Uno de los focos más fascinantes y cruciales en el mundo de los negocios es Monroe Stahr, protagonista del New Last Magnate (1941) Francis Scott Fitzgerald.
A diferencia de los equipos nacionales idealizados o dedicados que encontramos en muchas autobiografías de gerentes mayores, y a veces tocan la hagigrafía, este personaje novedoso parece un verdadero ser humano, con virtudes y daños.
Stahr es, por un lado, líder en un sentido tradicional: está a cargo de tomar decisiones. Pero también un carácter complejo y multidimensional que encarna virtudes y vicios que siguen a aquellos que tienen un gran poder (y una gran responsabilidad). El término magnate (Magnat) con el que describe Fitzgerald proviene de la taikuna japonesa, que significa “gran maestro”.
El exitoso productor de cine en la Edad de Oro Hollywood, Stahr sigue siendo relativamente joven, pero su estilo de gestión ya es legendario. Es un jefe ejemplar, guiado por una devoción inquebrantable a su oficio y lealtad sólida a su equipo.
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El hombre está hecho en sí mismo
El sentimiento comercial que fue manchado por Fitzgerald para Stahra nació de algo mucho menos convencional que una escuela de negocios. Su educación, que describe como “establecida en nada más que una pesadilla para la taciografía”, indica un individuo en sí mismo cuyo intelecto e instintos en el mundo de los negocios superan las credenciales formales. En muchos sentidos, Stahr representa un arquetipo de sueño americano: un hombre que llega a la cima a través de la voluntad limpia, la intuición y la comprensión interna de la naturaleza humana.
El paternalista sería una expresión que mejor describe el estilo de gestión Monroe Stahr. Actúa con un profundo sentido de responsabilidad hacia sus subordinados, alentando no solo a lograr, sino también a progresar como individuos. Él es el tipo de jefe que nunca dejaría fallar a alguien bajo su posición.
Stahr es una innovación de defensor y promueve la cultura corporativa en la que los jóvenes y con experiencia pueden escalar. Ya sea un joven gran y ambicioso o un trabajador antiguo, pero está dedicado a su estudio cinematográfico, Stahr le da a todos una oportunidad.
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Cuando el director de Rijkavud envejecido comenzó a desmoronarse en la grabación en medio de Stahr trabaja con una decisión, pero discreción. En lugar de separarlo, lo envía a la terapia y personaliza su tratamiento en persona. Es una decisión compasiva que enfatiza la creencia de los magnates con otras posibilidades.
Del mismo modo, cuando su mejor camarógrafo comienza a perder de vista, toma medidas para garantizar que su atención médica se maneje discretamente. Y cuando el tratamiento es exitoso, lo recibe nuevamente en el equipo.
Acciones como estas son raras en el mundo de los negocios, pero la compasión de Stahr es una característica de las definiciones. Él entiende que se emplea el leal y el cuidado, y que la organización es solo fuerte como conexiones entre sus líderes y sus trabajadores.
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Vivero y estratégico
Stahr no es solo un líder que le importa, también es un líder estratégico. Reconoce el poder de la cooperación creativa y se da cuenta de que la competencia genera excelencia.
En un momento, comete guionistas paralelos a trabajar en la misma historia con la intención de ver qué grupo puede producir el resultado más atractivo. Incluso mezcla las mejores contribuciones a ambos equipos. Aunque este enfoque puede parecer serio y poco convencional, es sorprendentemente efectivo. Empuje los escenarios para hacer todo lo posible, sabiendo que compiten por su trabajo.
Aunque es un método poco ortodoxo, tiene sus méritos. De hecho, refleja las prácticas comerciales de muchas empresas del mundo real que fomentan la innovación por competencia. Después de todo, a veces las empresas configuran equipos paralelos para resolver un problema o desafío específico o recibir ofertas de diferentes proveedores para garantizar el mejor precio.
El enfoque de Stahr para lograr la competencia de resultados no solo es lógico, sino que testifica su profunda comprensión de cómo obtener lo mejor del talento creativo.
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Monroe Stahr también caracteriza una pasión inquebrantable por su trabajo. Como señala uno de los personajes del periódico, “Nació sin dormir, sin talento para sus vacaciones o deseo”. Su vida gira en torno a su compañía por completo, y su compromiso con su papel es absoluto. No hay necesidad de tiempo libre gratis o anhelas gratis. Toda su existencia está asociada con su profesión.
Sin embargo, tiene costos: el trabajo lo consume hasta el punto de que no hay vida fuera del estudio. Su pequeña casa Malibu todavía no termina: es una estructura más leñosa para la multitud de la casa. Su vida personal fue sacrificada en el altar de su éxito profesional. Cuando se casa con Cecile, una hija de otro productor, funciona más por la practicidad que por el amor auténtico.
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Ni malvado ni perfecto
En un mundo lleno de representación de líderes corporativos excesivos o unidimensionales, Monroe Stahr se destaca porque no es grande o malvado: es simplemente humano. Él encarna las complejidades del liderazgo: es un visionario, pero otoño, desinteresado si no conduce su ambición personal y compasiva, pero está dispuesto a traer decisiones pesadas e incluso implacables. Su vida es un ensayo sobre pensamiento estratégico, impulso y sacrificio personal.
La historia de Stah ofrece una visión rara del funcionamiento interno de los grandes magnates, que comprende a fondo su industria. Su visión estratégica completa la comprensión instintiva de las oportunidades comerciales, y su enfoque del liderazgo es una mezcla de autonomía y empatía. Lo que Stahr es tan fascinante es su capacidad para gestionar la experimentación innovadora a diario, manteniendo siempre el control, mientras permanece abierto para nuevas ideas.
La decisión de Fitzgerald de no concentrarse en el tecnicismo comercial porque no era un experto, fue jugado a favor del carácter. Liberarlo del cliché de negocios hace que Monroe Stahr se perciba a sí mismo como alguien realmente, a quién podemos identificar y aprender.
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Lecciones de Stahr
A pesar del directorio ficticio, Monroe Stahr me dejó una impresión indeleble. Es un retrato del poder de la gestión efectiva, pero su historia también hace preguntas sobre el papel de la educación, el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y la formación de futuros líderes.
La pasión por el trabajo es un ingrediente crítico en un liderazgo efectivo. El compromiso inquebrantable de Stah con su oficio y su compañía no solo alimenta su éxito, sino también la motivación de quienes lo rodean. La excelencia de los discos de pasión y el liderazgo de Stah se basan en este principio.
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La representación de Stah de Fitzgerald nos recuerda que, aunque el conocimiento de la industria y la experiencia no tiene precio, el liderazgo tiene más que ver con la visión, la empatía y las habilidades para inspirar a otros.
La versión de este artículo fue publicada en LinkedIn.
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