¿Qué buscamos a la hora de elegir un videojuego para nuestros hijos, sobrinas o sobrinos? Probablemente, que no sea violento, que se adapte a su edad y que fomente la creatividad. Sin embargo, rara vez nos detenemos a pensar en una pregunta clave: ¿con quién pueden interactuar los niños pequeños mientras juegan? Muchos videojuegos permiten la comunicación directa con otros jugadores, y esa conexión puede incluir a menores y adultos desconocidos.
Videojuegos como Roblox, Minecraft, Fortnite, Among Us o Call of Duty se han convertido en referentes del entretenimiento digital entre niños y adolescentes. Más allá de su atractivo visual o dinámica de juego, todos comparten una característica que muchas familias suelen pasar por alto: permiten la comunicación directa entre jugadores, mediante chats de texto o de voz.
Esta funcionalidad, diseñada para fomentar la interacción y el trabajo en equipo, también abre la puerta a que los menores interactúen con extraños, sin filtros ni supervisión. Lo que comienza como un juego aparentemente inofensivo puede derivar en situaciones de riesgo, especialmente cuando los adultos responsables desconocen el alcance de estas herramientas de comunicación.
Disponible por defecto
En el chat de videojuegos cualquier usuario puede enviar mensajes o iniciar conversaciones privadas, ya que muchos juegos permiten la comunicación gratuita por defecto. Este enfoque sin filtros facilita que adultos desconocidos entren en contacto con menores.
Este tipo de contacto puede dar lugar a lo que se conoce como Grooming, un delito que consiste en que un adulto contacta electrónicamente con un menor “con el fin de inducirle a participar en cualquier actividad sexual”. Los chats de videojuegos se han convertido en un canal especialmente vulnerable a este fenómeno, ya que los menores suelen bajar la guardia pensando que “sólo están jugando” y nunca imaginan que podrían estar en contacto con alguien con intenciones peligrosas.
A diferencia de otros abusos sexuales en línea, que pueden ocurrir de manera más directa (como el envío de pornografía infantil, la extorsión sexual o el contacto sexual explícito directo), el acicalamiento es un proceso gradual de manipulación. En España, Save the Children realizó un análisis del acoso online en 2023 como parte de un informe denominado Por una justicia proporcionada a la infancia, en el que se revisaron casi 400 sentencias judiciales, de las cuales 33 correspondían específicamente a casos de acoso sexual o abuso sexual en línea.
Este informe encontró que las víctimas eran en su mayoría niñas (57,4%), con una edad promedio de 13 años, mientras que los agresores eran en su mayoría hombres jóvenes sin antecedentes penales. El modus operandi incluye fraude, coacción y corrupción, y en el 90% de los casos se propone un encuentro físico.
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En Europa, el Proyecto Europeo de Atención en Línea identificó patrones similares en Bélgica, Italia, Noruega y el Reino Unido. Además, se observó que entre el 19% y el 23% de los adolescentes habían recibido solicitudes sexuales de adultos en línea, con mayor prevalencia en Reino Unido y los países nórdicos, seguidos de España e Italia.
Los factores de riesgo comunes incluyen el uso intensivo de redes sociales y videojuegos, perfiles con connotaciones sexuales y baja percepción de riesgo en los hombres.
La tendencia va en aumento y los expertos insisten en la importancia de la prevención y la educación digital de las familias. De hecho, el Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatras emitió una advertencia especial sobre los riesgos asociados al chat en la plataforma Roblox. Los pediatras advierten que en algunos casos esta exposición se asocia con el fenómeno de autolesiones, acceso a material sexual explícito, ansiedad, cambios de humor y cambios significativos en el comportamiento de los menores.
¿Qué pueden hacer las familias?
La prevención comienza con la información. Es fundamental que los padres y adultos responsables conozcan las funciones de los juegos utilizados por menores. Antes de dar acceso a videojuegos online, es fundamental conocer cuáles son los videojuegos que más les interesan, sobre todo si incluyen chat y cómo se gestionan.
Necesitamos configurar correctamente los controles parentales. El seguimiento del tiempo de juego y de los juegos ayuda a detectar posibles riesgos y compartir experiencias. Fomentar la comunicación y la confianza en casa es clave para que los niños y niñas se sientan cómodos hablando de cualquier situación incómoda o sospechosa. Finalmente, debemos educarlos sobre el uso responsable de Internet, recordándoles la importancia de no compartir información personal ni aceptar llamadas de extraños, fortaleciendo su seguridad y autonomía en el entorno digital.
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Los videojuegos pueden ser una fuente de entretenimiento, aprendizaje y socialización, pero también esconden riesgos que no debemos subestimar. Los chats integrados, presentes en la mayoría de juegos online, son un canal de comunicación directo y sin filtros entre la habitación de nuestros hijos y cualquier persona en el mundo. Como adultos, es nuestra responsabilidad informar, monitorear y educar para mantener los juegos seguros. Evitemos que este canal de comunicación se convierta en un canal de victimización.
La versión original de este artículo fue publicada en la Revista Telos, de Fundación Telefónica.
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