En agosto pasado, asistimos a un mes de verano con registros históricos en términos de olas de calor, el último es más difícil de ser más intenso, porque hay registros, excede todo lo anterior.
En los últimos años, se convirtió en un mantra: son cada vez más permanentes e intensos. Este escenario crea interminables reacciones sociales, de redes y políticas. Busque una pregunta repetitiva: ¿Puede la ciudad prepararse para la ola de calor?
Comenzamos no todas las ciudades son las mismas. Difieren en tamaño, distribución, población, densidad o tipología de construcción. La historia también pesa: los tejidos de viaje, los cuadrados, las calles estrechas o los edificios emblemáticos indican un comportamiento diferente hacia los fenómenos climáticos.
En España y en Europa, una ciudad consolidada reduce un margen de cambio. Sus materiales, colores y condiciones de morfología se absorben o reflejan la radiación solar, junto a su respuesta a la lluvia o al viento.
Cambio climático y transformación urbana
A lo largo de la historia, las ciudades se han adaptado al cambio económico y social. Sin embargo, el siglo XXI, el período de posguerra, el exodo rural y la industrialización causaron un crecimiento urbano acelerado, con hogares de baja calidad.
La crisis energética de los años 70 ha introducido el ahorro de energía y las últimas décadas de globalización y consumo aumentó el cambio climático. Para enfatizar, el acceso masivo al tráfico aéreo, el aire acondicionado y un vehículo privado exacerban aún más el problema.
El impacto está más reforzado en grandes ciudades. El tráfico, la contaminación, la infraestructura de concreto y el asfalto, así como la falta de tonos y vegetación, fortalecen la isla del calor urbano.
El cambio climático aumenta la frecuencia de fenómenos extremos (ondas de calor, sequía, inundaciones, incendios o frío extremo), lo que agregó migraciones en áreas urbanas en busca de servicios y seguridad, enfatiza aún más la capacidad de las ciudades para responder.
Cómo detener la hostilidad de un clima urbano
Muchas ciudades hoy ofrecen una respuesta enemiga a eventos extremos. Esta enemistad convierte espacios públicos en medidas no calificadas, convirtiéndose en “sin un lugar” en palabras del antropólogo francés Marc Auga. La ausencia de árboles, exclusión de fuentes de agua o parques infantiles inutilizables en verano son ejemplos claros.
Las soluciones no deben ser aisladas ni temporales, sino integrales, sostenibles y participativas. Las sugerencias como la sombra ineficiente o el mantenimiento del aula escolar activa a más de 30 ° C ilustran cuántas pequeñas respuestas parciales sirven. Es crucial desarrollar estrategias coordinadas entre administraciones, edificios y ciudadanía.
Entre las soluciones que permiten que las ciudades sean calentadas para ajustar:
Rehabilitación y eficiencia energética: dar fachadas de aislamiento prioritario, cubierta y ventanas, inclusión de pintura y colores claros que reducen la absorción solar y la explotación de energía libre. En los climas continentales, estas medidas son esenciales para equilibrar el frío y el calor.
Uso responsable de la energía: reduzca el aire acondicionado y el calentamiento, incluso si provienen de fuentes renovables, después del principio suficiente de energía: use solo la energía necesaria. Por supuesto, nunca por daños a la salud o al bien, siendo siempre una prioridad para equipos más eficientes y sin olvidar la calidad del aire interior.
Infraestructura verde: Coverdors and Vegetable Walls, Urban Orchards, Trees and Parks con especies compatibles, gestionar efectivamente puede reducir la temperatura ambiental y mejorar el celismo.
Infraestructura azul: fuentes, estanques, cursos de agua o habitaciones lluviosas ayudan a refrescar la atmósfera urbana, especialmente en las horas centrales del día.
Transporte sostenible: las redes eficientes de transporte público, las tiras de bicicletas y los peatones reducen la contaminación y la producción de islas de calor. Modelos como Supermanzane Barcelona o una ciudad de 15 minutos en París son golpeados cerca y hábitat.
¿Y qué hay de los refugios climáticos? Sin duda se multiplican en los últimos años como un oasis urbano. Sin embargo, cuando tienen temperaturas muy diferentes del resto de la ciudad, pueden generar estrés por calor en personas vulnerables. También se recomiendan espacios intermedios oportunos diseñados que permitan una transición gradual.
No olvides las olas frías
El ajuste no solo debe centrarse en las altas temperaturas: los edificios también deben acomodar el calor en invierno. Hay materiales termopticales que cambian de color según la temperatura, así como los materiales de cambio de fase (PCM) que acumulan calor y modifican su patrimonio. Otras soluciones efectivas incluyen jardines verticales caducados, sombreado móvil o sistemas de toldos urbanos organizados en el verano.
Mientras tanto, Biomimética ofrece innovación inspirada en la naturaleza, capaz de ajustar las fachadas dinámicas dinámicamente y cubre dinámicamente. Aunque al principio son caros, abren el camino a la resistencia de las ciudades.
Lo que actúa es indiscutible de que no hay recetas únicas. Es necesario pensar en la escala del edificio, el vecindario y la ciudad antes de identificar la solución óptima. La orientación, los vientos predominantes, las proporciones de la calle y los muebles urbanos influyeron en las celdas. La integración de estos factores conjuntamente en el diseño urbano garantiza espacios más saludables y resistentes, siempre adaptados a las condiciones locales, sociales y climáticas.
Además de los planes estructurales globales, en ciertos eventos o temporadas críticas, puede ser útil diseñar acciones estratégicas de tiempo. Sevilla, por ejemplo, distribuye agua en la feria de abril. Y en Madrid, algunas tiendas ofrecen agua gratis en el verano. Estas medidas no reemplazan la planificación a largo plazo, sino la mitigación en tiempo de riesgo, apoyo adicional para la prevención estratégica y los planes de advertencia.
En cualquier caso, la adaptación de las ciudades a temperaturas debe garantizar la continuidad más allá de los cambios del gobierno.
Participación de gestión y ciudadanía
La información es poder. Una explicación de los ciudadanos sobre cómo mejorar sus hogares o vecinos favorecen los cambios estructurales. Los gobiernos pueden canalizar la asistencia y los recursos europeos para la rehabilitación y la eficiencia energética, confiando en la participación de comunidades locales y entidades locales.
Las oficinas únicas de Windows (OSS) son un buen ejemplo de información y consejos que fomentan la participación de los ciudadanos.
Al igual que los cambios en el tiempo, Urban Fabric también necesita hacerlo. La adaptación de las ciudades de calor no es estática: debe revisarse y ajustarse continuamente. La ciudad debe entenderse como un sistema único en el que las casas y los espacios públicos actúan de acuerdo con el clima y las soluciones sostenibles con el tiempo.
La adaptación debe ser dinámica, multiskalar y multidisciplinaria, con la participación de gobiernos, sectores privados, academias y ciudadanía. Y aunque las medidas no son baratas o rápidas, deben estar garantizadas con condiciones de trabajo y mantenimiento sostenibles, independientemente de los actores que los muevan.
Se debe compartir el éxito de la resiliencia de las ciudades: el proyecto de todos y para todos.
La versión original de este artículo fue publicada en la revista Telos, por Foundation Telephone.
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