Si bien Canadá está invirtiendo miles de millones en proyectos de infraestructura y defensa nacional, se sigue pasando por alto un área crítica de inversión: la biomanufactura.
La biofabricación es la producción de productos biológicos como vacunas y terapias celulares en el volumen y calidad necesarios para el uso humano. Cubre todo lo necesario para fabricar y entregar de manera confiable productos biológicos seguros y efectivos desde el desarrollo hasta la producción comercial.
Este sector requiere no solo infraestructura física como biorreactores, salas blancas y equipos, sino también la disponibilidad de personal calificado, cadenas de suministro sólidas y control de calidad, todo ello operando bajo estrictos requisitos regulatorios.
En medio de las actuales tensiones arancelarias de Canadá con Estados Unidos, invertir en biofabricación nacional es una forma para que Canadá fortalezca su independencia económica y al mismo tiempo asegure una infraestructura de salud crítica.
Una llamada de atención para Canadá
Canadá alguna vez contó con capacidades de biofabricación de clase mundial, particularmente en la producción de vacunas. Sin embargo, en las últimas décadas la inversión interna en este sector ha desaparecido.
La financiación para investigación, capacitación e infraestructura disminuyó y, como resultado, gran parte de la industria emigró a Estados Unidos, donde más capital inicial, mercados más grandes y una infraestructura más extensa respaldaron su crecimiento.
La pandemia de COVID-19 ha dejado dolorosamente claras las consecuencias de este declive. Se gastaron miles de millones de dólares importando vacunas y terapias que podrían haberse fabricado aquí. Si bien la dependencia de Canadá de la fabricación extranjera es anterior a la pandemia, la crisis ha puesto de relieve la necesidad urgente de capacidad nacional.
Un trabajador de FedEx escanea un envío de 255.600 dosis de la vacuna Moderna COVID-19, que llegó desde Europa, al Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto en 2021. CANADIAN PRESS/Nathan Denette
Las futuras pandemias son impredecibles y la nueva infraestructura manufacturera de Canadá debe estar preparada para actuar. Esto es especialmente importante dado el actual escepticismo e indecisión sobre las vacunas.
Si los canadienses necesitan una nueva vacuna, el país debe poder producirla internamente y apoyar a otros países que carecen de acceso.
Oportunidades perdidas
La biofabricación se ha expandido más allá de las vacunas y los anticuerpos monoclonales para incluir terapias celulares y genéticas y nuevos tipos de medicamentos, como los basados en ARN.
Estos productos terapéuticos avanzados son muy innovadores, pero no encajan perfectamente en los procesos de desarrollo ni en los marcos regulatorios tradicionales. Sin los procesos de producción y la infraestructura necesarios, los países pueden perder beneficios económicos y de salud y ser vulnerables a futuras pandemias.
Por ejemplo, en Canadá se llevó a cabo una investigación para desarrollar el componente de nanopartículas lipídicas de la vacuna de ARNm. Sin embargo, cuando llegó el momento de fabricar, probar y distribuir la vacuna, Canadá carecía de infraestructura y tuvo que depender de proveedores extranjeros.

Un farmacéutico prepara la vacuna de ARNm COVID-19 de Pfizer-BioNTech en la clínica prototipo de farmacia en Halifax en marzo de 2021. PRENSA CANADIENSE/Andrew Vaughan
Históricamente, Canadá se ha destacado en investigación, pero ha tenido dificultades para traducir los descubrimientos en la fabricación nacional. Con la inversión adecuada, Canadá podría realmente aprovechar su propia innovación.
Al reconocer esta brecha, el gobierno federal ha invertido $2.3 mil millones a partir de 2023 para construir nuevas instalaciones capaces de producir productos biológicos a la velocidad y escala necesarias para futuras respuestas a la pandemia. Estas inversiones también apuntan a revitalizar la capacidad de Canadá para producir otros medicamentos más convencionales.
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Pero se necesitan inversiones más sostenibles, a la par de la financiación para otros proyectos de infraestructura y defensa nacional. El sector de la biofabricación ofrece enormes oportunidades de crecimiento económico, importantes beneficios para la salud de los canadienses y preparación para una pandemia.
El auge de la biotecnología
Las deficiencias en la capacidad de biofabricación de Canadá han impulsado la creación de una nueva coalición encabezada por la Universidad de Columbia Británica. Conocido como el Centro Canadiense de Inmunoingeniería y Biofabricación, reúne a más de 50 organizaciones de los sectores privado, público, sin fines de lucro y académico para fortalecer las capacidades de ciencias biológicas y biofabricación en Columbia Británica.
Su objetivo es acelerar la investigación biomédica aplicada, formar trabajadores altamente cualificados y ampliar la infraestructura nacional.
Es parte de un compromiso federal más amplio de 574 millones de dólares para apoyar 19 proyectos en 14 instituciones de investigación en todo Canadá. Invertir en nueva infraestructura es un paso importante hacia la reconstrucción y el fortalecimiento de la bioproducción nacional en Canadá.
Se muestra una caja de vacuna contra el tétanos, la difteria y la tos ferina durante un recorrido por las instalaciones del fabricante de vacunas Sanofi en Toronto en mayo de 2024. PRENSA CANADIENSE/Arlin McAdorey
Somos parte del grupo de investigación de la coalición y lideramos su proyecto de infraestructura emblemático, la Instalación de Fabricación de Terapéuticas Avanzadas, que se está construyendo en el campus de la UBC. La instalación, que abarca aproximadamente 20.000 metros cuadrados, apoyará la producción de productos terapéuticos avanzados como vacunas, terapias celulares y medicina regenerativa.
Acelerará la comercialización de la innovación canadiense, mejorará la atención al paciente y posicionará a Canadá como epicentro mundial de la biofabricación, al tiempo que capitalizará el auge biotecnológico de Vancouver.
La construcción del edificio ha comenzado, con una estimación para el inicio de las obras en marzo de 2028. Los proyectos incluirán la modificación de células inmunes para combatir el cáncer y proteger contra enfermedades autoinmunes y el rechazo de trasplantes, así como convertir células madre en terapias que curen o reemplacen órganos con daños terminales.
De la investigación al mercado
Las instalaciones de preparación para una pandemia tienen el potencial de generar una amplia gama de beneficios para la salud en Canadá. Una función fundamental de instalaciones como la Instalación de Fabricación de Terapéuticas Avanzadas es trasladar terapias innovadoras desde la investigación en etapa inicial a los ensayos clínicos y, en última instancia, a la aprobación del mercado.
Además de los beneficios para la salud, la terapia avanzada puede tener un impacto económico significativo. Su potencial medicinal permite a las empresas beneficiarse de precios superiores, con altos costos iniciales justificados por costos reducidos de atención médica a largo plazo.
Las versiones genéricas posteriores de estos productos biológicos, llamadas biosimilares, pueden proporcionar alternativas seguras, efectivas y rentables. En última instancia, la producción nacional permite un mayor control de precios y mantiene el dólar de atención médica en Canadá.
La industria de la biomanufactura también crea empleos de alta calidad, fomenta ecosistemas nacionales de innovación, atrae importantes fondos de capital de riesgo y respalda asociaciones farmacéuticas.
Se espera que la bioeconomía de Canadá requiera alrededor de 65.000 puestos de trabajo para 2029, lo que convierte la capacitación de la fuerza laboral en una prioridad clave. Las instalaciones de capacitación de última generación producirán una fuerza laboral altamente calificada y garantizarán que este personal calificado permanezca en Canadá.
La inversión en infraestructura nacional también fortalece el potencial exportador de Canadá. Agregar terapias avanzadas a la cartera de exportaciones del país le dará una importante ventaja comercial y permitirá a Canadá convertirse en un actor global en la biofabricación.
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