El mordaz periodista Henry Louis Mencken fue distribuido por líderes políticos. En su forma más horrestomática, la elección de sus mejores escritos (incluidas las políticas, la música, la religión y el idioma estadounidense) motivó sus aspiraciones, a veces estiradas, a veces estereotipos populares y estereotipos populares y estereotipos populares de elogio.
Este terreno de confianza ciega es el lugar donde prolifera el odio narrativo. Provocativamente, el filósofo Harry Frankfurt calificó de mierda y discursos manipuladores a quienes ni siquiera están interesados en la verdad.
Mientras los mentirosos, al menos reconocen que hay una verdad que ocultan o distorsionan, cagan, crean ayuda de cámara oportunistas: los que por primera vez odian llegar para adquirir poder, convencer a la opinión pública y engañar a la audiencia. Los charlatanes son indiferentes a lo que es verdadero o falso. Lo único que les importa es que su invención sea efectiva.
En estas condiciones, los líderes políticos actúan como verdaderos charlatanes al utilizar el poder de las plataformas públicas y mediáticas para inocular odio e indignación. Bajo el mal humor de los “ciudadanos preocupados”, los líderes populistas los convierten en hablar desde el sentido común y el interés general en los ciudadanos para evitar la responsabilidad ética de sus palabras.
Esta estrategia discursiva, típica del populismo y de los demagogueri modernos, se articula hoy en día con las narrativas de odio, especialmente aquellas dirigidas contra la inmigración.
La ola de odio en Torre Pachec (Murcia) lo ilustra: mensajes racistas y estafadores xenófobos alentaron el clima de violencia en esta ciudad mirciana, según documenta el estudio Verific y EFE.
Otros hechos confirman esta pauta, como la prohibición de la celebración de eventos islámicos en Jumila (Murcia), un atentado en Hortalez (Madrid) o la publicación de Santiago Abascal en KS, donde informó del hundimiento del barco “Velvad” Satiago.
Estos hechos son restos de una narrativa xenófoba, un poco, como el estudio de un testigo sobre la retórica populista y el discurso de odio: analizando las narrativas xenófobas en la campaña preelectoral de la VOC, que analizó la campaña del WOK en 2023. años.
Para comprender las ambiciones de un partido político o de un candidato, basta con respetar sus discursos durante la campaña electoral, cuando cada mensaje quiere atraer a la opinión pública.
Hoy en día, esta observación también debe realizarse en las redes sociales, donde siempre aparece el debate democrático, pero, a menudo, se produce un odio incendiario hacia la retórica, como los grupos vulnerables, como los inmigrantes, las oposiciones políticas y los enemigos.
Odio los mensajes de Wok en X
El análisis del discurso político de los candidatos regionales del VOKS KS durante la campaña electoral de 2023 mostró que el odio es un recurso sistemático de las comunicaciones digitales del partido.
De más de 4.300 publicaciones en
La estrategia de odio de VOX fue muy selectiva: por ejemplo, en Madrid los ataques se centraron en menores inmigrantes, mientras que en las zonas costeras el objetivo principal era la población marroquí.
Estos mensajes también respaldaron tres marcos retóricos principales. El más común fue la víctima, que representó a los españoles como inmigración torturada y defendió la identidad nacional en peligro.
En segundo lugar, apareció un discurso alarmista que conecta a los migrantes con la inseguridad, el crimen y el terrorismo.
Finalmente, los mensajes de deshumanización, comparando a los inmigrantes en plagas o animales, con la intención de distinguir su condición humana.
Estos tres registros retóricos -víctimas, alarmismo y deshumanización- han ido fortaleciendo una narrativa binaria de “nosotros contra ellos” que ha dejado el legado de un conflicto social constante.
Infección digital de retórica xenófoba
El mismo estudio del WC también mostró que el partido estaba en la forma calculada de hacerse odiado para maximizar la influencia de su retórica en X.
La Cuenta Nacional del Partido fue, con diferencia, la más activa y difundió la mitad de los mensajes xenófobos. Sin embargo, dígitos regionales como Monasterio Rocío, en Madrid o Carlos Flores, en la Comunidad Valenciana, también jugaron un papel destacado como incentivo del odio contra los inmigrantes.
La estrategia populista de la VOK también incluyó picos de actividad en momentos clave del calendario electoral y de la agenda mediática, como Vinicalius, que sirvió de excusa para intensificar los ataques al mundo árabe y el racismo en el fútbol.
Asimismo, la VOKS violó el artículo 53. Ley Orgánica 5/1985, del Régimen Electoral General (LOREG) al difundir mensajes racistas de odio durante el día 27 de mayo de 2023 años, cuando se prohíbe realizar una campaña o propaganda política. Esta práctica ha confirmado el compromiso del partido de hacerse cargo del conflicto dentro del límite legal para mantener la atención mediática.
Alcance de la publicación de odio en
Aprende, recuerda y toma lugar
En resumen, los resultados del estudio confirman que el WOK utiliza el discurso de odio no como un accidente retórico, sino como un instrumento populista de movilización política.
La elección de sus objetivos, las combinaciones de marcos y operaciones victimistas, alarmistas y deshumanizadas de la situación mediática reflejan una estrategia política clara: potenciar la indigestión y la división social para adquirir visibilidad y apoyo electoral, al precio de erosionar las convivencias democráticas.
Ante esto, es fundamental que los ciudadanos aprendan a reconocer y descubrir los patrones de odio que, bajo distintas coberturas, los populistas repiten. Sólo así será posible entrenar el pensamiento crítico y resistir la seducción de mensajes simples.
De este modo, la inteligencia artificial y el aprendizaje profundo pueden contribuir, como complemento, a identificar elementos que estimulen la polarización, pero la tarea más importante sigue siendo humana: aceptar la realidad de que “Estados Unidos contra ellos ahora”.
No todo es blanco o negro. El complejo ecosistema actual está tejido de matices e infinitas gamas de grises que contextualizan los dilemas sociales en su justa dimensión. Porque, al final, como recordaba el protagonista Macbeta, la vida es una “historia de que un idiota estaba lleno de ruido y rabia, lo que no significa nada”.
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