edificio del mundo que incluye una fachada en vivo de Mikroalgae. Este sistema no solo reduce una huella de carbono, sino que actúa como aislamiento térmico y control solar dinámico, mejorando la eficiencia energética.
Buk House Building, Hamburgo, primero con una fachada de microalgs. Gunnar Ries / Flickr, CC BI-SA Beneficios para el medio ambiente y la salud
Los sistemas de microalgas ofrecen más beneficios y para el medio ambiente y para la salud humana. Cuando absorbe dióxido de carbono, el aire ayuda a reducir las huellas de carbono. Además, mejoran la calidad del aire interno mediante la filtración de contaminantes y aumentan la concentración de oxígeno. Esto es especialmente valioso en el interior.
Además, permiten una ventilación más limpia, purificando el aire exterior antes de introducir el edificio. También se pueden usar para purificar el aire en la salida del edificio, contribuyendo a los cambios climáticos de combate en las ciudades.
Por otro lado, las microalgas pueden actuar como una barrera solar, reduciendo la temperatura interna y el uso de aire acondicionado. Finalmente, estos organismos pueden usarse como una fuente de energía renovable o como materia prima para la producción de productos agrícolas e incluso alimentos.
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Desafíos y oportunidades
Esta tecnología todavía da sus primeros pasos. Sus capacidades y fuerzas son enormes. A pesar de la promesa, su integración requiere inversión, adaptación arquitectónica y que nuestra sociedad quiere incluirla en su trabajo y centros de origen.
Para aplicar enormemente, debe superar algunos obstáculos. Es necesario optimizar los procesos desde un punto de vista de energía y mejorar su capacidad para atrapar dióxido de carbono. Existen otros desafíos técnicos porque los seres vivos son, como tal, son sensibles a factores como la temperatura, es difícil de controlar.
En el futuro, esperamos que no estemos muy lejos, podamos ver edificios sostenibles capaces de limpiar el aire, absorber dióxido de carbono que creamos y creamos materia prima para aplicaciones infinitas. Las microalgas, invisibles a simple vista, pueden ser nuestros aliados para combatir el cambio climático y mejorar la calidad del aire que respiramos. Si logramos convertirlos en sus jugos y usarlos como quiero decir nuestras mascotas, ¿por qué no les permitimos crecer en nuestros hogares?
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