En 1967. Marta Cinta fue el primer ballet de ballet de Nueva York. Casi 50 años después, en 2014. Llegó al diagnóstico de Alza con la enfermedad de Alzheimer. Allí pasó su última vida, hasta marzo de 2020. El año murió.
Después de ingresar al centro, muchos pensaron no era “nada de eso”. Sin embargo, un día, el terapeuta que formó parte de la iniciativa “Música para Awakening” decidió establecer la música del famoso Ballet Lake Labud Piotra Ilich Chaikovski, y la reacción de Mart fue emocionante todo el país.
La artista española comenzó a bailar en su silla de ruedas, moviendo las manos con un delicado que hizo a alguien una enfermedad.
La tira de baile de Marta en la etapa en la que ya tenía un estado de enfermedad avanzado que muchos piensan sobre la posibilidad de reorganizar el tratamiento de Alzheimer: ¿qué pasa si la esencia de las cosas está en cómo entendemos a las personas mayores que sufren esta enfermedad?
Definición de capacidades internas
Para responder a esa pregunta, se refiere principalmente al concepto de capacidades internas, introducida en 2015. Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Informe Mundial de Salud y Salud. Según sus autores, el concepto se refiere a todas las habilidades físicas y mentales del individuo en un momento dado, no solo sus deficiencias y enfermedades.
Desde entonces, que identifica cinco dimensiones principales de capacidades internas: locomoción, cognición, estado psicológico, vitalidad y habilidades sensoriales (definidas por la audición y visión de una persona).
Un enfoque más positivo
Actualmente, las personas mayores buscan ayuda médica cuando ya ha habido una disminución obvia en sus habilidades o cuando ocurrió un evento adverso. Sin embargo, la evidencia científica muestra que el deterioro funcional puede manifestarse antes de los obvios síntomas clínicos de la demencia. Además, sabemos que este desgaste puede retrasarse o abarcar si se implementan intervenciones apropiadas.
A partir de esta lógica, la capacidad interna se centra en evaluar el mantenimiento de la capacidad (no los que se pierden) y puede ser específicamente crucial en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Anticipación como estrategia
La enfermedad de Alzheimer, la patología neurodegenerativa crónica y progresiva, se ha abordado tradicionalmente desde una sola y exclusiva en la pérdida de memoria. Sin embargo, esta concepción puede considerarse reducciones, ya que minimiza a una persona para deteriorar e invisibles capacidades que permanecen intactas como capacidad sensorial, psicológica o motor.
Un enfoque de capacidad interna es todo lo contrario: observar, prevenir y almacenar. De hecho, la detección temprana del deterioro de cualquier capacidad puede ayudarnos a crear intervenciones individualizadas y eficientes que ayuden a mantener el interior apropiado de la capacidad durante mucho tiempo.
Además, el deterioro en cualquiera de los dominios de las capacidades internas puede conducir a una reacción en cadena. Por ejemplo, la pérdida de audición no se detectó a tiempo puede conducir al aislamiento social, lo que podría afectar el estado de ánimo al promover varios estilos de vida sentados.
Mejorar la vida de las personas con Alzheimer
Según el último informe mundial sobre la enfermedad de Alzheimer, aproximadamente el 40% de los casos de demencia pueden prevenirse o retrasar en doce factores de riesgo durante la vida, como la educación, la inactividad física, la hipertensión o la salud auditiva.
Factores de riesgo relacionados con la prevención de Alzheimer.
Estos factores están presentes en etapas muy tempranas, por lo que la prevención no es solo la responsabilidad del sistema de salud, sino también las políticas públicas, las comunidades y el entorno educativo.
El tratamiento de ellos no requiere intervenciones clínicas complejas, sino estrategias individuales y comunitarias que ayudan a mejorar la capacidad intrínseca de estos individuos. Por ejemplo, la promoción de la actividad física que fortalece la dimensión de las locomotoras; La aplicación de terapias de estimulación cognitiva y sensorial ayuda a mejorar el conocimiento; O crear espacios para las reuniones de edad avanzada, para su importante cuando se ocupan del aspecto psicológico.
En resumen, las pruebas clínicas externas y los nuevos biomarcadores, la capacidad de registro podría convertirse en un arma fuerte para predecir los efectos de Alzheimer y mejorar la vida de quienes lo sufren.
El estudio longitudinal en el que el camino de las capacidades internas en casi 15,000 personas mostró que la disminución en el dominio, como la locomoción o la cognición, prevé una gran confiabilidad de la aparición de demencia, discapacidad y mortalidad.
Objetivo: Preservación de la independencia
Hemos visto la utilidad de las capacidades internas para un nuevo enfoque para la enfermedad de Alzheimer, pero también establecidos como uno de los principales conceptos para comprender el envejecimiento saludable. Esto se recopila en una década de envejecimiento saludable (año 20-2030), un documento que muestra la estrategia del envejecimiento y la salud de la OMS.
El informe define un envejecimiento saludable, como el “proceso de promoción y mantenimiento de capacidades funcionales, lo que facilita el bien de la edad avanzada”. Del mismo modo, sus autores indican la calidad de vida de los mayores y sus familias, así como las comunidades en las que viven juntos, como el objetivo principal del envejecimiento saludable.
Para lograr esto, que propone cuatro áreas de acción básicas para cambiar del modelo de adicción al modelo de participación activa:
Cambiar la forma en que pensamos sobre la edad y el envejecimiento. Cree comunidades que apoyen las habilidades de los ancianos. Ofrezca integrado y cuidado a una persona. Acceso a la garantía a un largo cuidado cuando sea necesario.
El conocimiento y la comprensión de las dimensiones compuestas por la capacidad interna y los factores de riesgo que afectan el comienzo y el progreso de la demencia permitirían el desarrollo de estrategias destinadas a preservar las habilidades físicas y mentales de los ancianos. Por ejemplo, actividades dirigidas como entrenamiento funcional o estimulación cognitiva.
Como si esto no fuera suficiente, involucrar la evaluación de capacidades internas durante la vida podría mejorar la comprensión de los vínculos en los procesos que son el envejecimiento básico y la adherencia a los estilos de vida saludables.
La promoción de estos hábitos no solo aumentaría los beneficios que proporciona su práctica, sino que también favorecería su mantenimiento a largo plazo, promoviendo el envejecimiento activo, saludable e independiente.
Descubre más desde USA Today
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.