Los drones se han integrado en la vida cotidiana durante la última década, en sectores tan diversos como el entretenimiento, la atención sanitaria y la construcción. También han comenzado a transformar la forma en que la gente cultiva alimentos.
En un nuevo estudio publicado en la revista Science, demostramos que el uso de drones agrícolas se ha extendido extremadamente rápidamente por todo el mundo. En nuestra investigación como científicos sociales que estudian la agricultura y el desarrollo rural, nos propusimos documentar dónde han volado los drones agrícolas en todo el mundo, qué hacen y por qué viajan tan rápido. También exploramos lo que significan estos cambios para los agricultores, el medio ambiente, el público y los gobiernos.
De juguetes a herramientas agrícolas
Hace apenas unos años, los drones agrícolas eran caros, pequeños y difíciles de usar, lo que limitaba su atractivo para los agricultores. Por el contrario, los modelos actuales pueden volar inmediatamente después de la compra y transportar cargas de hasta 100 kg (220 libras), el peso de dos bolsas de fertilizante.
Sus precios varían de un país a otro debido a impuestos, aranceles y costos de envío. En Estados Unidos, el propietario de un drone puede esperar gastar entre 20.000 y 30.000 dólares por el mismo equipo que un agricultor en China podría comprar por menos de 10.000 dólares. Sin embargo, la mayoría de los agricultores contratan proveedores de servicios, pequeñas empresas que suministran drones y pilotos por una tarifa, lo que los hace fáciles y relativamente asequibles de usar.
Vídeo promocional del dron agrícola DJI Agras T100, que puede transportar una carga útil máxima de 220 libras (100 kg).
Los drones agrícolas ahora son similares a los tractores voladores: máquinas multifuncionales que pueden realizar numerosas tareas utilizando varios accesorios de hardware. Los usos comunes de los drones en las granjas incluyen la fumigación de cultivos, la distribución de fertilizantes, la siembra de semillas, el transporte de productos, la distribución de alimento para peces, la pintura de invernaderos, el monitoreo de la ubicación y el bienestar del ganado, el mapeo de la topografía y el drenaje del campo y la medición de la salud de los cultivos. Esta versatilidad hace que los drones sean valiosos para cultivar diversos cultivos en granjas de todos los tamaños.
Salto tecnológico
Históricamente, la mayor parte de la tecnología agrícola (los tractores, por ejemplo) se extendió desde los países de ingresos altos a los de ingresos medios y luego a los de ingresos bajos a lo largo de muchas décadas. Los drones revirtieron parcialmente y aceleraron drásticamente este patrón, extendiéndose primero desde el este de Asia hasta el sudeste asiático, luego a América Latina y finalmente a América del Norte y Europa. Su uso en regiones de mayores ingresos es más limitado, pero se está acelerando rápidamente en EE.UU.
China lidera el mundo en la producción y adopción de drones agrícolas. En 2016, la empresa china presentó el primer modelo de cuadricóptero específico para la agricultura. Se informa que actualmente se utilizan allí más de 250.000 drones agrícolas. Otros países de ingresos medios también lo han adoptado con entusiasmo. Por ejemplo, se utilizaron drones en el 30% de las tierras cultivables de Tailandia en 2023, en comparación con casi ninguno en 2019, principalmente para fumigar pesticidas y esparcir fertilizantes.
En Estados Unidos, el número de drones agrícolas registrados en la Administración Federal de Aviación aumentó de unos 1.000 en enero de 2024 a unos 5.500 a mediados de 2025. Los informes de la industria sugieren que esas cifras subestiman en gran medida el uso de drones estadounidenses, ya que algunos propietarios buscan evitar el complejo proceso de registro. Los drones agrícolas en EE.UU. se utilizan principalmente para fumigar cultivos como el maíz y la soja, especialmente en zonas de difícil acceso con tractores o aviones espolvoreadores.
Más seguro, pero no exento de riesgos
En países como China, Tailandia y Vietnam, millones de pequeños agricultores han pasado del peligroso y tedioso trabajo de aplicar agroquímicos a mano con pulverizadores de mochila a utilizar algunas de las tecnologías más avanzadas del mundo, a menudo utilizando los mismos modelos populares en Estados Unidos.
Pasar de la aplicación de productos químicos con pulverizadores de mochila a drones reduce significativamente el riesgo de exposición directa a toxinas para agricultores y ganaderos.
Sin embargo, debido a que los drones generalmente rocían desde una altura de al menos 6 pies (2 metros), si se usan incorrectamente, pueden esparcir gotas que contienen pesticidas o herbicidas en granjas, vías fluviales o transeúntes vecinos. Puede dañar los cultivos y poner en peligro a las personas y la naturaleza.
¿Salvar la fuerza laboral o desplazarla?
Los drones ahorran tiempo y dinero a los agricultores. Reducen la necesidad de que los pequeños agricultores (personas que cultivan menos de 5 acres (2 hectáreas), que representan el 85% de las granjas a nivel mundial) realicen el trabajo manual peligroso y laborioso de fumigar y esparcir en sus propias granjas. También eliminan la necesidad de contratar trabajadores para hacer lo mismo.
Al eliminar algunos de los últimos trabajos físicamente exigentes que quedan en la agricultura, los drones también pueden ayudar a hacer que la agricultura sea más atractiva para los jóvenes rurales, que a menudo están desilusionados con la monotonía de la agricultura tradicional. Además, los drones crean nuevas oportunidades de empleo calificado en zonas rurales para los pilotos, muchos de los cuales son jóvenes.
Por otro lado, el uso de drones podría desplazar a trabajadores que actualmente se ganan la vida fumigando cultivos. Por ejemplo, según una estimación de China, los drones pueden cubrir entre 10 y 25 hectáreas (4 a 10 acres) de tierras de cultivo por hora cuando se fumigan pesticidas. Esto equivale al esfuerzo de entre 30 y 100 trabajadores pulverizando a mano. Es posible que los gobiernos necesiten encontrar formas de ayudar a los trabajadores desplazados a encontrar nuevos empleos.
Un trabajador agrícola llena un tanque para un dron con pesticida en aerosol en una granja en Brasil. Mateus Bonomi/Agencia Anadolu vía Getty Images El esquí es el límite
Los drones rocían y esparcen fertilizantes y semillas de manera uniforme y eficiente, para que se desperdicie menos. También pueden reducir los daños a los cultivos en el campo y utilizar menos energía que las grandes máquinas agrícolas, como los tractores.
Combinados, estos factores pueden aumentar la cantidad de alimentos que se pueden producir en cada acre de tierra, al tiempo que reducen la cantidad de recursos necesarios para producirlos. Este resultado es el santo grial para los científicos agrícolas, que lo llaman “intensificación sostenible”.
Sin embargo, la mayor parte de la evidencia hasta la fecha sobre el aumento del rendimiento agrícola asistido por drones es anecdótica o se basa en pequeños estudios o informes de la industria.
La revolución de los drones está remodelando la agricultura más rápidamente que casi cualquier tecnología anterior. En sólo cinco años, millones de agricultores de todo el mundo han adoptado los drones. Los primeros signos apuntan a grandes beneficios: mayor eficiencia, condiciones de trabajo más seguras y una vida mejor en el campo. Pero el panorama completo aún no está claro.
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