¿Podemos elegir el tipo de padre y madres que queremos ser?

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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¿Alguna vez te has preguntado por qué reacciona de una manera particular para tus hijos? O, tal vez, ¿sorprendiste que escuchaste la voz de la misma frase que tus padres te dijeron? Cries no es solo un acto cotidiano de amor y disciplina: también es un reflejo de nuestra historia personal y espejos de nuestras experiencias anteriores.

En psicología, los estilos de los padres se estudiaron durante décadas. Uno de los modelos teóricos más utilizados se formuló Diana Baumrnd, que se basa principalmente en estudios longitudinales establecidos por tres estilo principal: autoritario, permitido y autorizado (o democrático). Más tarde, otros expertos identificaron cuatro estilos educativos que se obtuvieron de una combinación entre afecto y control. Veamos a cada uno de ellos a continuación.

Cuatro estilo padre: ¿Qué es nuestro?

Autoritario: “Esto es lo que digo”. En este estilo, el control es importante y el afecto es en el fondo. Los padres autoritarios son estrictos, exigentes y esperan obediencia sin dudas. Aunque esto puede crear niños disciplinados, también puede llevar problemas de confianza en sí mismo y dificultades en la toma de decisiones y la comunicación de afecto.

Alemania: “Deja que los arreglen solos”. Aquí están el afecto y el control ausente. Los niños que crecen en este entorno generalmente se sienten abandonados, con consecuencias por sus autoevensiones y relaciones futuras. La incertidumbre y la inestabilidad emocional que se siente también se refleja en su desarrollo cognitivo, que muestra mayores dificultades académicas, entre otros aspectos.

Permitido: “Solo quiero que seas feliz”. ¿Somos uno de los que evita las discusiones y dejamos que nuestros hijos decidan? Padres permitidos que buscan afecto, pero extraño las normas claras. Aunque los niños crecen, sentirse seres queridos, pueden tener problemas para manejar la frustración y desarrollar autocotimas.

Autoritario (democrático): “Te amo, pero esas son las reglas”. El estilo autorizado combina afecto y control de manera saludable. Estos padres establecen normas claras, pero también son diálogos y integrales. Este enfoque fomenta la autonomía y la confianza, tanto en los niños como en una relación familiar. En consecuencia, los niños generalmente tienen un mayor nivel de competencia social más abierta y mayor y finalmente, un mayor nivel de ajuste bueno y psicológico.

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¿Qué estilo mostró mejores resultados?

En nuestro contexto, se ha demostrado que el estilo autorizado está relacionado con la buena adaptación psicológica, escolar y social de los niños. La clave de esta relación positiva está a favor. Los niños que se sienten amados y preciados desarrollan una confianza más saludable y habilidades sociales más eficientes, ya sea que las normas sean más flexibles (según lo permitido por el estilo) o más estructurado (como en un estilo autorizado). Lo básico es que el amor y el respeto mutuo guían la crianza de los hijos.

Ahora los niños necesitan limitaciones porque proporcionan seguridad y estructura. Saber lo que se espera que les ayude a comprender el mundo y desarrollar habilidades sociales y emocionales. Sin embargo, los límites no deben ser sinónimo de control estricto, sino oportunidades para la enseñanza.

Influencia de la disciplina en la crianza de los hijos

En estrecha conexión con el concepto de control o establecimiento de límites, existen técnicas disciplinarias que utilizamos para corregir el comportamiento inapropiado de nuestros hijos. La forma en que la disciplina también define nuestra relación con ellos y afecta su desarrollo emocional. Se pueden distinguir dos tipos:

Inductivo o apoyo para la disciplina, basado en la afectividad, la resonación y los premios materiales. Este tipo de disciplina fomenta el aprendizaje a accesorios positivos y comprende los estándares.

Disciplina forzada, que se basa en la coerción física, la coerción verbal y la privación. Aunque puede ser efectivo en poco tiempo, este enfoque genera miedo y puede dañar la relación de la paternalia.

Pensar en cómo disciplinar y los mensajes que transferimos es crucial para construir un entorno de respeto y aprendizaje mutuo.

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La impresión de nuestro pasado en la crianza de los hijos

Lo que vivimos en nuestra infancia deja una marca indeleble en cómo enfrentamos la paternidad. Aprendamos a ser padres y madres en la medida en que éramos hijos e hijas. Si creciéramos en el hogar autoritario, podríamos repetir ese patrón sin comprender o podríamos pasar al extremo opuesto, adoptando el estilo permitido como una forma de compensación.

Sin embargo, nuestras experiencias pasadas no son el único factor en el juego. Otros elementos, como el nivel de educación, el entorno cultural, las circunstancias económicas y el apoyo social, también afectan la forma en que criamos a sus hijos. Además, nuestra personalidad y expectativas personales también juegan un papel importante.

Pero aquí hay buenas noticias: ¡podemos escribir una nueva historia para nuestra familia! La clave es reflexionar, es mejor conocido y en camino a criar.

Algunas pautas para el levantamiento positivo y consciente son:

Revise nuestra propia historia: pensemos en cómo fue nuestra infancia. ¿Qué aspectos queremos mantener? ¿Cuál preferimos cambiar?

Defina las reglas con amor: los niños necesitan reglas claras, pero también deben entenderlas. Expliquemos por qué nos mantenemos resistentes, pero lindos. La conversación con ellos en lugar de ser purulada sin explicación fomenta la cooperación.

Promoción de la participación: que nuestros hijos piensen en ciertos estándares o consecuencias. Esto les ayuda a desarrollar autonomía y sentir responsabilidad.

Conéctese con sus emociones: cuando nuestros hijos se frustren o cometan errores, escúchalos y confirme lo que sienten. Les enseñará a administrar sus emociones y confiar en nosotros.

Siendo un modelo que sigue: más que nuestras palabras, nuestras acciones son el ejemplo más poderoso. Proporcionemos eso con nuestros procedimientos del valor que queremos transmitir.

Mírate a ti mismo: no podemos dar lo que no tenemos. El tiempo de visita a nuestro bien físico y emocional, el Being le permite recolectar de la calma y el equilibrio.

El llanto es mucho más que enseñar reglas o dar amor: es solo un viaje simple y viajar por ascenso. Pensar en nuestros estilos de padres y que es consciente de la impresión que dejamos en nuestros hijos e hijas puede marcar una diferencia transformadora, no solo en su vida, sino también en nuestras vidas.


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