Si la inteligencia artificial tiene hambre de energía, ¿no se está agotando la energía nuclear?

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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Hace apenas diez años, el futuro de la energía nuclear parecía escrito. Países como Alemania, Bélgica y España han anunciado planes para cerrar gradualmente sus fábricas. El argumento era claro: alto riesgo, residuos complejos y un horizonte dominado por las fuentes de energía renovables, que ya representaron el 29,7% de la producción eléctrica mundial en 2024.

Sin embargo, el escenario ha cambiado. Hoy, varios gobiernos están reconsiderando estos cierres y las empresas tecnológicas observan con interés una fuente de energía que muchos consideraban depreciada. ¿Qué pasó? La respuesta se puede resumir en dos letras: IA.

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Nueva demanda de electricidad

El auge de la inteligencia artificial generativa ha multiplicado las necesidades informáticas de los grandes centros de datos. Los modelos de enseñanza de idiomas o los sistemas de visión por computadora requieren enormes cantidades de electricidad.

Mapa global de 10 grandes grupos de centros de datos (un grupo es un conjunto de centros de datos ubicados a menos de 100 km entre sí). El delta del río Perla incluye la capacidad combinada de Guangzhou, Shenzhen y Hong Kong (China). GV = gigavatio. Fuente: IEA, proporcionada por el autor (no reutilizar)

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el consumo mundial de electricidad de los centros de datos podría más que duplicarse para 2030, alcanzando alrededor de 945 teravatios-hora (TVh) por año, cuando la demanda en 2024 fue de 415 TWh. Este aumento sería algo menos del 3% del consumo eléctrico mundial.

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Consumo mundial de electricidad (2020-2030). Alrededor del 70% del crecimiento proyectado en la demanda de electricidad de los centros de datos entre 2025 y 2030 proviene de servidores acelerados (principalmente debido a la adopción de tecnología de inteligencia artificial). Estados Unidos y China son responsables del 80% del crecimiento del consumo de energía de los centros de datos. Fuente: IEA, proporcionada por el autor (no reutilizar)

En Europa, la Comisión Europea (CE) estima que los centros de datos representarán el 3,2% de la demanda total de electricidad en 2030, frente al 2,7% actual.

Explosión del consumo de electricidad.

Esta explosión del consumo llega en un momento en el que la disponibilidad constante y estable de electricidad es más importante que nunca. Las fuentes de energía renovables (principalmente solar y eólica) son necesarias, pero su producción intermitente requiere sistemas de respaldo. Este hecho quedó patente durante el gran apagón del 28 de abril de 2025 en la Península Ibérica, cuando un repentino apagón dejó sin electricidad a millones de personas.

Y la lira también: El crecimiento de las fuentes de energía renovables: un desafío tecnológico para los sistemas eléctricos

Por tanto, la energía nuclear ha encontrado una inesperada segunda oportunidad: ofrece estabilidad, cero emisiones directas y capacidad de funcionamiento continuo. Pero recordemos también que no es un recurso renovable ni sin impacto a largo plazo en el medio ambiente.

¿El regreso de la energía nuclear?

Francia y el Reino Unido anunciaron programas de extensión de la vida útil de sus reactores, y Estados Unidos aprobó ayudas para mantener plantas al borde del cierre. Incluso países como Japón, donde la opinión pública se vio profundamente afectada por el accidente de Fukushima, están reiniciando sus reactores paralizados.

En España, el 12 de febrero de 2025, el Congreso de los Diputados aprobó una propuesta impulsada por el PP (con el apoyo de Vox y otros partidos) que exige al gobierno prorrogar el funcionamiento de las centrales nucleares y facilitar su sostenibilidad económica, condenando el cierre gradual de las centrales previsto entre 2027 y 2035.

El argumento central es el mismo: sin energía sólida y baja en carbono, la transición energética se ralentiza. La energía nuclear, hasta ahora vista como parte del pasado, se presenta como un puente hacia un futuro descarbonizado, especialmente ante el aumento de la demanda provocado por la economía digital y la inteligencia artificial.

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Los intereses están en juego

Este cambio de rumbo no es sólo técnico, sino también económico y político. La industria nuclear (con importantes empresas en Francia, Estados Unidos y Corea del Sur) ve una oportunidad de resurgir con nuevas tecnologías, como los pequeños reactores modulares (SMR), más flexibles y con costes iniciales más bajos. Por otro lado, las grandes empresas tecnológicas (Microsoft, Google, Amazon) buscan asegurarse su propio suministro eléctrico mediante contratos directos con operadores nucleares o incluso inversiones en nuevos proyectos de generación. La confiabilidad energética se ha convertido en una ventaja competitiva clave en la carrera de la IA.

Sin embargo, no faltan sectores críticos. Los grupos ambientalistas advierten que extender la vida útil de las centrales nucleares desvía recursos que podrían usarse para priorizar las energías renovables y acelerar el almacenamiento o la eficiencia de la energía, dejando abierto el debate sobre los riesgos reales y la percepción pública. Además, dos grandes desafíos de la energía nuclear siguen sin resolver:

Seguridad en su funcionamiento frente al riesgo de fallo humano, ciberataques o envejecimiento de los reactores, como ya atestiguaron las catástrofes de Chernóbil y Fukushima.

Tratamiento de residuos, que requiere emplazamientos geológicos seguros desde hace milenios, con elevados costes y riesgos de filtración.

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¿Un regreso al pasado o simplemente un ajuste pragmático?

Desde una perspectiva de economía energética, la respuesta puede estar en el medio. La IA no ha resucitado la energía nuclear, pero ha acelerado el reconocimiento de la realidad: la descarbonización total requiere una combinación diversa de fuentes, donde la estabilidad del suministro es tan importante como la pureza.

El desafío, una vez más, no es tecnológico, sino político y social: cómo equilibrar los riesgos y beneficios de una energía que nunca desapareció por completo, pero que ahora está regresando con renovado impulso. La IA promete transformar la economía. Lo que pocos esperaban era que, en el proceso, también podría transformar el mapa energético mundial.


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