Por qué algunos niños tienen dificultades con las matemáticas desde el principio (y no es por falta de esfuerzo)

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Aprender matemáticas es un desafío especial, a diferencia de otras materias escolares.

En primer lugar, requiere mucho más que memorizar estrategias o memorizar fórmulas: implica iniciar procesos mentales complejos y coordinarlos. A diferencia de otras materias o contenidos, donde puede bastar con comprender o recordar información, las matemáticas requieren transformar datos, establecer relaciones abstractas y planificar diferentes pasos para llegar a una solución.

En este proceso, la memoria de trabajo juega un papel fundamental porque permite mantener y manipular la información necesaria mientras se resuelve un problema matemático, y la velocidad de procesamiento ayuda a realizar operaciones básicas rápidamente.

Matemáticas y funciones ejecutivas.

También intervienen otras funciones ejecutivas: planificación (determinar los pasos a seguir, organizarlos en un orden lógico y seguir el progreso para evaluar posibles soluciones); inhibición (detener respuestas impulsivas o automáticas y resistir elementos externos que puedan distraer la atención durante la resolución); y flexibilidad (cambiar la estrategia cuando el procedimiento inicial no conduce al resultado esperado).

A todo ello se suma el razonamiento no verbal, entendido como la capacidad de reconocer patrones y establecer relaciones entre elementos para orientar estrategias de solución.

El lenguaje también es crucial a medida que las tareas se vuelven más complejas. Para resolver correctamente la tarea es necesario comprender el significado de las palabras y expresiones que aparecen en el enunciado. Por ejemplo, términos como “aumentar”, “eliminar” o “distribuir equitativamente” implican operaciones matemáticas específicas y, si los estudiantes no dominan este vocabulario, pueden tener dificultades para comprender lo que se les pide.

Esta interacción entre los componentes lingüísticos, el conocimiento matemático y los procesos cognitivos más generales explica por qué las dificultades en matemáticas son comunes y por qué persisten incluso cuando los estudiantes lo intentan.

Un problema que comienza temprano

La evidencia científica indica que las dificultades no dependen sólo de la inteligencia o la perseverancia (ni de dificultades específicas como la discalculia), sino de la interacción de varios factores educativos, cognitivos, matemáticos, lingüísticos y socioafectivos. Es importante conocer cuáles son y cómo se combinan, de lo contrario las dificultades se acumulan y se mantienen durante toda la fase escolar.

Las dificultades en matemáticas aparecen ya en educación infantil y se consolidan en educación primaria. No se trata simplemente de una “ausencia”: los niños con un rendimiento inicial deficiente suelen mantenerlo durante años.

Además: ¿Problemas con los números? Herramientas para la detección y tratamiento de la discalculia

Tradicionalmente, las malas puntuaciones en matemáticas en términos de coeficiente intelectual se han asociado con la discalculia antes mencionada. Hoy sabemos que este criterio es limitado: si bien en algunos casos puede estar detrás esta dificultad, en otros las causas responden a una combinación diferente de factores.

Retos a resolver en el aprendizaje de matemáticas

Las habilidades necesarias para un buen rendimiento matemático se desarrollan durante la escolarización. Algunas tareas, como la aritmética, dependen principalmente de la memoria de trabajo y de las primeras habilidades matemáticas, como contar. Otros, como la resolución de problemas que hemos comentado, requieren una mayor comprensión verbal y presentan exigencias cognitivas más complejas.

Por tanto, no todos los estudiantes se enfrentan a las mismas dificultades ni por los mismos motivos. Algunos tienen problemas para memorizar tablas aritméticas, otros tropiezan al seguir los pasos de un procedimiento o aplicarlo a situaciones nuevas. Estas dificultades pueden estar relacionadas con limitaciones en procesos generales, como la memoria o la atención, con dificultades en las habilidades lingüísticas necesarias para comprender enunciados o con déficits en conocimientos matemáticos previos.

Enseñanza flexible y personalizada.

Reconocer esta diversidad implica que la enseñanza no puede ser uniforme ni basarse en estrategias idénticas para todos los estudiantes. Debe ser flexible y adaptarse a las necesidades específicas de cada niño, lo que significa observar cómo aprende cada alumno, sugerir diferentes actividades en función de sus fortalezas y debilidades y ofrecer apoyo personalizado cuando sea necesario.

Muchos docentes ya están trabajando en esta dirección, aunque los programas y planes de estudios escolares no siempre facilitan este enfoque. Por lo tanto, es importante incluir esta diversidad en los planes de estudio y la formación de docentes.

Diferentes tipos de transportistas

Las dificultades en matemáticas no son estáticas ni encajan en un enfoque categórico simple. No hay sólo dos grupos -los que “entienden” y los que “no entienden”- sino que hay muchos niveles intermedios. Algunos estudiantes pueden mostrar problemas específicos que desaparecen con un poco de ayuda, mientras que otros necesitan un apoyo más intensivo y prolongado en el tiempo.

También es común que las dificultades se distribuyan de manera desigual entre los dominios: por ejemplo, un estudiante puede dominar el cálculo pero tener dificultades para aplicar sus conocimientos en nuevos contextos o en tareas más complejas, como la resolución de problemas.

Y lira también: ¿Qué es el método matemático ABN?

Por todas estas razones, es necesario monitorear el progreso del estudiante durante un período más largo, después del año escolar o de la evaluación especial. Sólo a través de la observación continua es posible comprender cómo se desarrollan sus habilidades, por qué persisten algunas dificultades y qué tipo de enseñanza o intervención es más eficaz para superarlas.

Estrategias de acción basadas en evidencia

Según nuestra investigación, más de una cuarta parte de los niños que tienen dificultades para aprender matemáticas en educación infantil continúan con ellas al finalizar la educación primaria.

Enfoques educativos como el modelo de Respuesta a la Intervención (RtI) o, más ampliamente, los Sistemas de Apoyo Multinivel (MTSS) han demostrado ser enfoques eficaces para organizar el trabajo en el aula.

Estos sistemas se basan en el mismo principio: ofrecen diferentes niveles de apoyo en función de las necesidades de cada estudiante, que son detectadas tempranamente mediante instrumentos de screening. Cada nivel ofrece diferentes tipos de instrucción, evaluación, intervención y apoyo, con niveles más intensivos a medida que avanza en el sistema.

Combina estrategias

Hallazgos recientes también sugieren que los programas que combinan el entrenamiento de procesos cognitivos con habilidades matemáticas específicas tienen un mayor potencial que aquellos que se centran en un aspecto.

Se ha demostrado que estrategias como identificar y construir esquemas de problemas, enseñar explícitamente secuencias de estrategias cognitivas y metacognitivas y utilizar materiales manipulativos para reducir la carga de abstracción son efectivas para ayudar a los estudiantes con debilidades cognitivas y lingüísticas.

Integrar sistemáticamente estos enfoques en la escuela no sólo mejora la adquisición de habilidades matemáticas, sino que también promueve la confianza en sí mismos y la autonomía de los estudiantes, aspectos fundamentales para su desarrollo académico y emocional.

En última instancia, una combinación de detección temprana, intervenciones estructuradas e integradoras y personalización según el perfil del alumno es la forma más eficaz de abordar las dificultades matemáticas persistentes.

Más allá del aula: el desafío social

Comprender por qué algunos niños tienen dificultades en matemáticas no es sólo una cuestión académica: estas dificultades tienen un impacto directo en las oportunidades futuras de los escolares, tanto en la educación, como en el trabajo y en la sociedad.

La evidencia muestra que la detección temprana y las intervenciones apropiadas pueden marcar una diferencia significativa. El desafío actual es transferir este conocimiento a las aulas, asegurando que ningún niño se quede atrás en el aprendizaje de un área tan importante como las matemáticas.


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