¿Qué sabemos sobre el impacto de los programas bilingües?

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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Actualmente, el 42,1% de los estudiantes de educación primaria y el 31,4% de los estudiantes de educación secundaria en España asisten a programas en los que parte de las materias se imparten en inglés.

La implementación de estos programas (en el curso escolar 2004-2005) se produjo sin que se hubieran realizado estudios que analizaran las posibles implicaciones que la citada medida podría tener en los estudiantes, lo que explica que aún hoy sea un tema de debate. Ante la duda sobre si son útiles o no, comprender lo que dice la investigación y ser consciente de sus limitaciones puede ser clave para tomar decisiones.

El debate AICLE

Lo que conocemos coloquialmente como “programas bilingües” en realidad se denominan programas de Contenido Integrado de Aprendizaje y Lengua Extranjera (CLIL o CLIL) y consisten en impartir entre un 30 y un 50% de las materias del plan de estudios en inglés.

Quienes apoyan estas medidas argumentan que el conocimiento del idioma inglés es hoy necesario y que su uso como lengua vehículo no perjudica la lengua materna ni los contenidos de la enseñanza.

Quienes se oponen a esta metodología cuestionan a qué coste aprender inglés debería ser una prioridad y creen que comprender conceptos complejos en una lengua extranjera es más difícil, lo que se traduce en una reducción y simplificación de las materias impartidas.

Este debate es tan antiguo como actual, considerando que tanto su implementación como la desaceleración (a partir de 2023) se implementaron sin evidencia que lo justifique.

¿Qué dice la ciencia?

Una de las principales críticas al programa bilingüe es que, a pesar de ser un proyecto piloto sin precedentes y el profundo cambio que significaría para el sistema educativo, se implementó sin mecanismos de control para evaluar su desempeño.

Como consecuencia de ello, hoy resulta difícil sacar conclusiones sobre los efectos que ha tenido a lo largo de los años. Si bien este es sin duda un tema que requiere mucha más investigación, algunos estudios lo han analizado; especialmente en la Comunidad de Madrid, donde estos programas llevan más tiempo funcionando.

Los resultados son iguales en secundaria

Diversas investigaciones concluyen de forma clara y sistemática que los estudiantes de programas bilingües obtienen mejores resultados en todas las competencias evaluadas (tanto en inglés como en otras materias). ¡Pero ten cuidado! Esto no necesariamente tiene que ver con el impacto del bilingüismo, porque los estudiantes que optan por estos programas suelen pertenecer a familias de mayor nivel económico y cultural, mientras que los estudiantes con menor éxito académico (por ejemplo, aquellos con dificultades de aprendizaje) suelen evitarlos. Es decir, no comparamos estudiantes con perfiles similares.

Por tanto, los estudios que aborden esta cuestión desde una perspectiva científica deben aplicar métodos estadísticos que garanticen que los grupos comparados son equivalentes en todos los aspectos que puedan afectar a los resultados. Cuando se controlan, encontramos que en la educación primaria los programas bilingües mejoran la competencia lingüística en inglés. Sin embargo, su impacto en la adquisición de otras habilidades no está del todo claro.

Algunos estudios indican que los programas bilingües reducen el nivel de conocimientos curriculares, mientras que otros confirman que no tienen ningún efecto, ni positivo ni negativo, en la adquisición de contenidos. En cualquier caso, llama la atención que todas estas diferencias entre programas bilingües y “monolingües” puedan desaparecer al final de la ESO, dado que tanto el dominio como el dominio del inglés tienden a igualarse en esta etapa.

Ámame en mi lengua materna, ódiame en una lengua extranjera

Una simple comparación de los resultados lingüísticos y curriculares puede no ser suficiente para evaluar el impacto de los programas bilingües. Por ejemplo, se ha demostrado ampliamente que pensar, leer o hablar en la lengua materna evoca emociones más intensas que hacerlo en una lengua extranjera.

Sin embargo, es difícil para la investigación cuantificar cómo afecta esto al aula. La educación, especialmente durante la educación obligatoria, no consiste sólo en impartir contenidos, sino que también se espera que estimule el pensamiento, despierte la curiosidad, cree una conciencia crítica y haga del aprendizaje un momento de disfrute.

Entonces, incluso si logramos transmitir una idea, ¿qué capacidad tienen los estudiantes para transformarla, razonarla, debatirla o preguntarse sobre ella en inglés? ¿Pueden los profesores entusiasmarse con este idioma?

La evidencia tanto a favor como en contra de los programas bilingües es limitada y es posible que al final de la ESO estas diferencias sean mínimas en cuanto a niveles de inglés y contenidos aprendidos. Mientras tanto, sería apropiado analizar si en estos programas se imparten efectivamente otros tipos de conocimientos esenciales.


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