Tener maestros de investigación líderes en su área es uno de los objetivos básicos de cualquier universidad. Pero también está interesado en tener habilidades como maestros y poder motivar e inspirar a sus alumnos.
El equilibrio ideal entre ambos aspectos se logra cuando los maestros universitarios, además de estar altamente calificados en su campo de estudio, están capacitados en el análisis teórico y crítico de los procesos educativos y en la implementación de estrategias de evaluación de acuerdo con los requisitos del aprendizaje universitario.
Porque el maestro (ya sea la universidad u otra fase educativa) no es un mero transmisor de información, sino un mediador entre las necesidades de conocimiento y capacitación, con la responsabilidad de generar un entorno de aprendizaje, que promueve la reflexión, la discusión y la capacitación integral.
¿Es suficiente ser “bueno en nuestro”?
¿Las universidades brindan una atención del alma a la capacitación didáctica de su personal docente? ¿O supone que la discusión del maestro es suficiente condición para garantizar la calidad de las clases? A diferencia de otras fases educativas, en las que se necesita una capacitación pedagógica sólida para que pueda enseñar, en la universidad, la única solicitud de enseñanza formal es obtener un título médico.
Esta laguna formativa responde en gran medida a la estructura de una carrera académica en la que la enseñanza se deja al papel secundario frente a la investigación. La evaluación y la promoción de los maestros se basan en gran medida en su producción científica. Mientras tanto, la enseñanza sigue siendo un aspecto adicional dentro de la carrera universitaria, sin mecanismos para reconocer el equivalente a las actividades de investigación, cuando en realidad, debería ser una jurisdicción básica en el desarrollo de cualquier universidad.
Autocomplaces e intuición
La falta de capacitación didáctica específica lleva a muchos maestros a enseñar bajo los mecanismos cognitivos de autocontrol, intuición, error en el éxito, reproducción experimental o imitación de modelos anteriores.
En un ecosistema de aprendizaje cada vez más complejo, que caracteriza la diversidad de los estudiantes y el progreso de metodologías o improvisaciones innovadoras o simplemente una repetición de los esquemas tradicionales son opciones competitivas.
Falta de preparación y pautas
Esta realidad afecta no solo a los estudiantes, sino también a los propios maestros. Muchos profesores universitarios, especialmente aquellos que comienzan su carrera académica, enfrentan clases sin recibir pautas sobre estrategias metodológicas, técnicas de diseño o evaluación.
La enseñanza en la Universidad implica el conocimiento experto en un tema: saber cuán efectivamente se comunica, gestionar la participación en el aula, adaptarse a los perfiles de diferentes estudiantes y fomentar el pensamiento crítico, habilidades que requieren cierto aprendizaje.
Los cursos de voluntariado para la innovación educativa o las metodologías activas no son suficientes: es esencial que la capacitación docente sea parte de la estructura de la carrera académica y que la excelencia docente se evalúe y se promueva en la misma medida que la investigación.
Tampoco es un criterio internacional en el alcance internacional que establece la naturaleza obligatoria de una cierta capacitación pedagógica para los maestros universitarios. En la mayoría de los países, obtener un doctorado es la única solicitud de acceso a la enseñanza en la educación superior. Aunque algunos sistemas comenzaron a introducir programas de capacitación en la pedagogía universitaria, generalmente no es obligatorio o estructuralmente integrado en procesos de acreditación y promociones académicas.
En el caso de España, la ley orgánica de los Sistemas Universitarios (Losi) menciona que “las universidades desarrollarán capacitación inicial y continua para enseñar actividades docentes y proporcionarán las herramientas y recursos necesarios para lograr un aprendizaje de calidad”.
Sin embargo, esta disposición no determina los criterios de esta capacitación o define los estándares mínimos en su contenido, evaluación o acreditación.
Integre la capacitación en carrera académica
Para transformar las clases de universidad y garantizar la enseñanza de calidad, es esencial adoptar medidas específicas que excedan las declaraciones de intenciones. Primero, la capacitación pedagógica de los maestros universitarios debe ser requerido en una carrera académica, estableciendo criterios claros sobre su contenido y evaluación. Esto podría lograrse a través de programas de capacitación iniciales para nuevos maestros, y luego un desarrollo profesional continuo que actualiza sus competencias didácticas.
Sin embargo, mejorar la capacitación de los maestros no es suficiente si la enseñanza continúa investigando dentro de la carrera académica. La Universidad debe suponer que la enseñanza y la generación de conocimiento son responsabilidades igualmente básicas en su misión y que el reconocimiento de la excelencia en la enseñanza no puede seguir siendo un criterio secundario. La investigación es esencial, pero no puede confundir el papel de los maestros como entrenador de futuros profesionales y ciudadanos.
Si la Universidad se esfuerza por continuar referiéndose a la transferencia de generación y conocimiento, debe asegurarse de que su personal docente tenga las herramientas necesarias para cumplir con su misión de enseñanza con la más alta calidad. Pensando en esta paradoja nos llama como maestros, que nos examinamos sinceramente en el que estamos realmente listos para enseñar y cómo podemos contribuir a la mejora de la educación y la calidad futura de esta institución.
Descubre más desde USA Today
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.