Protegemos nuestra boca con el cuidado de nuestra boca

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Cuando pensamos en la salud bucal, normalmente imaginamos dientes blancos y macizos. Pero mantener una buena higiene bucal va mucho más allá de una cuestión estética: puede afectar directamente a la salud de todo el cuerpo.

Porque lo que pasa en la boca no se queda en la boca. Las bacterias que se acumulan en sus dientes y encías pueden viajar por el cuerpo y tener consecuencias en órganos tan diferentes como el corazón o el cerebro.

Una mala salud bucal no sólo favorece la aparición de caries, pérdida de dientes o inflamación de la goma como la diabetes, aumenta el riesgo de ciertos tipos de cáncer e incluso contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.

En particular, las personas que padecen periodontitis (inflamación crónica del lado derecho causada por la acumulación de placa bacteriana) tienen más probabilidades de desarrollar complicaciones en otras partes del cuerpo. El dato es claro: el paciente con periodontitis no procesada tiene 2,5 veces más probabilidades de sufrir un ictus y casi 3 veces más probabilidades de sufrir una enfermedad cardíaca en comparación con aquellos que mantienen una buena salud bucal.

Además, la inflamación crónica asociada con la periodontitis también podría contribuir al deterioro cognitivo, como ocurre en el Alzheimer.

Alzheimer: el olvido que lo cambia todo

El Alzheimer es la causa más común de demencia neurodegenerativa. A nivel mundial, más de 57 millones de personas viven con demencia, de las cuales entre el 60% y el 70% padecen Alzheimer. En España afecta a unas 800.000 personas y se estima que su prevalencia se duplicará en los próximos 20 años.

Aunque todavía no sabemos su causa exacta, sabemos que influyen tanto factores genéticos como ambientales, incluido nuestro estilo de vida. Y aquí surge una conexión inesperada: el cuidado de los neumáticos podría desempeñar un papel protector contra la caída cognitiva.

Bacterias, seres invisibles que dejan su marca

La boca alberga alrededor de 770 especies de microorganismos que componen la microbiosidad bucal. En equilibrio, esta comunidad bacteriana realiza funciones útiles. Pero cuando la higiene es mala o hay factores que alteran este equilibrio, se multiplican las bacterias patógenas, favoreciendo el fenómeno de enfermedades como la periodontitis.

La gingivitis, una forma más leve, afecta hasta al 90% de la población y puede revertirse con una higiene adecuada. Sin embargo, si progresa, puede desarrollarse en periodontitis, condición crónica, inflamatoria e irrecuperable con consecuencias que van mucho más allá de la pérdida de dientes.

Se incluyen las bacterias, especialmente el Porfiroma Gingivalis y las moléculas ardientes que libera el sistema inmunológico al intentar combatirlas pueden viajar por la sangre y llegar a órganos distantes, como el cerebro. Allí pueden contribuir a procesos inflamatorios y al desarrollo o progreso de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

De hecho, varios estudios recientes refuerzan la hipótesis de esta conexión. En modelos animales, la exposición prolongada a bacterias toxinas como Porfiromonas Gingivalis provocó neuroinflamación, acumulación de proteína beta-amiloide y daño a la memoria, tres características típicas del Alzheimer.

La sorprendente evidencia también se encontró en humanos: la cantidad de bacterias orales en el cerebro de las personas que murieron con esta patología es hasta siete veces mayor que en aquellas que no padecieron la enfermedad.

El cepillado: una rutina que podría proteger nuestra mente

Por tanto, dedicar sólo 10 minutos al día a la higiene bucal es invertir en salud del futuro. Cada vez que nos olvidamos de cepillarnos, las bacterias se multiplican y pueden acabar en otras partes del cuerpo con efectos impredecibles.

Cepillarse los dientes, usar hilo dental y visitar al dentista no cuidan su sonrisa con regularidad: también pueden ayudar a proteger su corazón, su cerebro y posiblemente su memoria. El Alzheimer borra los recuerdos, pero hay algo que no debemos olvidar: Cuidar nuestra boca cuida nuestra mente.


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