La adolescencia es una fase básica y crítica del desarrollo humano. Durante este período inestable, los adolescentes experimentan numerosos cambios físicos, emocionales y sociales que pueden ser bastante desafiantes. Es una fase de construcción de identidad, mayor exposición a presiones externas y búsqueda de autonomía, que puede crear un desequilibrio emocional si no hay recursos adecuados.
Esta inestabilidad emocional aumenta el riesgo de desarrollar trastornos mentales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los siete jóvenes entre 10 y 19 años sufre. Es equivalente al 15% de los 1.300 millones de adolescentes en el mundo, que representa aproximadamente una sexta población mundial.
De hecho, los trastornos mentales se encuentran entre las principales causas de enfermedades y discapacidades en ese grupo de la población. Debemos tener en cuenta que el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Estos datos alarmantes reflejan la urgencia de implementar estrategias preventivas efectivas de la vida temprana.
Hábitos que protegen de los trastornos mentales
La depresión y la ansiedad parecen ser los cambios más comunes en los adolescentes. Comparten tanto síntomas como, en muchos casos, su tratamiento puede centrarse en similares. Numerosas terapias psicológicas que existen y los enfoques farmacológicos han demostrado herramientas eficientes.
En cuanto a la prevención, los hábitos tienen una diferencia. Evite las drogas, el tabaco y el alcohol, se rodean de un ambiente social saludable y permanecen activos son algunas de las recomendaciones de las guías actuales de salud mental. En este sentido, organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud también indican los efectos beneficiosos de la actividad física para mejorar el bien físico, psicológico y social.
Sin embargo, una gran parte de la población mundial no cumple con las recomendaciones que involucran a los más jóvenes. En el período comprendido entre 2016 y 2022. años, más del 80% de las personas entre 11 y 17 años no lograron el objetivo de realizar 60 minutos de actividad física moderada o intensa.
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Durante la adolescencia, se modifican muchos hábitos. Y entre ellos, la práctica de la actividad física y los deportes, que disminuye principalmente con el cambio de educación secundaria.
Cuatro conclusiones a la luz de la ciencia
Estudios recientes confirman la importancia de evitar estilos de vida en busca de mejorar la salud mental. Los resultados de estos documentos se pueden resumir de la siguiente manera:
1. Los adolescentes inactivos experimentan síntomas más altos de depresión y ansiedad
Los jóvenes que no hacen ejercicio regularmente son, lejos, aquellos que sufren los síntomas emocionales más negativos (tristeza, desalentador, nerviosismo y preocupación). Esto revela dos estudios recientes realizados con más de 10,000 adolescentes en España.
Se mueve regularmente no solo un cuerpo más fuerte, sino que también protege la mente. Los adolescentes activos se estima entre 20% y 30% menos de probabilidades de presentar síntomas deprimidos en comparación con sus compañeros sentados.
2 Cuanto mayor sea el nivel de actividad física y rendimiento, los menores son síntomas
El impacto positivo del deporte en la salud mental no solo depende de si no se practica o no, sino también cómo y cómo se implementa. Los adolescentes inactivos tienen hasta cuatro veces más probabilidades de sufrir síntomas depresivos moderados o graves en comparación con los atletas de alto rendimiento. Las personas en ese grupo de edad que entrenan más horas a la semana y que participan en competiciones, especialmente nacionales o internacionales, aquellos que representan un mejor estado de ánimo y menos ansiedad. Aunque el tipo de deporte parece ser una gran diferencia, esta obligación y regularidad se hacen con la que se practica.
Un estilo deportivo más activo y estructurado de adolescentes, es un mayor uso para su salud mental, especialmente si los deportes son parte de su vida diaria regularmente y motivan el camino.
3. Las adolescentes sufren más
En comparación con los niños, los adolescentes tienden a experimentar más síntomas relacionados con la ansiedad y la depresión, especialmente mientras la adolescencia progresa.
Esta diferencia se destaca de 14 o 15 años, lo que coincide con las fases de la pubertad más avanzadas. Algunos estudios muestran que los adolescentes tienen entre 50% y 70% más de probabilidades de presentar síntomas deprimidos que las parejas de sus hombres.
Las razones pueden estar relacionadas con las transformaciones hormonales, sociales y culturales. Los cambios en los niveles de estrógenos, la mayor presión estética, la comparación social en las redes, el acoso y las menos percepciones de competencia física contribuyen a esta vulnerabilidad emocional.
También se dio cuenta de que los adolescentes tienden a quedarse atrapados en pensamientos negativos, hilados sus preocupaciones sobre un estilo mental llamado por la demolición, que puede intensificar los síntomas ansiosos y depresivos.
Por lo tanto, es especialmente importante promover deportes entre los adolescentes, ayudándoles a sentirse seguros, seguidos y motivados en entornos positivos y saludables.
4. Hay beneficios duraderos
Finalmente, además de los efectos directos, un examen sistemático reciente sugiere que los niños y las niñas que practican actividades físicas en su ocio durante la infancia y la adolescencia podrían presentar el comportamiento y los beneficios para la salud a largo plazo.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es esencial que las autoridades, los entrenadores, las familias y los jóvenes entiendan que el movimiento e intensidad regular no solo está preocupado y mejora el cuerpo, sino también la mente. Promover su práctica es necesaria para la construcción de jóvenes y vida más saludables y equilibrados.
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