En agosto de 2025 se cumple el 80 aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Apenas un mes después del ataque, el 19 de octubre de 1945, George Orwell publicó un ensayo en el London Tribune titulado “Tú y la bomba atómica”. En él, planteó la hipótesis de qué pasaría si “las naciones más importantes celebraran un acuerdo tácito de nunca utilizar la bomba atómica entre sí”. Escribió que surgiría una “paz que no es paz” y “un estado permanente de ‘guerra fría'”, introduciendo una metáfora duradera que definiría la geopolítica durante décadas.
George Orwell. Sección del Sindicato Nacional de Periodistas
En el ensayo, Orwell también predijo la proliferación nuclear: “La bomba es increíblemente cara y su producción requiere un enorme esfuerzo industrial, como sólo tres o cuatro países en el mundo son capaces de fabricar. De hecho, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), que también se estableció hace 80 años, ahora tienen la ‘bomba’, siendo la URSS el segundo en 1949”.
Desde entonces, su amenaza ha dado forma y justificado el conflicto global. Tanto Irak como Irán han sido acusados de buscar la bomba, pero en lugar de una no proliferación diplomática, Estados Unidos e Israel, en ambos casos, han utilizado la fuerza armada para impedir que estas naciones obtengan armas nucleares.
Una de las razones por las que la ONU autorizó la Guerra del Golfo en 1991 fue la información de inteligencia de que Irak tenía un programa de armas nucleares. En 2003, Estados Unidos y el Reino Unido intentaron que la ONU autorizara una guerra similar para desmantelar las supuestas armas nucleares de Irak, basándose en información de inteligencia defectuosa plagiada de mi tesis de la Universidad de Oxford.
En junio de 2025, Israel atacó a Irán por supuestamente buscar armas nucleares, basándose también en informes de “inteligencia”. El mundo contuvo la respiración durante la guerra de 12 días que siguió, que fácilmente podría haberse convertido en un conflicto nuclear.
Hoy en día, la inteligencia artificial (IA) puede permitir que una nación o un grupo terrorista construya una bomba atómica de una manera que los contemporáneos de Orwell, como Einstein y Oppenheimer, nunca podrían haber imaginado.
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Novelas y la Guerra Fría
En 1949, apenas cuatro años después de Ti y la bomba atómica, se publicó la novela 1984 de Orwell. Se trata de una novela distópica que presagia la Guerra Fría que predijo en 1945, con tres bloques geopolíticos ficticios –Oceanía (América del Norte y Gran Bretaña), Eurasia (URSS y Europa) y Asia Oriental (China y sus vecinos)– formando una serie de alianzas en constante cambio que controlaban el territorio.

Portada de la primera edición de Mil novecientos ochenta y cuatro (1984) de George Orwell. Michael Kennard
La novela fue profética: fue escrita antes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia, y antes de que conceptos como “Primer”, “Segundo” y “Tercer Mundo” echaran raíces.
Sin embargo, su contemporáneo, el oficial de inteligencia naval británica de la Segunda Guerra Mundial, Ian Fleming, utilizó la novela para predecir un aspecto diferente de la dinámica de poder del siglo XXI. En sus tremendamente exitosas novelas de James Bond (y sus adaptaciones cinematográficas aún más populares), la mayor amenaza para la seguridad global no son los gobiernos nacionales como la URSS, sino actores individuales con superpoderes, como el cerebro criminal Ernst Stavro Blofeld y el científico Dr. No.
En las últimas décadas, la visión de Fleming del poder individual concentrado como centro de la amenaza geopolítica se ha materializado una y otra vez. En 2001, Osama bin Laden inició la Guerra Global contra el Terrorismo que duró 20 años. El magnate de los medios Rupert Murdoch tiene un poder inusual sobre la política internacional, elecciones aplastantes y grandes votaciones como la votación del Brexit en 2016. Elon Musk, no la NASA, creó el programa espacial y proporcionó Internet a Ucrania después de la invasión rusa en 2022, otorgando a SpaceX un poder no visto desde los días de la Compañía Británica de las Indias Orientales.
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IA atómica y bombas sucias
El camino para obtener armas nucleares no ha cambiado mucho desde Hiroshima, aunque la inteligencia artificial podría facilitarlo a los estados que buscan bombas atómicas. Los avances en inteligencia artificial también pueden facilitar que un grupo terrorista fabrique y detone explosivos convencionales combinados con material radiactivo, causando perturbaciones psicológicas y económicas, también conocidas como “bombas sucias”.
Los escritos de Orwell exponen la hipocresía del término, ya que nos hace preguntarnos si significa que las armas nucleares ordinarias son, por defecto, “bombas limpias”. Sin embargo, a pesar de todo el temor a un ataque terrorista improvisado con una bomba sucia, las más sucias son las cubiertas de uranio empobrecido (UE), ampliamente utilizado por las fuerzas militares occidentales.
La OU se produjo originalmente hace 80 años como un subproducto “desecho” del enriquecimiento de uranio durante el Proyecto Manhattan. Sus científicos descubrieron que podría usarse para crear armas perforantes.
Fueron utilizados por Estados Unidos y Gran Bretaña durante la Guerra del Golfo de 1991 y la Guerra de Irak de 2003. Continúan contaminando el suelo, provocando cáncer, defectos de nacimiento y otras enfermedades. Hoy en día, Ucrania no sólo sufre los efectos continuos de Chernobyl: tanto Ucrania como Rusia han estado utilizando estas armas desde 2022.
Noticias falsas en 1945
Si bien la inteligencia artificial ha amplificado lo que normalmente consideramos orwellianos (estados de vigilancia como los descritos en 1984), Orwell también escribió sobre cómo la tecnología permite la desinformación. En 1944, cuestionó los informes falsos sobre inexistentes ataques aéreos alemanes en Gran Bretaña transmitidos por la radio nazi y enfatizó su valor como propaganda en caso de una posible victoria alemana.
Hoy, 80 años después, sigue sucediendo lo mismo. En junio de 2025, durante la guerra de 12 días entre Israel e Irán, videos profundos generados por IA mostraban nubes en forma de hongo nuclear detonando sobre las instalaciones nucleares destruidas de Irán.
Hoy en día, algunos sostienen que la Guerra Fría entre Washington y Moscú nunca terminó, lo que dejó a la metáfora de Orwell un legado duradero. Sin embargo, generalmente se atribuye al autor y comentarista político estadounidense Walter Lippmann haber acuñado el término en 1947, lo que demuestra la afirmación de Orwell en la novela 1984: “Quien controla el pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado”.
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