Un artículo reciente en The Conversation analizó la cuestión de los embalses construidos durante el régimen de Franco. Según una investigación, entre el 50% y el 70% del agua incautada en España estuvo históricamente controlada por las compañías eléctricas, no por los regantes, como proclamaba la propaganda del régimen.
Al cumplirse 50 años de la muerte de Francisco Franco, parecía un momento apropiado para presentar varios artículos que exploran aspectos del régimen que gobernó España entre 1939 y 1975.
Y también algunos desmentidos históricos que vale la pena conocer, como que los tanques fueron obra de Franco.
Esta discrepancia entre propaganda y realidad se ha extendido a muchos otros aspectos de la vida diaria, especialmente cuando se trata de derechos y libertades personales.
Restricciones legales y sociales.
La vida cotidiana estuvo marcada por numerosas restricciones legales y formas de represión.
En 1954, por ejemplo, el régimen modificó la Ley de Vagabundos y Delincuentes para incluir los actos homosexuales como una “condición peligrosa”. Las consecuencias fueron graves y desconocidas hasta hace poco: cientos de homosexuales fueron internados en la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefia, en Lanzarote, un campo de trabajos forzados en una mina con condiciones muy duras.
Para las mujeres, las restricciones fueron particularmente rígidas y, por supuesto, refutan la idea que tienen hoy muchos jóvenes de extrema derecha de que la vida era mejor bajo Franco. Las actividades que hoy consideramos básicas requieren la aprobación por escrito de un marido o de un padre: abrir una cuenta bancaria, trabajar, viajar al extranjero o gestionar bienes inmuebles.
El divorcio estaba prohibido, lo que significaba que no había escapatoria legal a situaciones de, por ejemplo, violencia doméstica. La llamada “licencia de matrimonio” no era un mero trámite burocrático, sino una manifestación jurídica de la falta de autonomía de la mitad de la población.
Instituciones de control social
Cuando las mujeres no se ajustaban al modelo establecido, existían mecanismos institucionales para “corregirlas”. El Comité para la Protección de la Mujer internaba a quienes consideraba que estaban muy por debajo del ideal de “mujer decente” definido por el régimen. Esta institución funcionó de 1941 a 1985: sorprendentemente, una década después de la muerte del dictador.
La dureza del sistema también afectó a instituciones aparentemente caritativas. La maternidad de Les Corts de Barcelona, regentada por las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, acogió a bebés abandonados y madres solteras. Los registros de estas mujeres realizados por estas monjas incluían calificaciones como “anormal”, “muy estúpida”, “negra” o “retrasada mental”, revelando el trato degradante hacia personas en situación de vulnerabilidad.
El peso simbólico del régimen
El “alcance” del régimen se extendió incluso más allá de su fin. Francisco Franco estuvo enterrado en el Valle de los Caídos hasta 2019 en un monumento cuya cruz se puede contemplar desde más de cien kilómetros a la redonda. Este monumento, construido mediante el trabajo forzado de prisioneros políticos, ha sido un recordatorio visible del poder del régimen durante décadas. El sitio está actualmente en proceso de cambiar de nombre para darle una nueva vida después de que los restos de Frank fueran trasladados a un cementerio cercano.
¿Cómo hemos cambiado?
Pero en los 50 años transcurridos desde la muerte del dictador, la sociedad española ha experimentado cambios muy importantes. Los estudios actuales sobre su desarrollo revelan aperturas en áreas como la salud mental, cambios significativos en los derechos civiles, la estructura familiar y las libertades individuales. Comparar los indicadores actuales con los del franquismo permite valorar las condiciones de vida en aquel momento desde una perspectiva histórica.
Hemos evolucionado. La libertad nos lo hizo posible. Al observar la documentación histórica, las leyes de la época y el funcionamiento de sus instituciones, emerge una realidad inevitable: la vida bajo Franco estuvo marcada por restricciones legales, control social y la ausencia de libertades básicas para grandes sectores de la población.
Hoy podemos mirarlo con distancia y decir libremente que si aquellos años fueron útiles, hoy hemos aprendido de grandes errores. Espero que nunca vuelva a suceder. Espero que este sea el último aniversario que recordemos de aquellos tiempos.
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