Santo Domingo.- Un informe de UNICEF publicado el jueves reveló que República Dominicana registró 89 víctimas de feminicidio en 2024, lo que representa una tasa de 1,5 por cada 100.000 mujeres, un aumento respecto de los 69 casos reportados en 2023. El estudio también destaca los riesgos actuales para las niñas dominicanas31. uniones antes de los 18 años, y el 9,4% antes de los 15 años.
Según datos de la OMS citados en el informe, el 28,5% de las mujeres dominicanas de 15 a 49 años han sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja íntima en su vida, y el 22,8% en el último año. El representante interino de Unicef en el país, Anioli Sanabria, enfatizó que cada feminicidio destruye la vida de los niños y vulnera su derecho a crecer en un ambiente seguro.
Sanabria señaló que UNICEF trabaja con autoridades y organizaciones comunitarias para fortalecer los sistemas de prevención, detección y respuesta, incluyendo capacitación a familias y educadores, ampliando vías de atención y promoviendo reformas legales para proteger a niños y adolescentes. Pidió al gobierno que elimine la excepción restante en el Código Penal que permite el castigo corporal en los hogares, diciendo que esa violencia a menudo precede a los asesinatos de mujeres.
La situación en la República Dominicana refleja una crisis global más amplia. Según las Naciones Unidas, alrededor de 81.000 mujeres y niñas en todo el mundo fueron asesinadas intencionalmente en 2021, y casi 45.000 murieron a manos de sus parejas íntimas o familiares, lo que significa que, en promedio, una mujer es asesinada por alguien que conoce cada 11 minutos. ONU Mujeres destaca que el feminicidio sigue siendo “la manifestación más brutal y extrema” de la violencia de género.
A nivel mundial, el desafío es similar. Las cifras de la ONU muestran que 81.000 mujeres y niñas son asesinadas cada año, de las cuales casi 45.000 son asesinadas por sus parejas o familiares (una tasa de una cada 11 minutos). En todo el mundo, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual.
Estas cifras reflejan un aumento más amplio de la violencia de género y comunitaria, vinculado a presiones sociales, sistemas de protección débiles y una cohesión social en declive. Los países que invirtieron en programas de intervención temprana, servicios de protección y educación comunitaria experimentaron las mayores reducciones.
Para los líderes, el mensaje es claro:
La violencia no es sólo una cuestión de derechos humanos, sino también un riesgo estructural que afecta el bienestar de la fuerza laboral, el desempeño económico y el desarrollo nacional. Sigue siendo esencial fortalecer los sistemas de prevención, los marcos legales y las redes de apoyo.
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