Vivimos en el mundo donde las pantallas están en todas partes: en las aulas, en casa e incluso en nuestros bolsillos. Para niños y adolescentes, son una ventana para el aprendizaje, el entretenimiento y la conexión con el mundo. Pero el exceso de tiempo frente a ellos puede ser dañino.
Pasamos entre 6 y 7 horas frente a la pantalla. Los niños y adolescentes españoles invierten más de 3 horas, una figura duplicada los fines de semana.
Esta intensa exposición tiene problemas obvios, ya que no está dedicado a otras actividades útiles (deportes, socialización) y un impacto negativo en los problemas de salud o los trastornos de los músculos, a la pérdida de preocupación y retraso en la resolución de problemas y las comunicaciones de desarrollo en los niños.
Junto con un debate sobre los efectos de las redes sociales en la temprana edad, la detección general hace que muchas familias y maestros si la educación sin tecnología no sería mejor o al menos con menos uso de pantalla.
Pero, por otro lado, necesitamos aprender a los niños para administrar Internet y trabajar con la tecnología. La formación de jóvenes en habilidades digitales, como el pensamiento crítico y la cibergoridad, también es necesaria para el uso responsable.
¡Además, plataformas digitales como Google Classroom, Duolingo o Kahoot! Revolucionaron el aprendizaje. Hoy, es posible hacer cosas en el aula o desde el hogar que permitan la participación del aprendizaje y cómodo.
Dado este dilema de combinar protección contra el uso excesivo o el mal uso de la pantalla y la educación en competencias digitales críticas, es esencial establecer un equilibrio.
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El equilibrio es posible
Las escuelas de todo el mundo enfrentan esta obvia contradicción. El caso del éxito inspirador es que la escuela en Finlandia realizó un modelo híbrido que combinaba el aprendizaje digital con actividades prácticas. Como resultado, los estudiantes mejoraron su rendimiento académico y desarrollaron habilidades tecnológicas avanzadas.
Otro ejemplo exitoso es “aceptar sus valores” y “obtener” programas de aldeas de niños SOS en España, que promueven el uso equilibrado de la tecnología.
Estados Unidos también se une a programas como el que ha desarrollado una escuela paso a paso. Esta iniciativa enfatiza moderada y propósito a través del establecimiento de aplicaciones educativas que respaldan el desarrollo del niño y fomentan su creatividad y actividades de promoción fuera del dispositivo, como el juego en juegos y proyectos manuales. .
Materia capital
Las pantallas son herramientas que nos conectan con el conocimiento y facilitan la vida. Sin embargo, no debemos permitir convertirnos en un sustituto de experiencias humanas reales. La educación digital debe complementarse con actividades que desarrollen habilidades sociales, emocionales y físicas.
La solución al problema que causa el uso excesivo de la pantalla para no perdonar la tecnología en las aulas. Descuidar estas herramientas tecnológicas en la educación sería privar a las habilidades de los estudiantes que deberían funcionar en un mundo cada vez más interconectado.
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Alcanzar con todo el potencial
Por ejemplo, sabemos que el 70% de los niños de entre 10 y 15 años tienen un teléfono móvil inteligente en España. Son datos de alta penetración, pero qué dispositivo no lo es todo. ¿Sabes cómo aprovechar esta herramienta, excepto mirar redes o hablar con amigos? Sin señalar el uso efectivo y adecuado de Internet y las redes sociales, que faltan indignos, que son simples consumidores de lo que nos ofrece la red, limita seriamente la capacidad de integración social.
Esto está en este aspecto de la brecha digital donde las escuelas tienen una misión en línea con la tierra, proporcionando acceso a recursos tecnológicos y promoviendo posibilidades de capital. La aplicación de programas de alfabetización digital garantiza que todos los estudiantes, independientemente de su contexto socioeconómico, tengan las mismas oportunidades de éxito.
Es un desafío colectivo, los padres, los maestros y los jóvenes y los jóvenes deben trabajar juntos para construir hábitos saludables y conscientes. Necesitamos estar basados en preguntas: ¿Cómo usamos el tiempo frente a la pantalla? ¿Usamos sus beneficios o caemos en sus riesgos? Después de todo, el objetivo no es vivir sin una pantalla, sino aprender a vivir de manera inteligente con ellos.
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