Un tercio de los adolescentes muestra indicaciones del uso problemático de la pantalla

Periodista ANASTACIO ALEGRIA
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Hiperconnectamente, así que vivimos. Las tecnologías han convertido nuestra realidad, hibridando nuestro verdadero yo con lo digital. Su uso de masa y extendido se refiere específicamente cuando afecta la primera infancia y la adolescencia, porque las fases de desarrollo están en las que estamos más predisponiendo el riesgo. La comunidad científica actualmente se ocupa del estudio de las posibles consecuencias del uso problemático de la tecnología en diferentes áreas.

En particular, en nuestro estudio, analizamos cómo estos dispositivos usan más de 1,000 adolescentes, entre 12 y 18 años, con la intención de identificar diferentes perfiles de uso y cómo relacionarse con el estrés, el rendimiento académico y la mediación de los padres.

La mayoría hace un uso equilibrado

De esta manera, tres formas de usar la tecnología difieren:

“Uso renovado” de perfil (en el que se encuentran el 58.8% de los adolescentes). Adolescentes que usan tecnología sana y equilibrada, sin crear interferencia con su vida personal, social o académica. Son jóvenes que no descuidan sus estudios para pasar demasiadas horas frente a la pantalla, ni se descubren por la noche usando estos dispositivos.

El segundo perfil estudiantil se llama “indicación de uso problemático” y consta del 30.4% del total de encuestados (más de 300 jóvenes). Son aquellos que comienzan a emitir señales preocupantes (cierta ansiedad si no revisan el móvil, más tiempo del que lleva la tecnología en línea o de instalar en su vida diaria).

El tercer grupo hace lo que llamamos “uso problemático” y asumirá el 10.7% del número total. Son los más en peligro de extinción de los efectos negativos de la tecnología, porque su uso excesivo y no controlado tiene consecuencias negativas, como la falta de sueño, el peor rendimiento académico, la irritabilidad, el estrés e incluso los conflictos familiares durante los cuales se implementan.

Los principales resultados del estudio entre 1,000 adolescentes españoles. Su propia elaboración. Estrés tecnológicamente

Nuestro estudio también muestra que los adolescentes en grupos de uso problemático tienen un mayor nivel de ansiedad relacionado con la necesidad de estar constantemente conectados. Esta sensación se asocia con “miedo a la pérdida” (miedo a faltar o foomo) e indica que el uso intensivo de la tecnología e Internet también puede significar niveles más altos de estrés.

En cuanto al papel desempeñado por las familias, pueden tener un Isaanon en el tipo de uso que los adolescentes componen sus dispositivos. En este sentido, los hallazgos sugieren que aquellos que tienen un uso más equilibrado también son aquellos que tienen la supervisión de supervisión más alta. Por otro lado, estos niños que hacen un uso problemático de la tecnología generalmente faltan mediación en línea de los padres.

¿Hay alguna diferencia entre usar un perfil con respecto al rendimiento académico?

Las consecuencias del uso problemático de las tecnologías pueden ser socio emitables, pero también académicas, porque el rendimiento escolar sufre cuando el uso es problemático.

Sin embargo, esos grupos de “uso adaptado” representan mejores resultados, lo que indica que el uso racional de la tecnología también puede ser un aprendizaje aliado.

¿Los niños ya afectan a las niñas? ¿Hay un impacto en la edad?

Es interesante enfatizar que los niños aparecen más a menudo en un grupo de uso problemático, especialmente asociado con el uso intensivo de los videojuegos. Las niñas, por el contrario, prevalecen en un grupo de uso personalizado.

Además, se observó que los problemas tienden a luchar en cursos de tamaño mediano (2. Y 3. Educación secundaria obligatoria o en España, a la edad de 13 a 15 años), en el momento en que muchos experimentan menos vigilancia y mayor autonomía.

La pregunta de que estos resultados se conocen es: ¿podemos evitar el uso problemático de casa?

Recomendaciones para evitar el uso problemático

Para evitar el uso problemático de la tecnología de adolescentes, se pueden respetar las siguientes recomendaciones:

Educar en consumo responsable. Establecer reglas de uso como el primer dispositivo móvil se entrega a menor.

Promueva el clima de confianza en el hogar para mostrar a los menores que pueden ir a los padres si ocurre algún problema en Internet.

Como adultos responsables (por ejemplo, padres, maestros o abuelos es esencial para conocer el riesgo de cibernética que pueden advertir a los menores de los peligros de los que pueden exhibir.

En centros educativos, los dispositivos electrónicos deben usarse para adquirir competencia digital, no para admitir contenido. El propósito debe ser formar ciudadanos que puedan defenderse en un mundo digitalizado.

A nivel social, la creación de una campaña de concientización masiva debe promoverse sobre los efectos nocivos del uso extendido de la tecnología y los riesgos de Internet.

En la suma, esta investigación, como la literatura anterior, nos advierte que el uso problemático de la tecnología reduce el bien emocional: ropa de cama y rendimiento académico, aspectos principales en la fase de adolescencia.

Además, nos informa que la mediación de Internet de los padres protege a los menores del uso problemático. Pero no es suficiente: la gestión de la tecnología infantil no depende exclusivamente de la educación recibida por los adolescentes en el hogar (que puede ser apoyado a través de los programas de educación de los padres), sino que es una responsabilidad compartida de la cual, como sociedad, debemos detenernos para reflexionar y avanzar para actuar.


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