Un mitin de Santiago Abascal, líder de la VOC, en Valencia el 13 de julio de 2023. Aitor Serra Martin/Shutterstock
Fortalecer la democracia europea requiere comprender por qué grandes sectores de la población ya no se sienten representados por los partidos tradicionales.
El proyecto UNTVIST, financiado por la Unión Europea, estudió este fenómeno desde una perspectiva de género, revelando que la falta de respuesta a las necesidades reales de hombres y mujeres contribuyó al surgimiento de formaciones populistas de derecha radical en Europa.
Su informe Fortalecer la democracia mediante la mejora de la representación de género sintetiza los resultados de 18 grupos focales celebrados en seis países –España, Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Hungría y Suiza– con personas que anteriormente votaron por partidos tradicionales y que en las últimas elecciones optaron por partidos populistas de derecha radical.
Los resultados muestran que la mayoría de estos votantes no rechazan la igualdad ni los valores democráticos, sino que expresan un profundo disgusto por los partidos tradicionales, a los que culpan de su situación.
Ignorados por un sistema que no responde a las preocupaciones cotidianas
Lo que une a estos votantes no es la ideología extremista, sino la percepción de que han sido ignorados por un sistema que no responde a sus preocupaciones cotidianas.
El estudio de UNTWIST sugiere que la crisis de representación no es un simple cambio en las preferencias electorales, sino un desafío fundamental a la calidad de la democracia.
Cuando los partidos tradicionales dejan de reflejar las preocupaciones de los sectores más vulnerables, los principios de igualdad, legitimidad e inclusión en los que se basa el sistema democrático se debilitan.
Esta falta de conexión crea un terreno fértil para los discursos populistas, que prometen dar voz a quienes se sienten ignorados. Sin embargo, la representación que ofrecen se ve distorsionada por una ideología antiliberal que tiende a instrumentalizar las demandas sociales y de género, reinterpretándolas desde valores conservadores y nacionalistas.
Donde estas fuerzas políticas han ganado poder, ha habido retrocesos en los derechos de las mujeres y las libertades individuales, lo que confirma la regresividad de su propuesta.
Frente a esto, el proyecto UNTWIST enfatiza la necesidad de reconstruir la representación democrática a partir de un conocimiento más preciso de las necesidades y experiencias de los diferentes grupos sociales, reconociendo las diferencias entre hombres y mujeres y prestando atención a las condiciones materiales que estructuran sus vidas.
Motivaciones de los nuevos votantes
Los grupos focales realizados en los seis países muestran que los votantes que cambian su apoyo a partidos populistas de derecha radical tienden a ser personas que quieren expresar su frustración con las opciones políticas tradicionales. No esperan necesariamente soluciones concretas de los nuevos partidos, pero utilizan el voto como medio de protesta.
En España, el análisis de grupos revela que el entorno familiar ocupa un lugar central en los discursos de hombres y mujeres, independientemente de la clase social.
Sin embargo, existen diferencias significativas en la forma en que se expresa el malestar. Los hombres, especialmente los de clase media, utilizan un lenguaje más abstracto y político, mientras que las mujeres, especialmente de clase trabajadora, articulan sus preocupaciones desde la experiencia cotidiana, relacionándolas con la conciliación, los cuidados y la precariedad laboral.
El estudio también identifica una sensación común de fatiga social y emocional, descrita como “fatiga de emancipación”: la percepción de que, a pesar de los avances formales en igualdad, las condiciones materiales no garantizan una vida digna o equilibrada. Este sentimiento es más pronunciado entre las mujeres, que combinan el trabajo remunerado con una carga desigual de tareas domésticas y de cuidados.
Los datos obtenidos muestran que las preocupaciones económicas son el principal impulsor del voto a los partidos populistas. Para los hombres, la atención se centra en la legislación laboral y en una sensación de desigualdad percibida en las políticas o cuotas de empleo. Las mujeres, por su parte, señalan las dificultades para conciliar trabajo y familia y exigen condiciones laborales que les permitan cumplir con sus responsabilidades de cuidado, que reivindican como propias, sin perder su autonomía económica.
El Estado de bienestar es otro ámbito de preocupación. Hombres y mujeres comparten una visión crítica del uso político del bienestar y expresan el sentimiento de que ciertos grupos reciben un apoyo inmerecido.
En el ámbito de la educación, los hombres suelen preocuparse por la pérdida de referentes culturales, mientras que las mujeres destacan la falta de oportunidades laborales para sus hijos, incluso con estudios superiores.
En el ámbito familiar, los discursos muestran tensiones entre los roles tradicionales y la nueva realidad económica. Los hombres, especialmente los de clase trabajadora, lamentan no poder sostener un hogar con un solo salario, mientras que las mujeres reclaman mayor apoyo institucional y corresponsabilidad efectiva en los cuidados.
Hacia políticas sensibles al género
A partir de estos resultados, UNTWIST propone un replanteamiento de la acción política desde una sensibilidad de género que vaya más allá de la retórica y se traduzca en medidas concretas. El objetivo no es reforzar una agenda identitaria, sino desarrollar políticas que reconozcan las diferencias en las experiencias de hombres y mujeres y que beneficien a los ciudadanos en su conjunto.
Este enfoque implica priorizar la seguridad económica, la reconciliación y la educación pública como pilares de una democracia inclusiva. Las políticas de igualdad, afirma el informe, deben presentarse como instrumentos de cohesión social, no como campos de confrontación ideológica.
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Antonia María Ruiz Jiménez es la coordinadora científica del proyecto UNTVIST. Este proyecto está financiado por el programa de investigación e innovación Horizonte Europa de la Unión Europea bajo el acuerdo de subvención no. 101060836. El consorcio del Reino Unido está financiado por Investigación e Innovación del Reino Unido (UKRI) en el marco de la Garantía de Financiamiento Horizonte Europa (Número de subvención 10066730) del Gobierno del Reino Unido. El consorcio suizo está financiado por la Secretaría de Estado de Educación, Investigación e Innovación (SERI) de Suiza (acuerdo de subvención nº 22.00615). Financiado por la Unión Europea, Investigación e Innovación del Reino Unido y la Secretaría de Estado de Educación, Investigación e Innovación de Suiza. Sin embargo, las opiniones y puntos de vista expresados son únicamente los de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la Unión Europea, la Agencia Ejecutiva Europea de Investigación (REA) u otros financiadores. Ni la Unión Europea, ni la autoridad otorgante ni otros financiadores pueden ser considerados responsables de ello.
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