Ni los “abuelos” ni los “pensionistas” son adultos mayores: cómo los medios alimentan el agicismo

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Imagine abrir las listas todas las mañanas y descubrir que el retrato de las personas es frágil, dependiente y su propia voz. Bueno, es la realidad que enfrentan las personas mayores que aparecen en los medios de comunicación. Y la preocupación es que estas imágenes no solo influyen en cómo la sociedad las ve, sino también cómo se perciben a sí mismos.

Analizamos 21 estudios internacionales sobre la representación de adultos mayores en prensa, radio y televisión. La conclusión fue clara: los medios de comunicación los muestran un poco, y cuando generalmente recurren a narraciones negativas o estereotípicas.

Invisible, estigmatizado o presionado

Los más antiguos aparecen en los medios mucho menos de lo que se adaptaría a su peso demográfico, y cuando otras voces son comunes para hablar por ellos en lugar de proporcionarlos directamente para expresarse. Que la ausencia de importancia refuerza su invisibilidad en la sociedad.

Además, las noticias tienen que presentarlos como una carga económica o familiar. O se reducen a una imagen de un abuelo que se sacudió, pero pasivo, sin la capacidad de las decisiones.

El resultado es el agerismo o la estigmatización de la edad, que identifica esta fase de la vida con un colectivo homogéneo que no refleja la diversidad real de experiencias que forman las personas que forman.

Los estereotipos negativos sobre las personas mayores abundan por los medios. También sucede que a veces promueven una visión excesivamente positiva, “envejecimiento exitoso” basado en la estadía de jóvenes eternos, activos y productivos.

Aunque puede parecer un retrato amigable, esta narración genera nuevas presiones, porque si no se ajusta a ese modelo idealizado, está excluido. La edad se convierte en un examen permanente donde solo los que administran signos de paso del tiempo aprueban.

Palabras y fotos que se esfuerzan por

El lenguaje construye la realidad. Y en el caso de la edad, muchas palabras permanecen cargadas con connotaciones negativas. Los estudios analizados muestran que las condiciones a menudo se usan en la prensa (dependientes “o” ancianos “, consolidan visiones exclusivas. Términos como “pensionistas” y “abuela y abuelo” reducen a las personas mayores a una faceta, eliminando su individualidad.

Por el contrario, hablar de “adultos mayores” o “mayores” les ayuda a reconocerlos como llenos de los derechos de la entidad y refleja la diversidad de los caminos vitales existentes.

Si las palabras son importantes, las imágenes también. Aunque las investigaciones que analizan cómo las noticias ilustradas sobre las personas mayores, los estudios disponibles muestran la forma repetida: fotos senior, arrugas o grupos de personas sin una cara definida.

Estas imágenes refuerzan la idea de fragilidad y adicción. Raramente muestran a adultos mayores adultos en el entorno laboral o en posiciones de liderazgo, aunque muchos de ellos son una parte activa de la vida social, económica y cultural.

Espejo social deformado

El envejecimiento de la población es una de las transformaciones sociales más significativas del siglo 21, con implicaciones en casi todas las áreas. Las Naciones Unidas determinaron el 1 de octubre como Día Internacional. Es un llamado de medidas colectivas para reconocer las contribuciones de edad avanzada y construir un futuro inclusivo.

Esta llamada tiene un aliado clave en los medios. Dado que los medios no solo informan, sino que también construyen realidad. Deciden qué problemas ingresan al programa público, cuáles se escuchan de voces y permanecen en silencio.

La presentación de la mala edad tiene consecuencias directas en la salud y la participación social de los ancianos. Cuando la única narrativa disponible los describe como frágiles, improductivos o fuera de lugar, existe el riesgo de que estas visiones sean internalizadas y se convirtieran en profecías autoconfinidas.

Al mismo tiempo, los estereotipos de los medios afectan la forma en que el resto de la sociedad se refiere a ellos, de las políticas públicas que no satisfacen sus necesidades de tareas diarias de débito o exclusión.

Cómo cambiar la historia

Las organizaciones y asociaciones internacionales de los periodistas han desarrollado guías que ofrecen recomendaciones para medio inverso:

Use el lenguaje respetado y evite los términos y expresiones estigmatizantes.

Involucre la voz directa del anciano como fuentes de información, no solo como testimonios emocionales.

Muestre su diversidad: hay activos más grandes, frágiles, profesionales, voluntarios, cuidadores y líderes comunitarios.

Use imágenes que las muestren en una variedad de roles y en contextos positivos.

Es urgente que el periodismo asume su responsabilidad. Como nadie pregunta la necesidad de un tratamiento responsable en el género o el racismo por la violencia, la edad también merece una historia justa, plural y prejuiciosa.

Los medios de comunicación tienen la capacidad y el deber de contar esas diferentes historias en su complejidad. Como cuando la edad habla con respeto, no solo lucha no solo en el agesismo, sino que una sociedad inclusiva también se construye en cualquier fase de la vida.


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