Un nuevo experimento revela que el rejuvenecimiento es posible

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
7 Lectura mínima

El envejecimiento es inevitable. Nuestras células se agotan y nuestros tejidos pierden el equilibrio. Pero ¿y si parte de ese proceso pudiera revertirse? Sí, estamos hablando de encontrar la piedra filosofal del rejuvenecimiento.

Hace apenas unos días, la prestigiosa revista científica Cell publicó un breve artículo que reaviva esta cuestión e inicia un pensamiento crítico sobre las terapias con células madre mesenquimales, tan utilizadas en algunas clínicas, que hasta el momento no han mostrado resultados sólidos en la lucha contra el envejecimiento. De hecho, en este artículo destacan que los riesgos y la variabilidad entre tratamientos han generado más dudas que certezas.

Durante años, las terapias con células madre fueron promocionadas como el futuro del rejuvenecimiento, pero la realidad era mucho menos brillante. En varios ensayos clínicos, las células trasplantadas apenas lograron integrarse en los tejidos y, cuando lo hicieron, envejecieron rápidamente o murieron sin mejoras duraderas.

Pero ahora, en el breve análisis mencionado anteriormente, los autores describen un estudio revelador que dicen marca un punto de inflexión porque se trata de un trabajo experimental enorme, detallado y sorprendente que muestra algo que nunca se había visto con tanta profundidad: el rejuvenecimiento es posible, al menos en primates.

Un estudio que lo demuestra

El trabajo al que se refieren se basa en una idea arriesgada pero lógica: si las células madre envejecidas no funcionan bien en un cuerpo que envejece, ¿por qué no modificarlas antes del trasplante para que funcionen de esa manera?

Y se pusieron manos a la obra: modificaron genéticamente células madre mesenquimales humanas para que mejoraran la función del gen FOXO3, que está directamente relacionado con el daño celular provocado por la longevidad.

FOXO3 ayuda a reparar el daño del ADN, reduce el estrés oxidativo y previene el daño de las células. Se le puede considerar, en cierto modo, un centinela molecular. Entonces los investigadores recurrieron a un “truco elegante” para mantener FOXO3 activo por más tiempo.

Con este cambio, se ha demostrado que las células son más resistentes al estrés y al daño del ADN a medida que envejecen. Y esto les llevó a bautizarlas como SRC (acrónimo de células resistentes a la senescencia o células resistentes al envejecimiento).

Pero no se quedaron en las celdas. Durante diez meses consecutivos, el equipo de investigación inyectó, cada dos semanas y por vía intravenosa, estas células en primates cynomolgus equivalentes a humanos de entre 60 y 70 años de edad. Lo que observaron no fue nada común: los órganos del primate estaban rejuvenecidos.

Órganos rejuvenecedores

El cerebro fue uno de los órganos más sensibles al tratamiento. Los animales mostraron menos atrofia cortical y mayor conectividad en el hipocampo, una región del cerebro relacionada con la memoria y el aprendizaje. Incluso se redujeron las proteínas asociadas con la enfermedad de Alzheimer. Según relojes epigenéticos basados ​​en análisis transcriptómicos (que estudian cómo se expresan los genes), algunos tipos de neuronas han “retrocedido” más de seis años en su edad biológica.

Y el efecto no se detuvo ahí. El sistema óseo mejoró su densidad, se detectaron menos inflamación crónica y menos células senescentes. Los tejidos de la piel, los músculos o el intestino presentaban patrones moleculares más jóvenes. Incluso el sistema reproductor, uno de los más afectados por el tiempo, experimentó un sorprendente rejuvenecimiento: las hembras mostraron óvulos más jóvenes y la espermatogénesis mejoró en los machos.

Quizás lo más interesante del estudio no sea sólo el rejuvenecimiento, sino la forma en que se produce. Las células trasplantadas no permanecieron en los tejidos y no reemplazaron las células viejas con células nuevas. Su efecto se debió a los exosomas, o pequeñas vesículas celulares cargadas de instrucciones moleculares que parecen reprogramar el estado funcional de otras células.

Lo realmente sorprendente es que cuando los investigadores administraron sólo exosomas, sin células, muchos de los efectos rejuvenecedores se reprodujeron, abriendo la posibilidad de terapias más seguras y fáciles de controlar.

Actualmente sólo hay resultados en primates.

¿Podremos entonces revertir nuestra edad biológica? La tentación de sacar conclusiones precipitadas es grande, pero debemos tener cuidado. Este trabajo es sólido, sí, pero aún es preclínico y se realiza en primates no humanos.

Muchas preguntas siguen abiertas. Por ejemplo, ¿son permanentes estos cambios? ¿Es seguro intervenir de esta forma durante años? ¿Qué moléculas contienen exactamente estos exosomas? ¿Se comportará el organismo humano igual que el organismo de estos primates?

Aun así, el experimento aporta evidencia de que el envejecimiento no es una pared completamente rígida, sino un proceso dinámico que responde a señales celulares, se acelera o ralentiza y puede revertirse.

Si estos resultados se consolidan, podrían cambiar la forma en que entendemos la medicina del envejecimiento. En lugar de tratar cada enfermedad relacionada con la edad por separado, se podrían intervenir al mismo tiempo todos los procesos biológicos que las causan, como la inflamación crónica, el daño celular y la pérdida de resistencia de los tejidos.

No estamos hablando de inmortalidad ni de elixires mágicos. Estamos hablando de biología celular y tisular real, medible y replicable. Y eso, en sí mismo, ya representa una revolución silenciosa.

Rejuvenecimiento: ¿para qué y para quién?

La posibilidad de revertir la edad biológica es apasionante, pero también plantea preguntas incómodas. ¿Queremos vivir más o vivir mejor? ¿Quién tendría acceso a estas terapias si algún día se vuelven seguras y efectivas?

Por otro lado, el impacto no sería sólo individual, sino que afectaría a los sistemas sanitarios, a la forma de entender el envejecimiento y, en definitiva, a nuestro propio modelo social.

Además, el riesgo de confundir estos avances con promesas simplistas “antienvejecimiento” es real. Por eso se necesitan regulaciones estrictas y evidencia clínica sólida. Está claro que el rejuvenecimiento no es sólo un desafío biológico: es también un desafío ético y social.


Descubre más desde USA Today

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Comparte este artículo
Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

es_ESSpanish

Descubre más desde USA Today

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo