Joel Mokir, Premio Nobel 2025: cuando la economía trabaja con la historia

REDACCION USA TODAY ESPAÑOL
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Respecto a la relación entre historia y análisis económico, el economista estadounidense Kenneth Arrow – premio Nobel en 1972 por sus teorías del equilibrio económico general y de la elección social – escribió:

¿Qué clase de médico se atrevería a diagnosticar o prescribir sin conocer primero el historial médico del paciente?

Con esta frase, Arrow reconoció que la mayoría de los economistas diagnosticaban problemas y proponían políticas económicas sin prestar atención a la historia. Y así ha permanecido casi hasta ahora.

La concesión del Premio Nobel de Economía 2025 al historiador económico Joel Mokiro parece indicar que la disciplina vuelve a ser un socio relevante en el análisis económico. El propio Banco de Suecia comienza su comunicado con una reflexión histórica:

En los últimos dos siglos, por primera vez en la historia, el mundo ha experimentado un crecimiento económico sostenido.

Economía e historia

Mokir es un historiador de tiempo completo cuyas contribuciones al estudio del cambio tecnológico han ganado un premio. Y, aunque lo comparte con dos economistas puros (Philip Agion y Peter Howitt), el orden en que se anunciaron los ganadores no es aleatorio. Además, Mokir se llevará la mitad (no un tercio) del premio: 6,5 millones de coronas suecas, unos 467.000 euros.

A este reconocimiento se suma el hecho de que en los últimos dos años se ha premiado a profesores e investigadores que, si bien no son historiadores estrictamente económicos, sí son economistas que dan un peso muy relevante a la historia. Este es el caso de Daron Acemoglu, James A. Robinson y Simon Johnson (2024) así como de Claudia Goldin (2023).

Los primeros basaron su explicación del desarrollo en la existencia de dos tipos de élites y marcos institucionales: extractivos (cuyo propósito era maximizar los ingresos de unos pocos a expensas de la mayoría de los súbditos) e inclusivos (que buscaban integrar a todos los ciudadanos en el proceso y distribución de los beneficios del desarrollo). Su argumento se basa en un análisis de numerosos ejemplos históricos de ambos tipos de marco institucional.

Claudia Goldin, por su parte, ganó el Premio Nobel -el primero concedido exclusivamente a una mujer- por sus investigaciones sobre el papel económico de las mujeres y, en particular, la brecha salarial de género.

¿Por qué ahora?

Hasta 1993, el premio nunca había sido otorgado a un historiador económico. Ese año, fue otorgado a Robert Fogel (director de la tesis de Goldin) y Douglas North por “una exploración renovada de la historia económica mediante la aplicación de teorías y métodos cuantitativos al cambio económico e institucional”. Fueron necesarios tres decenios para que los historiadores económicos volvieran a entrar en el Olimpo sueco.

La pregunta es por qué ahora. Los economistas, y los científicos sociales en general, no creen en las coincidencias, y tres premios seguidos es una racha que desafía la mera casualidad. La clave, creo, la revela una lectura atenta de los anuncios de premios. Nota: si quieres profundizar en el tema, el Banco de Suecia también distribuye una nota informativa y académica, más completa y reflexiva.

Nobel 2024: ¿por qué fracasan los países?

En el caso de Acemoglu, Robinson y Johnson, la nota de prensa comienza discutiendo la colonización de gran parte del globo por parte de los europeos, proceso que se inició a finales del siglo XV y mediante el cual se produjeron grandes cambios en los territorios colonizados. Estos cambios también afectarían a sus instituciones, pero no siempre de la misma manera.

En algunos casos, los colonizadores se comprometieron con la explotación de las poblaciones indígenas y los recursos naturales, formando lo que los autores llaman instituciones y élites extractivas. En otros, sin embargo, hubo una ocupación en la que los colonos europeos fueron más numerosos, quienes se dotaron de marcos económicos y políticos inclusivos, abiertos a una participación más o menos libre e igualitaria de todos (no todos).

La tesis de Acemoglu y Robinson es que sólo otros países han logrado escapar de la maldición de los recursos –que condena a la pobreza a los territorios donde abundan los recursos– y desarrollar economías prósperas capaces de estimular el crecimiento económico. Es, como es obvio, un análisis histórico de un problema económico: por qué fracasan los países.

Nobel 2023: las mujeres en el mercado laboral

Claudia Goldin, por su parte, fue premiada por su investigación sobre la participación de las mujeres en el mercado laboral “a lo largo de los siglos”, como se indica en el comunicado del premio. Esto destacó cómo Goldin profundizó en fuentes de archivo para estudiar los cambios en los roles de género en el lugar de trabajo. Pero la ganadora también ha publicado estudios sobre historia económica pura, desde su tesis doctoral (sobre la economía de la esclavitud) hasta diversas publicaciones sobre el papel de la mujer en el mercado laboral en los siglos XIX y XX.

Precisión matemática versus comprensión histórica

Los tres premios Nobel de Economía de los últimos tres años coinciden en que el análisis histórico es relevante para explicar procesos de largo plazo. Ya sea un crecimiento económico sostenible como resultado de la innovación técnica, el papel de las instituciones en el desarrollo económico o las diferencias de género en el empleo y los ingresos.

Todas estas preguntas se resisten a los modelos matemáticos. Aunque la otra mitad del Premio Nobel de 2025 fue para dos economistas modelistas, Philippe Aghion y Peter Howitt, su contribución se limita a un problema específico e importante: la destrucción creativa causada por los procesos de innovación, que cambian las estructuras económicas actuales.

Frente a unas ciencias económicas que llevan décadas afinando herramientas metodológicas basadas en matemáticas y datos cuantitativos, los últimos premios Nobel nos recuerdan que precisión no es lo mismo que verdad y que los procesos complejos no aceptan modelos simples.

Responde preguntas complejas

En las últimas décadas, el mundo se ha enfrentado a problemas extremadamente complejos. ¿Por qué no hemos podido acabar con la pobreza en tantos países? ¿Cómo es posible que todavía estemos sujetos a fuertes ciclos económicos marcados por crisis generales, como el de 2008? ¿Qué soluciones deberíamos buscar para el cambio climático que requieran cooperación, no competencia? ¿Cómo cambiará la inteligencia artificial nuestras formas de producción y consumo? El pensamiento y el trabajo de los historiadores económicos, incluso con conjuntos de datos menos confiables y herramientas econométricas menos sofisticadas, pueden ofrecer respuestas complejas, aunque no necesariamente precisas, a estas preguntas.

Por cierto, aunque se lo den a nuestros colegas historiadores económicos, les recuerdo que el Premio Nobel de Economía no existe: lo que la Academia Sueca entregará este miércoles 10 de diciembre a Joel Mokir, Philip Agion y Peter Howitt será el Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia, en memoria de Alf Nobel.


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