No es una ‘cafetería’, es una cafetería: la importancia de los acentos en el paisaje urbano

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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Pocas veces nos detenemos a leer atentamente los carteles o señales de negocios o edificios públicos. Estamos tan acostumbrados a la información escrita que nos rodea, y muchas veces nos satura, que hemos aprendido a “desconectarnos”. Como señala el filósofo Byung-Chul Han en su libro In the Swarm, “El exceso de información atrofia el pensamiento, la capacidad de distinguir lo esencial de lo no esencial.

Si vemos el nombre de una calle, no pensamos en por qué debería llamarse así; Si vemos graffitis o pintadas sólo pensamos en un acto vandálico, pero no en un mensaje poético o social; Si entendemos una señal de tráfico, no nos preguntamos si será igual en todas partes; o si vemos un cartel de un concierto, procesión, obra de teatro o exposición, normalmente no tenemos tiempo de pensar en cómo está escrito para convencernos.

Paisaje lingüístico

Todos los mensajes escritos que nos rodean conforman el paisaje lingüístico que existe en todos los espacios públicos de una ciudad o pueblo. Y nos dice algo: con él recogemos, aunque muchas veces de forma inconsciente, no sólo el pulso social y cultural de una ciudad, sino también su evolución en el tiempo.

Por ejemplo: la selección de nombres de establecimientos (bares, tiendas de moda, tiendas de complementos, talleres, etc.) puede centrarse en juegos semánticos o fonéticos: “Arte Un Tatoo”; en el uso de caracteres alfanuméricos: “A2Caras” (copiadora), para que el transeúnte interprete rápidamente el significado; y, en algunas ocasiones, una broma o un guiño: “8 apellidos castellanos” (al menos) o “el último”, si eso era posible en la taberna.

De Casa Paco a Paco’s

En los años 70 y 80 la moda llegó con el uso (y abuso) del inglés o el francés para referirse a los negocios. Todas las tiendas de moda eran boutiques y por supuesto eran muy chic; Así, con la proliferación de pubs gracias al turismo, “Casa Paco” pasó a ser “Paco’s”.

Actualmente, el inglés se está extendiendo en nombres de empresas y marcas y en publicidad, debido a la ubicuidad de este idioma en los ámbitos cultural, político y económico. A pesar de esto, la lengua materna suele generar confianza y familiaridad. Así, encontraremos “Stara Botica” para alojamiento en la ciudad frente al parque “apellido” o la playa en un hotel junto al mar.

En los últimos años se ha ampliado enormemente la investigación sobre este y otros comportamientos lingüísticos en lo que respecta a su influencia sociocultural. Es un reflejo vivo de la sociedad multicultural y multilingüe actual.

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Uso correcto del lenguaje.

Hay un aspecto menos descriptivo y más prescriptivo del paisaje lingüístico que también es importante: el papel que tienen los signos y mensajes escritos que nos rodean como elemento didáctico para el ciudadano.

La información pública, tanto en términos de mensajes públicos oficiales (en transporte público, en edificios institucionales…) como en carteles y carteles de empresas privadas, debe tenerse en cuenta por higiene cultural y lingüística.

Por ejemplo, leer “cafetería” o “pelukueria” en lugar de “cafetería” o “peluquería” puede afectar cómo terminamos pensando que se escriben estas palabras. El panorama lingüístico debería ayudarnos a fijar la forma correcta de escribir en nuestras retinas.

Signo de agencia. Inmaculada Sanz Mateos. ¿Errores sin importancia?

Si salimos a caminar y miramos atentamente todo lo que está escrito, podremos entender cuántas faltas de ortografía se cometen en las calles y señales viales, así como en la información, institucional o privada, de usuario o cliente.

En muchas ciudades se tiene en cuenta el mobiliario urbano, la estética de los edificios y también existen normas sobre el diseño de señales y señales. Entonces, ¿por qué los nombres de las calles o los carteles están mal escritos en las carreteras?

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¿Descubridor de América o parte de nuestro sistema digestivo? Inmaculada Sanz Mateos.

¿Cómo sabemos si una calle con la etiqueta “Colón” está dedicada a un almirante famoso o a parte de nuestra anatomía?

Por curiosos o divertidos que sean algunos errores, se corre el riesgo de crear auténtica confusión, y los ciudadanos dedicados a la ortografía no deberían ser quienes tengan que corregirlos.

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Una calle de Valladolid, en algunas zonas corregida espontáneamente por un vecino. Inmaculada Sanz Mateos.

¿Y qué pasa cuando la inteligencia artificial de los sistemas de navegación decide los nombres y la ortografía? Durante mucho tiempo, el “Paseo de Isabel la Católica” de Valladolid fue “Paseo de la Isabel la Católica” para Google Maps (se pronuncia católico, ya que los carteles de las calles no llevan tilde). Hoy en día, aunque se ha arreglado el sonido del navegador, el cartel de la calle y el mapa siguen sin marcar.

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Cartel sin ningún acento. Inmaculada Sanz Mateos.

Ahora que dependemos tanto de la inteligencia artificial, habría que pensar que ésta también aprende ortografía a partir de contenidos escritos, por lo que puede cometer los mismos errores que ya existen en Internet.

Con o sin máquinas, las instituciones públicas y privadas deberían cuidar no sólo de lo que se dice sino también de cómo se escribe. Sería necesario un control regulatorio más exhaustivo, como ocurre con el color o el tamaño de otros elementos urbanos. ¿No debería ser igual de importante la ortografía?


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