Un sistema pionero con microalgas para eliminar contaminantes y promover una economía circular

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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La contaminación doméstica e industrial afecta cada vez más la calidad del agua. En muchos casos está tan sucio que ya no es potable y ya no se puede utilizar para el consumo. La expansión de la industria y la creciente demanda de productos industriales son algunas de las principales causas de este grave problema.

Producimos y consumimos cada vez más, lo que genera cada vez más residuos que acaban afectando a ríos, lagos y mares. Cuidar el agua también significa cuidar cómo vivimos y qué consumimos.

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¿Por qué utilizar microalgas?

Una de las tecnologías que se utilizan actualmente para purificar el agua contaminada es el uso de microalgas, organismos microscópicos con la capacidad de eliminar dióxido de carbono y otras sustancias nocivas del medio ambiente.

En concreto, un grupo de investigadores de la Universidad de Huelva y la Universidad de Umea (Suecia) desarrollaron un sistema para eliminar metales pesados ​​del agua. Este sistema utiliza microalgas que se adhieren a un material elaborado a partir de azufre residual y aceite de cocina usado, formando una biopelícula que atrapa cadmio, cobre y plomo.

La eliminación de estos metales es esencial, ya que se encuentran entre los más abundantes en las aguas residuales mineras. Además, la contaminación del agua por la extracción de minerales es un problema grave y generalizado.

Fotografías del Rio Tinto (Huelva). Antonio León Vaz

Encontramos dos claros ejemplos en las regiones donde se ubican las universidades mencionadas. Si bien Huelva es una provincia con una larga tradición minera ligada al entorno del río Tinto; En el norte de Suecia acaba de descubrirse el mayor depósito de tierras raras de Europa.

Un filtro natural

Las microalgas utilizadas en nuestro sistema proceden de zonas muy frías del norte de Europa. Soportan temperaturas muy bajas y días en los que casi no hay sol. Esta resistencia los hace muy especiales y útiles para la limpieza del agua, incluso en lugares con condiciones difíciles.

Los resultados de nuestro estudio, publicado en la revista Green Chemistry, demuestran que este método, además de eficaz, también es respetuoso con el medio ambiente. Como comentábamos anteriormente, lo interesante es que utiliza materiales que normalmente se desechan, como aceite de cocina usado o azufre residual de procesos industriales, para crear una especie de “filtro natural” donde las microalgas hacen su trabajo.

Gracias a este sistema se elimina del agua el 95% del cobre y cadmio y más de la mitad del plomo en tan sólo 8 horas. Esto se consigue utilizando microalgas del tipo Chlorella, que tienen forma esférica, muy pequeñas (de 1 a 5 micras) y pueden vivir en muchos lugares, como ríos, lagos o incluso aguas residuales.

Además, el proceso se puede repetir varias veces, lo que lo convierte en una solución reutilizable viable. Pero lo más sorprendente es que los metales eliminados se pueden recuperar y reutilizar. De esta forma, el sistema ofrece una doble solución sostenible: limpia el agua y reutiliza los recursos.

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Un futuro prometedor

Además de contribuir al desarrollo de esta aplicación, en la Universidad de Huelva se continúa trabajando para maximizar el potencial de este vegetal microscópico. Nuestro objetivo no es sólo eliminar los metales pesados, sino también otros contaminantes.

Un estudio recién publicado en la revista Tokics demostró que algunas microalgas también pueden “alimentarse” de compuestos orgánicos procedentes de la producción de petróleo. Se trata de contaminantes especialmente peligrosos, ya que se acumulan fácilmente en el agua y afectan a los peces, las aves y, en última instancia, a los seres humanos.

Nuestros hallazgos abren la puerta a seguir estudiando la eliminación de otros contaminantes por microalgas asociadas a otros sistemas sostenibles. Podría ser una solución prometedora a un problema para el que todavía no existe un tratamiento que funcione al 100%.

En definitiva, los distintos grupos científicos implicados en este tipo de investigaciones buscan soluciones más sostenibles y que imiten a la propia naturaleza. La idea es transformar un problema ambiental en una oportunidad: utilizar microalgas para limpiar lo que la actividad humana ensucia.


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